En la última década, el perfil del director de finanzas (CFO, por sus siglas en inglés) se ha adaptado a una nueva tendencia que lo posiciona como líder y socio estratégico del CEO (director o presidente ejecutivo).
Por esa razón, los rasgos que componen su perfil responden a un mundo más globalizado y exigente, y su figura –según Guillermo Winter Mickman, presidente de Head Hunters Perú– está insinuando un papel más importante que la gestión de la cartera corporativa y la asignación de los recursos de la empresa.
Sigue a Portafolio también en Facebook
“Hoy significa una pieza clave en las reuniones del directorio, establece relaciones más sólidas con los inversionistas y potencia el desempeño de la compañía”, refiere.
Y, como aliado del CEO, debe tener la capacidad de enfrentarse a los desafíos que imponen el mercado moderno, las nuevas tecnologías y las herramientas de comunicación. Aunado a ello, el liderazgo, la comunicación interpersonal, la influencia en el equipo, el tacto estratégico, la integridad, la capacidad de análisis y el criterio, son otras de las competencias fundamentales con las que este profesional debe contar.
Aun así, no se puede hablar de un modelo estándar para el perfil del CFO que satisfaga las necesidades de toda compañía, ya que muchas veces dependerá de la amplitud de la experiencia del ejecutivo, de su enfoque profesional, de la demanda del directorio, del sector o industria y de la estrategia del negocio.
Frente a ese nuevo escenario, Head Hunters Perú –basándose en un reciente estudio de McKinsey & Company– propone cuatro distintos perfiles de CFO que se adaptan a cada realidad empresarial: experto financiero o gurú de los números, generalista, líder en productividad y campeón en crecimiento.
GURÚ DE LOS NÚMEROS
Este primer perfil se caracteriza por tener intensamente desarrolladas sus competencias técnicas que le permiten tener el control de las finanzas, de la tesorería y de la auditoría. Su función como experto contable y financiero es fundamental para el cumplimiento y estandarización de procesos eficaces. Por eso, se adapta a empresas autónomas que no requieren de financiamiento externo para la gestión de su capital.
EL GENERALISTA
Responde perfectamente a las necesidades de sectores de negocios maduros e intensos en capital como el de petróleo, gas, financiero o telecomunicaciones. En este caso, el CFO se define por su experiencia en diversas empresas, en donde desempeñó funciones operativas financieras, de marketing y de gestión estratégica.
La tendencia de este perfil implica haber sido antes director financiero y cumplir con competencias blandas como liderazgo, habilidades comunicativas y poder de influencia sobre la dirección. A menudo es preparado para un posible papel de CEO.
LÍDER PRODUCTIVO
Es, en definitiva, un transformador de las funciones del área financiera y de toda la organización. Este perfil de CFO se ajusta a empresas diversificadas, con metas de crecimiento más agresivas de corto plazo o empresas con escasos recursos que requieren de análisis más rigurosos para la asignación de sus recursos. Su rol está concentrado en la gestión de costes para promover el uso de métricas y estandarizar datos y sistemas.
Usualmente reúnen experiencia en el extranjero y llegan con la destreza de directores financieros en la banca de inversión y con una visión micro management que le permite enfocarse en los detalles.
CAMPEÓN EN CRECIMIENTO
Se desenvuelve en industrias con frecuentes interrupciones y cambios drásticos en la asignación de recursos, que requieren crecer notablemente o remodelar su cartera de negocios. Se recomienda contratar a ejecutivos externos a la organización, con un pensamiento más independiente, visión estratégica y mayor exposure. Se prefiere que estos CFO sean especialistas como consultores que han servido por años a firmas importantes.