La ilusión de que el Perú se convierta en una nueva Meca para la exploración de hidrocarburos - al estilo de Guyana - se diluye a ojos vista. La semana pasada, la filipina Pitkin dio a conocer una noticia desalentadora: el abandono de la actividad exploratoria en el lote Z-38 (mar de Tumbes), considerado el proyecto más ambicioso del sector petrolero peruano por su elevada complejidad e inversión: “más de US$3.000 millones”, según estimaciones del Ministerio de Energía y Minas.
Se trata de un abandono definitivo por cuanto la decisión procede del mismo operador del lote, la australiana Karoon.
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Éxodo petrolero
“Por lo que tengo entendido, Karoon ha comunicado que no pasará a la siguiente fase exploratoria (la cuarta), con lo cual el contrato terminó para ella y sus socios Pitkin y Tullow (Irlanda), porque el operador representa a todos”, explica Augusto Astorga, socio de petróleo, energía y gas de CMS Grau.
Esto quiere decir que las tres empresas devolverán el lote a Perú-Petro y que se replegarán hacia otras jurisdicciones: Karoon a Brasil, Pitkin a Filipinas, y Tullow a África ya sus lotes en la costa de Áncash (Z-67 y Z-68).
Detrás dejarán una disputa legal –entre Pitkin y Karoon por la responsabilidad del abandono– y una gran desazón por saber cuál será el destino de la exploración petrolera en el mar peruano, la cual se avizoraba brillante antes de la pandemia de COVID-19.
Y es que no se trata sola mente del repliegue de las tres empresas arriba seña ladas. Día1 supo que también el gigante petrolero British Petroleum (BP) decidió abandonar los seis convenios de evaluación técnica que firmó con Perú-Petro a fines del 2019 para examinar su ingreso a las costas de Áncash y La Libertad
¿Qué ocurrió entre el 2019 y el 2021 para que tantas empresas petroleras resuelvan dar marcha atrás?
Riesgo geológico
Lo primero que hay que tener en claro es que la incertidumbre política no tiene nada que ver con este repliegue petrolero del off-shore (mar adentro) peruano, según los especialistas consultados para este informe.
“Se trata de una infeliz coincidencia, porque si Tullow y Karoon hubieran descubierto petróleo en el lote Z-38, habría una larga fila de empresas buscando explorar en el off-shore”, apunta Augusto Astorga.
En efecto. La decisión de abandonar dicho proyecto fue bosquejada por ambas empresas antes de la primera vuelta electoral, como consecuencia de la fracasada perforación del pozo exploratorio Marina 1-X, el cual costó US$100 millones y no encontró ni petróleo ni gas (enero del 2020).
Fue este mal suceso el que enfrió el interés de Karoon, Tullow y otras petroleras globales en el mar peruano.
Esto no significa, sin embargo, que no haya hidrocarburos por descubrir en el mar de Tumbes. “La prueba de que sí hay es que se han perforado muchos pozos en esta región que han dado petróleo, como en el caso del lote Z-1 (BPZ)”, apunta Víctor Sanz, profesor de geología de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI).
Potencial petrolero
La Cuenca Tumbes se encuentra a tiro de piedra de la Cuenca Talara, que ha producido 1.700 millones de barriles de petróleo equivalentes desde 1880, lo que hace suponer que forman parte del mismo sistema hidrocarburífero.
De acuerdo a Sanz, hay hidrocarburos en todo el litoral peruano desde Lima hasta Tumbes. Pero es en esta última región donde se encuentran las mejores áreas prospectivas y “los afloramientos más numerosos de petróleo”, explica.
En su opinión, la razón por la cual Tullow y Karoon no hallaron hidrocarburos fue porque su pozo exploratorio estaba mal ubicado, un fracaso que “se extiende a Perú-Petro como supervisor de la perforación”, anota.
¿Pero por qué ambas empresas no perforaron un segundo pozo?
Una explicación son los apuros financieros de Tullow, empresa que agudizó sus problemas de endeudamiento durante la pandemia. Ahora, con un nuevo CEO (Rahul Dihir), la irlandesa ha reenfocado su estrategia, “desde la exploración y desarrollo [de proyectos] hacia la producción, con énfasis en generación de caja”, según reportan medios del Reino Unido.
Otra razón es la transformación energética, acelerada por la pandemia del COVID-19, que está obligando a las compañías petroleras a reinventarse.
Nuevo escenario
“En este contexto hay em presas muy grandes (como Shell, Exxon y Total) que empiezan a invertir en grandes parques eólicos o solares por presión de sus accionistas y de los bancos, cada vez más reacios a financiar proyectos de energías fósiles”, explica Astorga.
Es el caso de British Petroleum, que ha informado mediante carta y en una reunión con funcionarios de Perú-Petro, la “reformulación de su estrategia global”, esto es, la refocalización de sus recursos económicos hacia las energías renovables.
“BP explicó en enero pasado que está reduciendo sus inversiones en exploración a nivel global, lo mismo que su producción de hidrocarburos en 30% al 2030”, indica la agencia de hidrocarburos.
Si han de invertir en energías fósiles, las petroleras preferirán hacerlo en jurisdicciones que han probado tener petróleo y gas, como el off-shore de Guyana, Ghana y Brasil, donde las perforaciones sí han ‘pinchado’ petróleo de forma consistente.
Finalmente, cabe destacar el impacto negativo de la ‘permisología’ en la actividad exploratoria en el mar de Tumbes.
Karoon, en efecto, se demoró doce años para obtener todos los permisos que le permitieran perforar. Un récord mundial que ejemplifica la necesidad de cambios urgentes en la normativa petrolera peruana.
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