El pasado 28 de junio se firmó un convenio respecto a los Títulos de Segunda Especialidad profesional en especialidades médicas, obtenidos bajo la modalidad de “Evaluación por competencias”. (Foto: Andina)
El pasado 28 de junio se firmó un convenio respecto a los Títulos de Segunda Especialidad profesional en especialidades médicas, obtenidos bajo la modalidad de “Evaluación por competencias”. (Foto: Andina)

La nació con mucho rechazo por una mayoría de sus directamente involucrados. Sin embargo, a diferencia de otras instituciones, ha sabido fijar estratégicamente un buen balance de cuál debe ser su rol en la sociedad peruana y hoy goza de la aprobación mayoritaria. El mercado de la educación superior claramente tiene –aún– un severo problema de falta de calidad. Como ha sido destacado por quienes han investigado el tema a profundidad, la inversión en educación no ofrece un retorno positivo en muchos casos a esas familias y a esos jóvenes que gastaron tiempo y recursos buscando construirse un mejor futuro. 

La educación superior adolecía de un problema de señales claras de mercado para quien está decidiendo dónde estudiar. No eran visibles datos tan importantes como sueldo promedio de sus egresados, o qué porcentaje de sus egresados puede conseguir un empleo en algo relacionado a su carrera en digamos los primeros tres meses de salir de la misma.   



En el mercado educativo había de todo: universidades con certificaciones internacionales de calidad, y otras donde claramente no había un esfuerzo por ofrecer un mínimo estándar de calidad y esto constituía un serio problema para los estudiantes ya matriculados en dichas universidades. 

El reto de la Sunedu era fijar ese estándar de calidad mínimo indispensable porque la respuesta frente al incumplimiento tenía un carácter tremendamente duro: el cierre de la institución. Es encomiable cómo Sunedu no solo soportó el cargamontón por desarmar la institución, sino además fue muy clara en dos cosas. Por un lado, se tenía claramente definido un mínimo exigible de calidad alcanzable para todas las instituciones, sean públicas o privadas, nuevas o centenarias. Por otro lado, se dieron tiempos suficientes para mostrar cambios frente a los primeros hallazgos. Si se pedía cerrar ciertos programas, si se pedía tener mayor número de profesores a tiempo completo, etc. Todas las instituciones han tenido tiempo para aceptar el reto y cambiar. 

Pienso en ese otro gran mercado donde también conviven lo público y lo privado: la atención de salud. Donde también hay grandes diferencias de calidad, donde también hay grandes problemas para el ciudadano para saber dónde se está metiendo, para saber cuál establecimiento cumple ese estándar de calidad mínimo que no hará que su salud empeore cuando decida atenderse. Igual que en el mercado educativo, tenemos en lo privado clínicas con certificaciones de calidad mundiales conviviendo con otras que causan más problemas que los que pueden resolver. 

Necesitamos que Susalud fije ese estándar de calidad para todos, que promueva mayor transparencia en indicadores de calidad simples de entender para todos los usuarios. Y, por supuesto, igual que Sunedu, dé plazos para realizar los ajustes a quienes lo requieran, pero también cierren establecimientos que son una amenaza para la salud de los peruanos. Igual que el portal PonteEnCarrera permite saber dónde el esfuerzo de nuestros hijos será debidamente recompensado, hace falta mostrar dónde hay mayor número de infecciones intrahospitalarias, dónde los pacientes terminan con más complicaciones que las que tenían al ingresar, por poner ejemplos concretos. Nuestra salud requiere de un esfuerzo como el que ha hecho Sunedu.

TAGS