(Bloomberg). Este año ha sido uno digno de olvidar para los fabricantes de relojes suizos y los años venideros tampoco se ven muy prometedores.
Los minoristas poseen un alto nivel de existencias, según una encuesta exclusiva realizada a los minoristas por Credit Suisse. Las exportaciones de relojes disminuyeron un 16%, el peor desempeño en 18 meses, según la Federación de la Industria Relojera Suiza.
Y, un auge en la demanda no está precisamente esperando en el horizonte. La desaceleración de la economía y las medidas contra el lujo han perjudicado las ventas en China y en Hong Kong, los atentados terroristas en Europa han alejado a los turistas, en tanto la demanda estadounidense se ha visto debilitada por un dólar más fuerte y por el nerviosismo ligado a las elecciones presidenciales. El Brexit destruyó el mercado en el Reino Unido, provocando un enorme descenso del 26 por ciento.
Para salir de la tormenta, las marcas suizas necesitan aceptar los cambios que se dan en los gustos de la gente. Invertir en relojes inteligentes es algo prudente. Tag Heuer de LVMH no puede seguir el ritmo de la demanda de su smartwatch de US$1.500, por lo que duplicará su capacidad de producción.
La reducción de costos también es fundamental, y mientras que Richemont ya ha comenzado a efectuarla, la negativa de Swatch para restringir el gasto es desconcertante.
Los fabricantes de relojes que no reconocen que los tiempos han cambiado podrían enfrentar diversas consecuencias de parte de los inversores.