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El 2020 fue un año catastrófico para el sector turismo en el Perú. “El peor en la historia de esta actividad”, como describió en octubre a El Comercio el CEO de la cadena de hoteles Casa Andina, Juan Stoessel. Pero, en este caso, más claro que una frase nos lo muestra una cifra. Así que para evidenciar la situación sirve saber que, por ejemplo, el año pasado las visitas a Machu Picchu –el principal destino de nuestro país– retrocedieron casi dos décadas, logrando frisar los 300 mil turistas (es decir, como en el 2002), cuando en el 2019 (antes de la pandemia) había recibido a 1,5 millones de viajeros.
Así de grave fue el descalabro que sufrimos los últimos 12 meses. En cuanto al impacto económico, según la Cámara Nacional de Turismo (Canatur), el año pasado sólo se consiguió el 85% de los ingresos reportados en el 2019, lo que quiere decir que las empresas de este rubro obtuvieron alrededor de US$1.200 millones, perdiendo un promedio de US$10 mil millones.
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Vale la pena, sin embargo, disgregar esta data para comprender cómo se ha dado el impacto del coronavirus en el sector. Si uno toma como referencia lo conseguido en ‘tiempos de normalidad’ (o sea, en el 2019), sabrá que esta industria reportó ingresos por US$11.200 millones, de acuerdo al Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur) y Prom-Perú. De ese total, US$6.500 millones fueron por el turismo interno, con 45,5 millones de viajes; y otros US$4.700 millones por el turismo receptivo, con 4,4 millones de viajeros llegados desde el exterior.
EL EFECTO COVID-19
Con ese precedente, el año pasado el COVID-19 detuvo la industria entre marzo y julio, para lo que es turismo interno, y entre marzo y octubre, a escala internacional. Pero la dinámica ha sido muy irregular hasta ahora, como hizo notar a Día1 –en julio– la fundadora y gerenta general de la agencia de viajes AC Tours, Adela Cambana. Y es que algunos destinos se abrieron y luego se volvieron a cerrar, por el riesgo sanitario. Tan es así que incluso hoy tenemos de nuevo suspendidos los vuelos con Europa y se exige cuarentena a quienes –de forma extraordinaria– llegan del Viejo Continente.
En ese contexto, toca decir que en el 2020 fue el turismo interno el que sostuvo a esta actividad, como indica Enrique Quiñónez, gerente general de la agencia Viajes Pacífico. ¿Cómo será la situación este 2021?
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ALBORES DE RECUPERACIÓN
Juan Stoessel cree que entre abril y julio notaremos los inicios de la recuperación de esta industria, con los viajeros locales (corporativos y vacacionistas) como el baluarte, pero no será sino hasta mediados del 2022 –en el mejor de los casos– que se volverían a registrar las cifras prepandemia, de acuerdo al presidente de Canatur, Carlos Canales.
La mayoría de actores en este mercado es reacio a dibujar proyecciones. Las idas y vueltas en torno a la apertura de destinos genera mucha incertidumbre, como anotó Adela Cambana en julio pasado. El lector puede notar que, aunque han pasado los meses, esa incertidumbre se mantiene hasta hoy.
¿Qué hacer, entre tanto? ¿Es posible acelerar la recuperación de esta industria este año? Mucho dependerá de que esté disponible la vacuna contra el coronavirus, y que se haya masificado su aplicación entre los turistas nacionales e internacionales, explica Enrique Quiñónez a nuestro suplemento.
Hay, por supuesto, algunas acciones que pueden ayudar. Por ejemplo, la reciente ley que declara de interés nacional la reactivación del turismo, promovida por el Gobierno la semana pasada. Uno de sus capítulos dispone que en un plazo máximo de 30 días, el Mincetur elabore una estrategia para llevar adelante esa reanimación del sector, con un horizonte de tres años para su completa ejecución. Eso dará luces a las empresas de este rubro para que puedan trazar sus propios planes de trabajo: por fin, la claridad que piden desde hace varios meses.
La ley también faculta a los gobiernos regionales a utilizar hasta el 10% de los recursos que obtienen por canon para la promoción de proyectos turísticos, y la aplicación del Régimen de Aplazamiento y/o Fraccionamiento (o RAF Turismo) a favor de prestadores de servicios o artesanos cuyos ingresos netos del 2019 no hayan superado los S/10,12 millones.
Estos esfuerzos deberían ser acompañados por agresivas campañas comerciales que busquen convencer a los viajeros –sobre todo, a los locales– de recorrer nuestros atractivos turísticos. No será una tarea sencilla, pero ya hay algunos intentos, como la campaña “Turismo para todos”, y se puede utilizar también la plataforma de la otrora exitosa “¿Y tú qué planes?”, entre varias alternativas. Veremos si hay reacción en los próximos meses.
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BONUS TRACK: LAS EMPRESAS DEL SECTOR SON MUY FRÁGILES
Alrededor de 150 mil empresas se dedicaban al turismo en el Perú el 2019, el 90% de las cuales eran mypes, según Canatur. Pero para octubre del año pasado, ya el 50% de estas firmas había cerrado, debido a la crisis y la demora en los planes de reactivación del Ejecutivo.
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