El movimiento de empresas B está en auge en el Planeta. Ya hay alrededor de 3.242 que han obtenido el sello, de las cuales un sexto (532) está en América Latina y, de estas, 32 son peruanas o cuentan con operaciones locales.
Este año, podrían duplicarse en nuestro país de cumplirse el plan estratégico 2020 de Sistema B, que es la asociación que las promueve en la región. “Nos encantaría duplicar el número este año y completar el perfil de pymes a empresas más tradicionales”, comenta a Día1, Ivette Johnson, directora ejecutiva de Sistema B Perú. Por “tradicionales” se refiere a corporaciones, aclara y revela que están en discusión con dos bancos.
Aunque en los últimos años muchas de ellas nacen B de la mano de emprendedores millennials (“las nacidas B”), la mayoría son compañías creadas antes de la fundación misma del movimiento en Estados Unidos en el 2006. Entre las globales, se encuentran, por ejemplo, las corporación alimenticia Danone, de marca de ropa Patagonia, de belleza Natura y la productora de berries chilena Hortifrut (que en el Perú opera en joint venture con Talsa).
“El que se hace BIC (Corporación de Beneficio Compartido, por su traducción en inglés) se compromete a un impacto positivo triple económico, social y ambiental”, explica Pedro Tarak, cofundador de Sistema B y CEO de la firma de bebidas elaboradas de yerba mate Guayakí. El propósito de la firma es regenerar el ecosistema de 200 mil hectáreas de selva tropical deforestada al tiempo que los pueblos indígenas guaraníes (Argentina), aché guayakí (Paraguay) y Kaigang (Brasil) retornan a sus lugares de origen de los que han sido desplazados.
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El compromiso -además de partir por responder un cuestionario de 200 preguntas sobre la relación con los grupos de interés (trabajadores, proveedores y distribuidores, clientes, ambiente)- supone identificar los intereses de estos últimos e incorporarlos en los estatutos.
Así, se amplía el deber fiduciario de las B, que ya no solo deben implementar estrategias para generar rentas y reportarlas a sus accionistas, sino también internalizar los intereses de largo plazo de su entorno y medir y comunicar el impacto del negocio en estos. ¿Retador, no?
QUÉ ATRAE A LAS B
Según Tarak, –a quien Día1 entrevistó a mediados de enero pasado en Lima– la comunidad se está consolidando en América Latina, incrementando la valorización y la valuación de las organizaciones. No existe información pública que demuestre el efecto que representa ser B sobre las marcas de las empresas o en sus acciones (en el caso de aquellas que cotizan en Bolsa). No obstante, según el ejecutivo, el impacto se materializa en la percepción social que generan.
“Cuando uno piensa en la inversión, piensa en el retorno anual. Pero eso no significa que la sociedad esté valorizando la empresa. En las empresas B la sociedad empieza a decir: ‘esta empresa genera una solución que yo estaba esperando de la política o de las ONG y de golpe la estoy recibiendo desde el mercado’”, sostiene.
Aun así, de acuerdo a un Danone sobre el impacto del sello “B-Corp” (del inglés Corporación B) en el mercado publicado en mayo pasado, esta es una de las certificaciones verdes menos conocidas en Estados Unidos si se la compara con “Energy Star” o “USDA Certified Organic”. Mientras nueve de cada 10 personas reconoce estas dos últimas, en el caso de “B-Corp” solo una de cuatro. Pero eso está cambiando, en particular entre los millennials y la Generación X, señala el reporte. “A pesar de su bajo perfil, el reconocimiento de B Corp está creciendo. B Corp ahora es reconocida por casi una cuarta parte de la población general, frente a una quinta parte de hace un año”, indica el reporte, provisto a Día1 por Sistema B.
Más allá de los consumidores, otro sector donde está haciendo bulla el movimiento es el sistema financiero. Así lo comentó a este suplemento Hans Eben, presidente del Pacto Global en Chile, una iniciativa de las Naciones Unidas que reúne a más de 10 mil empresas comprometidas con el desarrollo sostenible. Puso como ejemplo el caso de Hortifrut.
“A mitad de año tuvo que pedir un préstamo y el costo de ese préstamo fue menor que el del mercado por ser Empresa B”, contó el ex CEO de Unilever en el Perú y Chile en diciembre pasado, aludiendo al distinción que ha adquirido el sello como elemento diferenciador.
“Lo que quiero que pase es que el competidor de Hortifrut diga ‘mi competidor está consiguiendo deuda más barata que yo, porque es B’ y se haga la pregunta. ¿Por qué no puedo ser B?”, añadía.
EN AGENDA, LA MILLA LEGAL
Desde que surgió, el movimiento B ha sido tomando diversas formas propulsoras. Así, existe la Academia B, que incluye a cientos de representantes. Hay 25 registrados en el buscador online de Sistema B.
También han aparecido las Ciudades B (Río de Janeiro, Santiago de Chile, Edimburgo, Barcelona, Mendoza, y Córdoba en Argentina, Asunción en Paraguay). Según cuenta Tarak, estas urbes a través de sus gestores alientan a que las empresas midan de manera voluntaria su triple impacto. En esa línea, cuenta el caso de Mendoza que según indica ha comenzado a hacer licitaciones públicas, con incentivos para las B. “Te paga 5% más si sos una empresa de triple impacto”, apunta el empresario argentino.
Y el movimiento ha comenzado a crear Comunidades B, que promueven la articulación de actores mediante reuniones (hay 3 en Chile y 5 en Brasil y Argentina, en cada país, precisa), además de organizar “misiones de impacto”. Viajaron a Países Bajos en junio el 2018 y a Israel el año pasado. En esta última participaron 30 empresarios y se generaron negocios por US$1,7 millones, apunta Tarak en la entrevista.
Ahora su esperanza está puesta en calar en la arena legal, con la creación y reconocimiento de las B en las leyes generales de sociedades alrededor del mundo.
Esta figura ya existe en Italia desde el 2006 (como Società Benefit, de las que hoy existen 150, según Sistema B), en Estados Unidos en 37 estados (donde hay 8.880 B-Corp), en Colombia desde el 2018 (como Sociedades Comerciales de Beneficio e Interés Colectivo o BIC, donde se estima que hay unas 10 firmas constituidas) y en Ecuador en enero pasado (como Sociedades BIC, de Beneficio e Interés Colectivo).
En el Perú, el asunto está en el tintero. El proyecto -cuyo dictamen fue aprobado en las comisiones de Economía y Justicia en abril del año pasado–plantea la creación de un marco jurídico regulatorio para las “Sociedades BIC”.
En la propuesta normativa estas son definidas como “persona jurídica constituida o por constituirse bajo alguno de los tipos societarios previstos de la Ley General de Sociedades”. ¿Cómo se distinguirán? Según especifica, en las BIC, los socios se obligan de manera voluntaria a generar un impacto positivo en la economía y perseguir un propósito de beneficio social o ambiental.
¿Cuál sería el beneficio para la empresa? Además de las próspera relación con sus grupos de interés (un capital inmaterial valioso), una eventual ventaja frente a sus competidoras sería –como en el caso de Mendoza– el establecimiento de incentivos en licitaciones, anotan en Sistema B.
¿Y las Empresas B certificadas? ¿Qué lugar tendrían en este nuevo escenario? Ser una Sociedad Anónima Cerrada (SAC) o Sociedad Anónima (SA) y convertirse en BIC no descartaría la posibilidad de certificarse como empresa B, aclaran en la organización. En efecto, las Empresas B –cuyos sellos se renuevan cada tres años– constituidas como BIC, al ser auditadas pasarían la valla de transparencia ante el mercado, sugieren.
En ese sentido, reconocen el reto que plantea la regulación a nivel global en términos de profundización del compromiso en las BIC. ¿Se debería avanzar hacia la obligación de medir y reportar ante las instituciones públicas? El llamado “MMRV” (Medición, Monitoreo, Reporte y Verificación) no es solo una discusión para las B-Corp en el Perú. Pero también las alcanza.
“Como no se cierra el período (legislativo), la aprobación (de las dos comisiones) debería ser válida para cuando se reabra el Congreso pase a discusión (del Pleno). Si todo sale mejor, la aprobación sucedería este año. Vamos a seguir impulsando desde Sistema B”, sostiene Claudia Ochoa, abogada de la asociación en nuestro país. En Argentina y Chile también están en carrera.
DATOS
►En Bolsa. Las empresas certificadas B con operaciones en la región que cotizan en Bolsa son tres: Natura (Brasil), Hortifrut (Chile) y Movida (Brasil).
►Sistema B es una asociación sin fines de lucro. Obtiene ingresos por la comisión de la certificación B y de las venta de programas de acompañamiento a las empresas hasta su certificación.
De allí que -resalta el empresario– las B buscan redefinir el sentido del éxito, un concepto que para el movimiento tiene forma de mandala. En el centro, está el propósito, rodeado por el modelo de negocios y en derredor los sckaholders: