Cada año, en el estudio global llamado ‘Barómetro de la confianza’ de la consultora Edelman, uno de los indicadores más importantes es la medición de la confianza de los stakeholders. Colaboradores, periodistas, directivos, autoridades, expertos por sector, las ONG, “la gente como uno mismo” –entiéndase, la opinión pública– son analizados. En estos grupos de interés no se hace distinción si usan canales online u offline, el alcance de los resultados se entiende de manera transversal.
Desde hace más de cinco años, “la gente como uno mismo” ocupaba el primer lugar como el público más confiable. Esta posición se veía reforzada por el auge de las redes, ya que se habían convertido en el espacio más democrático, donde cualquiera podía expresarse sin tener que ser famoso o gracias a la prensa.
La credibilidad de los medios y de los mensajes publicitarios se ponía en juicio frente a lo que la gente decía. Durante todos estos años, no hubo stakeholder más creíble.
Sin embargo, en el estudio del 2018, “la gente como uno mismo” ya no es el stakeholder de mayor confianza. Pensemos en casos peruanos como el del Chifa Asia, y el linchamiento físico, digital y mediático de los propietarios del negocio, incitado por animalistas desde Facebook, y tendremos un claro ejemplo de por qué la redes empiezan a perder posiciones.
El mismo Facebook está siendo cuestionado por la supuesta manipulación de tendencias de noticias en las elecciones que dieron como ganador a Donald Trump, y donde los rumores fueron diseminados por la gente en contra de la candidata opositora.
La cantidad de noticias falsas que circulan, los perfiles que parecen de personas reales pero son falsos, la desinformación de muchos, la interesada desinformación diseminada por otros.
Los abusos de algunos clientes en sus testimonios frente algunas marcas. Todas estas malas prácticas que se incrementan en la comunidad online, están pasándole la factura a la reputación de las redes. Apunten ese dato.
Lea más noticias de Economía en...