Toyota Motor Co. está haciendo una inversión de US$394 millones en Joby Aviation, una de las pocas compañías con el objetivo aparentemente inverosímil de fabricar taxis aéreos eléctricos que transporten a las personas por las calles de la ciudad.
Toyota es el principal inversionista en los fondos de la Serie C de US$590 millones de Joby, junto con Baillie Gifford y Global Oryx y los patrocinadores anteriores Intel Capital, Capricorn Investment Group, JetBlue Technology Ventures, SPARX Group y su propio brazo de inversión, Toyota AI Ventures. El acuerdo, por ahora, convierte a Joby, con sede en Santa Cruz, California, en el emprendimiento mejor financiado.El emprendimiento de “eVTOL” (despegue y aterrizaje vertical eléctrico), en una categoría en auge que debe superar importantes obstáculos regulatorios y preocupaciones sobre el ruido y la seguridad de los pasajeros, recaudó en total US$720 millones.
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“El transporte aéreo ha sido un objetivo a largo plazo para Toyota, y si bien continuamos nuestro trabajo en el negocio del automóvil, este acuerdo fija nuestra mirada en el cielo”, dijo el presidente y director ejecutivo de Toyota, Akio Toyoda. “A medida que asumimos el desafío del transporte aéreo junto con Joby, un innovador en el espacio emergente de eVTOL, aprovechamos el potencial para revolucionar el transporte y la vida en el futuro”.
El fabricante de automóviles japonés de 82 años ha profundizado su interés en las tecnologías de transporte futuristas. El año pasado respaldó a Recogni Inc., un fabricante de sistemas de vehículos autónomos de Silicon Valley, y May Mobility, un operador de autobuses de transporte autónomo con sede en Ann Arbor, Michigan. En la CES, a principios de este mes, Toyota anunció su intención de construir una comunidad de 175 acres, o “Woven City”, en la base del monte Fuji para servir como escaparate de automóviles autónomos y otras innovaciones en el transporte.
Joby es un jugador emergente en un campo de compañías de taxi aéreo que incluye a Airbus SE; el fabricante de automóviles surcoreano Hyundai, que recientemente anunció planes para diseñar y producir un taxi aéreo con Uber Technologies Inc.; y Kitty Hawk, una creación del cofundador de Alphabet, Larry Page, que está desarrollando un taxi aéreo en conjunto con Boeing Co. Volocopter, un emprendimiento alemán, cuenta con el respaldo de Zhejiang Geely Holding Group Co., el mayor inversor en Daimler AG, la fabricante de Mercedes-Benz.
Además de anunciar la financiación, Joby lanzó una imagen de su avión prototipo. El vehículo, que parece un dron de juguete de gran tamaño, tiene seis hélices eléctricas y es capaz de volar 240 kilómetros con una sola carga, a velocidades de hasta 320 kilómetros por hora, dijo la compañía. Está diseñado para transportar cuatro pasajeros y un piloto, un enfoque que difiere del de rivales como Kitty Hawk, cuyo vehículo “Cora” de dos asientos está destinado a volar de forma autónoma, sin un piloto a bordo.
Joby dice que fabricará prototipos en una instalación en Marina, California, cerca de Monterrey, pero planea aprovechar la famosa capacidad de fabricación de Toyota para construir “hardware complejo altamente confiable a mayor escala”, dijo Paul Sciarra, presidente ejecutivo de Joby y cofundador de Pinterest.
En diciembre, Joby y Uber anunciaron una asociación separada para presentar conjuntamente los taxis aéreos de Joby en al menos dos ciudades, con clientes que reserven y paguen vuelos a través de la aplicación Uber.
El desafío más apremiante para Joby, que ahora tiene alrededor de 400 empleados, es obtener la certificación de la Autoridad Federal de Aviación y otras agencias reguladoras de todo el mundo. Joby dice que este es un proceso de tres a cinco años que comenzó formalmente en 2018.
En los últimos años, tanto la FAA como la Agencia de Seguridad Aérea de la Unión Europea (EASA) se han movido para apoyar el desarrollo comercial de los taxis aéreos y han publicado pautas especiales para regular las aeronaves pequeñas, con reglas que difieren de las que rigen los helicópteros convencionales y los aviones de alas fijas. Queda mucho trabajo, asegura Robin Lineberger, jefe de la práctica Aeroespacial y Defensa en Deloitte, que incluye la creación de un sistema para administrar el espacio aéreo municipal en condiciones climáticas normales y deficientes y la construcción de infraestructura física, como mini aeropuertos que puedan soportar despegues frecuentes, aterrizajes y recarga de aviones.
“El plazo de 2023 a 2025 es bastante sencillo” para pequeñas muestras, dijo Lineberger. Pero considera que 2035 “es una fecha práctica para tener una flota operativa ubicua de miles, no cientos, con un marco bien establecido para la aprobación regulatoria”.
Sciarra y Joeben Bevirt, fundador y director ejecutivo de Joby, dicen que han pasado un tiempo significativo con Toyoda en Toyota City, Japón, así como con otros ejecutivos de Toyota en la sede de Joby en un rancho en las colinas al norte de Santa Cruz. No dijeron si les ofrecieron un viaje en el avión prototipo, pero Bevirt dijo: ”son una compañía leal y tenaz y este ha sido un sueño de la familia Toyoda durante mucho tiempo”.