Influenciar, un pendiente de los ejecutivos, según Deloitte
Influenciar, un pendiente de los ejecutivos, según Deloitte
Inés Temple

Vivimos en un mundo fascinado por la juventud y por todo lo que ella representa. Y el mercado de trabajo no es ajeno a esa fascinación. A la juventud la asociamos con una serie de características que todos queremos tener y mantener: flexibilidad para cambiar y adaptarse, frescura y rapidez para aprender y desaprender, curiosidad, manejo nativo de lo tecnológico, ilusión y ganas de comerse el mundo, energía sin límites, buena salud. Pero hoy ser percibido como o mayor está asociado más a un cúmulo de comportamientos y actitudes que a la edad real de cada quien.

Conozco gente de 30 años que ya se siente vieja, y otros de más de 70 que están en el pináculo de su vida en muchos aspectos, confirmando que la juventud de espíritu no tiene límite de edad. 

¿Cuáles son esas actitudes o comportamientos que he visto nos hacen sentirnos –y parecer– más jóvenes? 

1. Decidir no quedarse atrás y mantenerse muy vigentes, sobre todo en temas de tecnología, ciencia e innovación, sin aceptar excusas o limitaciones mentales de esas que nos ponemos siempre. 

2. Retarse intelectualmente, por ejemplo, tomar cursos diferentes y en cosas difíciles. Sacar nuevos grados académicos, aprender a escribir código o un idioma nuevo. Si se escucha a sí mismo pensar: “Estoy muy viejo para eso”, jálese las orejas y no vuelva a repetirlo jamás. 

3. Incrementar la vitalidad sin rendirse ante los años y sus consecuencias requiere de determinación e inversión de tiempo y dinero, pero también de mucha disciplina y esfuerzo personal. El deporte intenso y frecuente, y tener menos peso siempre quitan años. Sentirse más joven y tener más energía paga en oportunidades y calidad de vida.

4. Estirar la mente hacia nuevas ideas y toda clase de paradigmas establecidos, sobre todo aquellos referidos a ideas innovadoras y a lo que significa cada edad. Vale la pena revisar nuestros supuestos mentales: la edad hoy no es lo que era antes. 

5. Cultivar la curiosidad y la ilusión de tener muchos proyectos, carreras e intereses nuevos y distintos, que nada tienen que ver con el trabajo de siempre ni con la edad que se supone tenemos. Eso nos ayuda a disfrutar más de la vida igual que viajar, salir, ver y sentir cosas nuevas.

6. Desafiar los convencionalismos sin permitir que ideas del pasado condicionen nuestras capacidades o sueños. Ser joven es una actitud mental que se sostiene en una rebeldía permanente al statu quo. 

7. Alejarse corriendo de los negativos, chismosos y cizañeros que solo tratan de esconder su infelicidad y pequeñez envenenando la vida ajena. 

8. Hacer amigos nuevos, y mientras más diversos y distintos a nosotros, mejor. Ellos traen ideas diferentes y otras perspectivas que nos refrescan, renuevan y ayudan a combatir la inflexibilidad metal que tanto envejece la mente y el cuerpo. 

9. Visualizar la celebración del cumplimento de nuestras metas y sueños para programar nuestro cerebro es clave para conseguirlo. Ponerse metas muy ambiciosas y sueños grandes a cualquier edad, sin renunciar jamás a ellos, nos mantiene frescos y vitales. ¡La vida es muy corta, no hay tiempo que perder!

¡Feliz Navidad para todos y que el 2017 sea el mejor de sus vidas!