"Al cliente le importa más la sensación al tacto que la durabilidad o la saturación del color", dijo Matt Scanlan, máximo ejecutivo de la marca de cachemira sostenible Naadam. "Ni siquiera les importa si se comienzan a formar pelotitas. Simplemente nos acostumbrarnos a eso".
"Al cliente le importa más la sensación al tacto que la durabilidad o la saturación del color", dijo Matt Scanlan, máximo ejecutivo de la marca de cachemira sostenible Naadam. "Ni siquiera les importa si se comienzan a formar pelotitas. Simplemente nos acostumbrarnos a eso".
Agencia Bloomberg

Un suéter sencillo pero meticulosamente diseñado y fabricado con la mejor del mundo puede costar US$2.000 o más de prestigiosas marcas de moda como Loro Piana. También se puede encontrar un suéter simple 100 por ciento de cachemira en un estante de descuento de Uniqlo a tan solo US$29,90.

Hecho de la lana más suave producida por ciertas razas de cabras, como la cabra blanca Zalaa Ginst y la cabra de la Meseta Tibetana, la cachemira nació como un tipo de tejido reservado para los amantes de la moda más adinerados. (La esposa de Napoleón Bonaparte fue una de las que ayudó a popularizar el tejido como producto exclusivo). Pero en las últimas dos décadas, su prestigio se disparó y prendas más baratas inundaron el mercado.

En 2016 se exportaron casi US$1.400 millones en prendas de cachemira a nivel mundial, frente a los US$1.200 millones en 2010, según datos comerciales de las Naciones Unidas. Eso es casi 5 millones de kilogramos de suéteres, chaquetas y otras prendas.

Entonces. ¿qué hace que un suéter sea mejor que otro? El precio depende de la calidad del hilo, dónde se fabricó la prenda, el número de unidades compradas por la marca y el margen.

La calidad de la materia prima a menudo es lo que más importa. Las fibras de cachemira más largas mantienen su integridad durante más tiempo, lo que permite que las prendas conserven su estructura y se evite la formación de bolitas, que es más común en prendas hechas de hilos de cachemira más cortos. Hoy en día, los fabricantes con frecuencia fabrican las prendas con una combinación de longitudes para equilibrar la calidad con el costo.

Hilos individuales más finos y más suaves crean prendas de vestir más suaves, pero son escasas y, por lo tanto, cuestan más. Los consumidores estadounidenses valoran esta suavidad por encima de todo lo demás.

"Al cliente le importa más la sensación al tacto que la durabilidad o la saturación del color", dijo Matt Scanlan, máximo ejecutivo de la marca de cachemira sostenible Naadam. "Ni siquiera les importa si se comienzan a formar pelotitas. Simplemente nos acostumbrarnos a eso".

Las cabras que producen lana de cachemira se crían en varios lugares del mundo como Australia, China y Mongolia, pero Escocia e Italia son conocidas por su destreza en la fabricación del tejido. Las casas de moda de lujo como Loro Piana y Brunello Cuccinelli dependen de la experiencia de sus trabajadores para lavar, tratar y refinar la tela.

No todos los fabricantes trabajan con tanto cuidado. Las versiones mezcladas de suéteres de cachemira, disponibles en la mayoría de las tiendas minoristas de la actualidad, pueden contener cantidades muy diferentes de este material. En algunos casos, tan solo el 5 por ciento de una prenda está hecha de cachemira y el resto es una combinación de fibras de mercado masivo como poliéster o nylon. El producto aun así se vende como “mezcla de cachemira”.

En ocasiones también se da el caso de que cachemira falsa llega a las estanterías de las tiendas. "Ciertamente hay fraude en este frente", dice Frances Kozen, directora del Instituto de Moda e Innovación de Fibra de Cornell. Los falsificadores comercializan prendas con tejidos etiquetados como 100 por ciento cachemira, pero que contienen lana, viscosa y acrílico, y posiblemente incluso piel de rata, dice.

Las prendas fabricadas con mezclas de menor calidad, el fraude ocasional y la ubicuidad de este tipo de tejido han diluido la reputación que tenía la cachemira como prenda de lujo, y los compradores se han acostumbrado lentamente a productos de menor calidad.

La industria está intentando rehabilitar la reputación del tejido educando a los consumidores sobre el origen de este material. Naadam, la marca de cachemira de Scanlan, asegura a los clientes que usa solo las fibras más largas, y promete que esto hará que las prendas duren más. Además, la marca promociona sus prácticas de pastoreo sostenible y la ausencia de productos químicos o blanqueadores. Los suéteres de Naadam no son baratos, van de los US$125 a los US$225, por lo que la marca debe mostrar a los compradores por qué vale la pena pagar ese precio.

"La cachemira todavía tiene mucho significado para la gente, a pesar de que muchas marcas han falseado lo que en realidad significa", dice Shilpa Shah, cofundadora de la marca de ropa y accesorios Cuyana. Los suéteres de cachemira de la marca se fabrican en Escocia e Italia y cuestan entre US$155 y US$495. No igualarán la calidad de prendas de diseñadores a precios mucho más altos, pero Shah insiste en que se acercan.

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