Eran las 6:00 p. m. y la cola para alcanzar un bus del Metropolitano parecía ser infinita. A ello se sumaba el tumulto de gente dentro del automóvil y los incómodos roces con personas desconocidas. Así era un día común y corriente para diversos limeños antes de la llegada del nuevo coronavirus (COVID-19) al Perú.
Los hábitos de las personas cambiarán tras el paso de la pandemia por el país y ello incluye la forma en que muchos se movilizarán para llegar a sus destinos. La aglomeración de personas seguirá regulándose y el distanciamiento social se volverá un deber si se desea evitar más contagios de COVID-19. Una situación difícil de imaginar si lo primero que uno recuerda sobre el transporte público son las conocidas combis llenas en hora punta en una Lima aún caótica y poco ordenada en este aspecto.
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Sin embargo, desde el sector privado ya se alista una iniciativa para contribuir a mejorar esta situación. La compañía Cambio Soluciones, representante y distribuidora de los buses de la marca King Long, busca dar un impulso al mercado de vehículos eléctricos a través de sus ‘buses anti COVID-19’.
Entre las bondades de estas unidades se encuentran la desinfección automática, control de temperatura para subir al bus y ser amigables con el medioambiente, dado que funcionan íntegramente con electricidad.
“El mayor punto de contagio va a ser el transporte urbano. El Gobierno ya debe estar pensando en cómo se va a operar con un tercio de pasajeros. Ahí queremos entrar nosotros ofreciendo un bus que garantiza un nivel de desinfección de 99,9% contra todo virus y toda bacteria”, afirma Roberto Obradovich, gerente general de Cambio Soluciones, en diálogo con El Comercio.
La compañía no solo apunta al transporte urbano, sino también busca ofertar estos buses para servicios de transporte interprovincial, turismo o transporte de personal.
Pese a no ser un mercado desarrollado, la movilidad eléctrica en el país ha tenido sus primeras pruebas y todas han sido exitosas. El Corredor Rojo realizó los primeros tests con un bus donado por la empresa Enel X Perú el año pasado. Las Flores, en el 2018, también dio sus primeros pasos con un automóvil de estas condiciones.
A nivel regional, ya hay más de 1.500 buses en Sudamérica. Colombia y Chile son los principales países que han comenzado a apostar por una transición al transporte urbano eléctrico.
En el vecino país sureño, las mineras Anglo American y Codelco también han decidido incluir algunos buses eléctricos para el transporte de personal.
¿Qué falta?
Cambio Soluciones ha ofrecido los buses de King Long “a modo de alquiler”, sin que el Estado desembolse recursos por la compra de estos y solo realice el pago de cuotas mensuales.
Un bus de estas condiciones puede llegar a costar entre US$300.000 y US$400.000. Sin embargo, apunta Obradovich, el monto podría disminuir dependiendo de la licitación o ruta que se ofrezca.
“Les hemos ofrecido 350 buses eléctricos para el Metropolitano y los buses que se necesiten para los corredores”, comenta.
La Autoridad de Transporte Urbano (ATU) y el Ministerio de Tranportes y Comunicaciones (MTC) ya tienen conocimiento de estos buses no solo de parte de Cambio Soluciones sino también de otros jugadores del mercado, por lo que la decisión final la tienen las autoridades, en el marco de la renovación de flota de buses previsto para este año.
La carga de estos buses tampoco sería un problema, según el ejecutivo. Esto debido a que se podrían trasladar pequeñas subestaciones eléctricas a las zonas de donde partirán o completarán sus rutas, previsiblemente al norte o este de Lima.
De no concretarse algún acuerdo para la adquisición de estos automóviles, la empresa también ofrecerá al Gobierno su sistema de desinfección para los vehículos con los que se llegaran a contar una vez que culmine la cuarentena y el transporte urbano vuelva a operar normalmente.
La tecnología no solo mide la temperatura de las personas sino que puede llevar registro de quiénes suban a los buses en tiempo real.
“La propuesta es que esta información pueda ser remitida al Ministerio de Salud (Minsa) o a Reniec para poder contar con data al instante de posibles contagios y se puedan tomar las medidas de forma rápida y eficaz”, puntualiza Obradovich.