“Nuestro punto de fuerza es la diversificación”, afirma Antonio Bologna, gerente general de Seafrost. (Foto: Rolly Reyna/ElComercio)
“Nuestro punto de fuerza es la diversificación”, afirma Antonio Bologna, gerente general de Seafrost. (Foto: Rolly Reyna/ElComercio)
Manuela Zurita

La compañía - dedicada al procesamiento y comercialización de pescado congelado y en conserva- incursionará desde el año próximo en la venta de cruda en lata para el mercado europeo. Así lo explica Antonio Bologna, gerente general y fundador de la compañía.

Para lanzar la categoría, acaban de invertir US$1,5 millones en una nueva línea de crudos en la planta más moderna de la empresa en Paita, Piura. Seafrost compró esta locación a inicios de 2018 a Trimarine International SRL por US$15 millones, reveló el ejecutivo.

“El mercado de la anchoveta (en lata) es muy grande. Aquí la gente no la conoce, pero se puede comer cruda. En Italia, se come solamente con limón”, comenta y agrega que no descartan emplear la tecnología adquirida para otras especies como el jurel y la caballa.

Vale recordar que hoy la principal categoría de Seafrost en conservas es el . Este representa el 50% de la facturación de la compañía, según indica Bologna.

OPORTUNIDAD

En congelados, la firma busca asimismo fortalecer su estrategia productiva (enfocada hasta ahora en pota y concha de abanico) con la actividad de “reprosamiento”. Hace dos años la firma comenzó a importar langostinos de Argentina para darles valor agregado (pelarlo y envasarlo) y exportarlos a Estados Unidos.

“Estamos intentando hacer lo mismo con otros productos, importando de afuera, aprovechando el tema coyuntural de los aranceles que está poniendo (el presidente de los Estados Unidos) Trump a China”, observa.

Al respecto, anota que fábricas y distribuidores estadounidenses que suelen reprocesar pescado para consumo humano directo están optando por reorientar dicha transformación a diferentes países en Sudamérica.Entre ellos, menciona al Perú, Honduras y Guatemala, donde el costo de la mano de obra es más competitivo que en otras latitudes, indica. Hasta ahora la firma solo ha ofrecido el servicio de maquila para un cliente peruano, que importa -como Seafrost- langostino de Argentina y reexporta, detalla.

RESULTADOS 2019

Con dicho plan, la compañía espera cerrar el año con un total de US$150 millones facturados, de los cuales US$90 millones corresponderán a congelados y US$60 millones a conservas, estima Bologna. La proyección supone un crecimiento de 11% respecto al 2018, sostiene.

No obstante, según comenta, las ventas proyectadas para este año podrían verse recortadas en 25%, en caso la Sunat comience a aplicar -como fue notificado el sector- el impuesto a la renta a la industria atunera, retirando un beneficio instaurado desde el 2007.

Dicho incentivo fue establecido por la ley 28965, que promueve la extracción de recursos hidrobiológicos altamente migratorios y considera al atún una mercancía de importación temporal, al ser capturado en su mayoría por flota extranjera.

Según supo Día1, Produce, Sunat y los industriales atuneros se han reunido cuatro veces para revisar el asunto, pero aún no llegan a un acuerdo sobre las obligaciones tributarias que deberían regir para el sector.

DATOS

Acuicultura. Desde el año pasado, la compañía posee una concesión en el norte del país. Sin embargo, Bologna indica que aún no ha decidido invertir en hacerla operativa. “Con este tipo de burocracia, sinceramente tengo miedo a invertir”, sostiene.

US$30 millones. De langostinos argentinos reprocesados exportó Seafrost el año pasado.

21 años. Seafrost partió en Paita en 1998, tras el paso del Fenómeno El Niño ese año. Entonces, Bologna comenzó exportando pulpo, langostino, langosta y patitas de cangrejo. En 2013, adquirieron en la ciudad norteña una planta antigua dedicada hasta entonces al procesamiento de merluza, una especie que “desapareció” tras el evento climático, según el ejecutivo. La división de congelados de la firma se mantiene en esta instalación hoy.



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