"Aún hay barreras para crecimiento profesional de las mujeres"

Las oportunidades laborales para las mujeres se han incrementado considerablemente en los últimos años. Sin embargo, aún existen algunas barreras dentro de las propias organizaciones, especialmente en posiciones Top, indicó Joao Lins, socio de PwC Brasil que participó en el 13 Congreso de Gestión de Personas, organizado por Seminarium y El Comercio.

A pesar de haber avanzado desde el punto de vista de inclusión dentro del mercado de trabajo, el número de mujeres en posiciones de dirección dentro de las organizaciones aún es muy bajo. Según el estudio “A New Era of Talent Report”, realizado por PwC, sólo entre el 20% y el 30% de las posiciones de gerencia son ocupados por mujeres.

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“La cifra cae aún más cuando subimos en la jerarquía de las empresas. Hay sólo un 15% en cargos directivos y menos del 10% en posiciones del consejo de administración”, apuntó Lins. 

Incluso cuando las mujeres cuentan con niveles de calificación superiores a los de la población masculina (tienen más títulos de pregrado y posgrado), son pocas aquellas que consiguen alcanzar posiciones Top.

“La maternidad ya no es el principal factor para que ellas dejen de trabajar. Si ellas renuncian es porque sienten que tienen menos posibilidades de ascender que sus compañeros hombres. En vez de perder tiempo en una organización donde no son valoradas, ellas buscan oportunidades de crecimiento en otros lugares, ya sea como emprendedoras, abriendo sus propios negocios”, señaló el socio de PwC Brasil. 

Desde un punto de vista objetivo, las barreras para la mujer están desapareciendo. Pero – según Lins - el principal problema es cultural. Para llevar a cabo la inclusión de las mujeres, las organizaciones deben realizar cambios en sus políticas y prácticas. En ese sentido las empresas tienen que aprender a lidiar mejor con las expectativas de las mujeres y la creación de oportunidades para su crecimiento, ya que según la encuesta, el 70% de las posiciones Top están compuestas por hombres. 

Para ayudar a sus colaboradoras, muchas organizaciones están adoptando horarios flexibles de trabajo, así como la posibilidad del trabajo a distancia. “Esta sería una política inclusiva desde el punto de vista formal. Pero en nuestro estudio 48% de las mujeres piensan que si ingresan a un programa de flexibilidad ofrecido por su empresa, esto sería perjudicial para sus carreras porque podrían ser mal vistas por sus demás colegas o jefes. Lo que quiere decir que no basta solo con solucionar el problema formal, sino que tenemos que atacar el problema cultural”, apuntó Lins.