La inteligencia artificial es potenciada por diversas compañías en la actualidad. (Foto: Reuters)
La inteligencia artificial es potenciada por diversas compañías en la actualidad. (Foto: Reuters)
Agencia Bloomberg

En los últimos años, las de Silicon Valley han atraído cada vez más inversión extranjera, en buena parte de China. La inyección de capital facilitó a las empresas jóvenes captar dinero y a los inversionistas estadounidenses, vender sus participaciones. El ingreso de dinero extranjero está ahora en peligro.

Legisladores estadounidenses presentaron la semana pasada una legislación que endurecería la inspección reguladora de los inversionistas extranjeros que compran participaciones minoritarias en empresas emergentes.

Hasta ahora, los funcionarios estadounidenses normalmente prestaban mucha atención a los acuerdos que daban a los extranjeros la totalidad o una participación mayoritaria en los objetivos estadounidenses. El nuevo proyecto de ley tendría consecuencias para acuerdos como la participación de 12% de Tencent Holding Ltd. en Snap Inc. y podría trabar inversiones en las áreas más atractivas de la tecnología, como la inteligencia artificial, la realidad aumentada y la robótica.

La propuesta refleja un temor creciente entre los legisladores y el Departamento de Defensa a que los compradores chinos transfieran tecnologías clave a los militares de su país. Quizá pasen meses hasta que la propuesta, apoyada por ambos partidos, se vote, pero se supone que alguna versión del proyecto se promulgará.

Durante años, el Comité para las Inversiones Extranjeras en Estados Unidos (CFIUS) analizó las compras extranjeras de compañías estadounidenses para verificar posibles amenazas a la seguridad. Si al CFIUS no le gusta un acuerdo, puede recomendar al presidente que lo bloquee. En septiembre, Trump frenó la venta del fabricante de chips Lattice Semiconductor Corp. a una firma de inversiones financiada por chinos.

El CFIUS ya está facultado para analizar las inversiones minoritarias si los financistas van a tener algún poder de decisión respecto de cómo se dirige la empresa. La legislación amplía la autoridad de la comisión para examinar tales acuerdos. Si se sanciona la ley, aun las inversiones pequeñas en etapas iniciales traerían aparejada una revisión.

“La norma sobre inversiones minoritarias puede causar cierto escozor en Silicon Valley”, dice Steven Klemencic, que dirige el área del CFIUS de PricewaterhouseCoopers. “Es una revisión que nunca habían enfrentado antes”. Klemencic dice que esa reglamentación será la parte más polémica del proyecto de ley para la comunidad de negocios, ya que frenará la velocidad de los acuerdos.

Las inspecciones del CFIUS son actualmente voluntarias, pero si las compañías optan por no presentarse, el organismo puede iniciar su propia revisión e imponer cambios. Por primera vez, el proyecto de ley requiere una presentación de documentación obligatoria para los inversionistas extranjeros que sean propiedad de gobiernos extranjeros en al menos un 25% y que adquieran una participación de al menos 25% en una empresa estadounidense.

El proyecto apunta a inversiones minoritarias en “tecnologías cruciales” que dan a los inversionistas algún acceso a información no pública. Este año, el secretario de Comercio, Wilbur Ross, dijo que el peligro no son “las grandes empresas, sino dos chicos jóvenes en un garaje de alguna parte que están trabajando en una nueva tecnología”. Aunque se espera que dentro de “tecnologías cruciales” estén incluidas la inteligencia artificial, la realidad aumentada y la robótica, los expertos dicen que los criterios podrían ser mucho más amplios.

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