Este año se celebran 30 años desde que el Día Internacional del Agua fue propuesto en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo de Río de Janeiro en 1992, aunque su celebración oficial inició al año siguiente. A pesar del tiempo transcurrido, existen 2.200 millones de personas en el mundo que viven sin acceso a agua potable. Por eso, este 2022 la ONU presta especial atención a las aguas subterráneas y acuíferos (formaciones de rocas, arenas y gravas que contienen cantidades importantes de agua).
La importancia de las aguas subterráneas es que ayudan al buen funcionamiento de ecosistemas, así como a alimentar manantiales, ríos, lagos y humedales para llegar finalmente a los océanos.
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Un reciente estudio desarrollado por Aquafondo estima que Lima Metropolitana podría verse afectada por una crisis hídrica en los próximos 10 a 15 años si es que no se realizan o abordan soluciones sostenibles que permitan un mejor manejo y aumento de disponibilidad del recurso en la ciudad.
El Comercio conversó con María Luisa Ángeles, Gerenta de Asuntos Corporativos y Sostenibilidad de Backus, respecto a la participación de las empresas en los proyectos encabezados por Aquafondo para la rehabilitación y construcción de Amunas, canales ancestrales construidos con piedra impermeable en terrenos permeables que permiten que el agua de lluvia se infiltre al subsuelo, ayudando a mantener las aguas subterráneas.
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—¿Cuál es la participación de Backus en el proyecto Amunas?
Tenemos un fuerte compromiso con el cuidado, re- uso, donación y uso eficiente del agua. Impulsamos proyectos de infraestructura gris que contribuyan con el acceso a agua y saneamiento para más peruanos, así como proyectos de infraestructura verde en la parte alta de la cuenca de los ríos Chillón, Lurín y Rímac. En esta línea, este año junto a la cooperación alemana para el desarrollo, implementada por la GIZ, en el marco del programa develoPPP del Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo (BMZ), llevaremos a cabo el proyecto Amunas develoPPP. Así, recuperaremos 32,5 kilómetros de Amunas, sistema ancestral de siembra y cosecha de agua, de la mano de los pobladores de los distritos de San Pedro de Casta, Huachupampa, Huanza, San Juan de Iris y Carampoma.
—¿Desde cuándo han trabajado en la recuperación y mantenimiento de las Amunas?
En 2020 lanzamos el proyecto Amunas, que tiene como objetivo recuperar kilómetros del sistema ancestral del mismo nombre, que permite la siembra, cosecha y abastecimiento de agua de lluvias a pueblos que no tienen suficiente acceso al agua potable.
—Hasta ahora el plan es recuperar 32,5 kilómetros de Amunas, ¿pero hay planes para aumentar ese número?
Desde el 2020 hemos restaurado 14,4 km de Amunas y, este año, con el proyecto Amunas develoPPP tenemos contemplado recuperar 32,5 kilómetros adicionales mapeados en la sierra de Lima, en los pueblos de San Pedro de Casta, San Juan de Iris, Carampoma, Acobamba, Laraos, Huachupampa. La idea es recuperar al 2025, 67 km en total.
—¿Cuánta inversión ha implicado este proyecto?
El proyecto Amunas develoPPP ha significado una inversión de más de US$ 5 millones que incluye los insumos, servicios, asesoría técnica propia y/o de terceros, entre otros. El proyecto incrementa la infiltración del acuífero, lo que aumenta la sostenibilidad hídrica de la subcuenca Santa Eulalia y logra 3,2 millones de m3 de agua anual al 2024; y capacitará a 1.570 personas de las comunidades en el mantenimiento y operación de las Amunas.
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—¿De qué manera se benefician las poblaciones que trabajan en las Amunas?
A la fecha, la implementación del proyecto Amunas nos ha permitido generar beneficios ambientales y económicos, como la reducción de la vulnerabilidad de las comunidades ante los impactos del cambio climático en la cuenca alta y media del río Rímac para asegurar la provisión de agua en época seca. Esta iniciativa protege el ecosistema, pues evita la erosión del suelo y permite recuperar la vegetación nativa de la comunidad, además de ayudarlos a mejorar el desarrollo de sus actividades económicas, como son la agricultura, ganadería y turismo.
Nos ha permitido generar puestos de trabajo y ayudado a fortalecer sus capacidades de operación, mantenimiento y monitoreo. Solo al cierre del 2020 beneficiamos a más de 1.500 pobladores de la cuenca alta y media con agua para el desarrollo de actividades agropecuarias, sensibilizamos a 353 miembros de la comunidad y capacitamos a 20 en temas referentes a operación y mantenimiento de los canales para continuar su cuidado.
—¿Cómo nace la iniciativa del microreservorio en la comunidad campesina de San Mateo? ¿Se ha replicado en algún otro lado?
Junto a Aquafondo desarrollamos proyectos de siembra y cosecha de agua en alianza con comunidades campesinas, para garantizar la sostenibilidad del recurso, incrementar la recarga de agua y promover el cuidado de esta. De esta manera se realizaron tres proyectos: proyectos de Siembra y cosecha de agua en San Mateo, proyecto en San Pedro de Casta y el diseño e implementación del microreservorio en la comunidad campesina de San Mateo de Huanchor en Huarochirí se logró. Con este último se logró la implementación de un microreservorio de 9.000 m3 de almacenamiento, la implementación de 3.000 m de zanjas de infiltración y 854 hectáreas con infiltración hídrica, beneficiando a 200 familias permitiendo fortalecer las capacidades de 150 personas y la generación de 109 puestos de trabajo en la comunidad de San Mateo de Huanchor para la operación y mantenimiento del microreservorio Pulhua.