Alonso Segura: "Mi función no es ser optimista" - 2
Alonso Segura: "Mi función no es ser optimista" - 2
Gonzalo Carranza

El miércoles 9 al mediodía, al finalizar un trayecto de 40 minutos en auto por Manhattan –entre una reunión con inversionistas y un almuerzo con el presidente de MSCI en un restaurante cerca de Wall Street– Alonso Segura conversó con El Comercio. El funcionario, que debe decir que no a cientos de pedidos presupuestales e iniciativas legislativas, se conmovió al bajar del auto luego de reflexionar sobre su paso por el . “Los ministros de Economía somos seres humanos, no todo lo que se suele decir de nosotros”.

¿Qué agenda tiene para los cuatros meses que quedan de gestión?
Lo primero, como MEF y como gobierno, es consolidar mucho de lo que se ha hecho. Queremos una transición ordenada y queremos dejarle planes al siguiente. Por ejemplo, la diversificación productiva, donde estamos trabajando con el Produce para desplegar CITEs y fomentar la innovación. Mucha gente pregunta por infraestructura y ahí hemos modificado todos los marcos normativos; ahora estamos en etapa de implementación de normativas y tenemos una suerte de plan armado que queremos dejarle al siguiente gobierno. Queremos empezar con los concursos de Servir algunas entidades, comenzando por el MEF. En cuanto a la debilidad institucional que estamos viendo en el país, [el ingreso a la] OCDE es fundamental porque necesitas tener este camino a la membresía que sirve de catalizador para seguir haciendo reformas microeconómicas y de gobernanzas pública. Y, aunque no parece que haya un [fenómeno de El] Niño [extraordinario], no podemos perder de vista la coyuntura: tenemos que seguir trabajando en que haya una ejecución razonable del presupuesto en el 2016. 
Algo que se vuelve muy importante al final de los gobiernos es no solo rematar bien, sino evitar que el país se meta autogoles de media cancha. Tenemos que ser muy cuidadosos para que en etapa electoral no surjan iniciativas “no recomendables” para el país. 

La legislatura actual es clave. ¿Hay algún tema particular que le quite el sueño?
Es fundamental.  Hay varios proyectos que entraron en la legislatura anterior y que fueron observados por el Ejecutivo, incluyendo el de fondos de pensiones, que genera mucha preocupación por lo que implica sobre el futuro previsional de la gente. Esperamos que el Congreso pueda volverlo a evaluar y presente una propuesta más sensata. La labor de diálogo con los grupos políticos para que no entren propuestas legislativas de ese tipo es fundamental, sobre todo en un contexto en el que hemos perdido largamente la mayoría [parlamentaria].

¿Cómo ve el panorama de esos proyectos?
Es difícil decirlo, va caso por caso y una imagen más concreta la tienes cuando van acercándose las fechas y sabes si quieren que el proyecto regrese a una comisión o se discuta en el pleno. En el Congreso no se trabajan los temas con mucha anticipación.

¿Qué cosas pendientes va a sentir que le quedan el 29 de julio, cuando ya no esté al frente del MEF?
Hay algo que no solo he venido diciendo, sino que se ve en las cifras: hemos enfrentado durante este gobierno una coyuntura externa que, por lo menos medida por términos de intercambio, probablemente sea la peor de nuestra historia. Fue un shock casi calcado con el ciclo político, pues el pico de los commodities fue en el segundo trimestre del 2011 y luego empezó la caída, los primeros dos años de forma moderada y los dos siguientes de manera abrupta.  No fue virulenta como la del 2009, pero sí mucho más severa y sin canales de salida claros, porque el mundo nos jugaba en contra: la Reserva Federal en retiro [de su estímulo monetario], China en desaceleración… No ves quién te rescate en el 2009. 
Entones, lo primero [que voy a sentir el 29 de julio] es de alguna manera la satisfacción de que estamos dejando una economía que está en aceleración, acercándose a su crecimiento potencial, y que el siguiente [gobierno] va a recibirla sin apuros financieros, pues hemos dejado prefinanciado todo el 2016, prácticamente todo el servicio de deuda del 2017 y tenemos también líneas de crédito contingentes. Al siguiente lo dejamos con una trayectoria fiscal responsable y financiada.   
¿Qué me habría gustado? Hay reformas que tiene que hacer el siguiente y para las cuales las circunstancias, lamentablemente, no nos acompañaron. Una es la del tema laboral y de oportunidades para los jóvenes. La figura habría sido muy diferente en términos de generación de empleo e incluso de un mayor crecimiento en ese último año y medio si estas reformas hubiesen pasado. Es un tema que pocos quieren tocar en campaña, pero esperemos que quien sea elegido presidente vea que ese es un tema que debe abordar. También quedan pendientes temas de descentralización fiscal a nivel del gasto subnacional y la rendición de cuentas,  y de reforma política que, si bien como MEF no nos corresponde, se pueden trabajar en el marco del Programa País [de la OCDE].

Lo que le dejan al próximo gobierno, incluido el proyecto de trayectoria fiscal, ha sido calificados como “candados”. 
Es una lectura totalmente errada. Lo que corresponde es que uno le deje al siguiente políticas en ejecución y propuestas de políticas, para que no tenga que empezar de cero. Eso es lo responsable, ¿no? ¿O quieren que cerremos el quiosco y tiremos la llave? 
Yendo en particular al tema de este proyecto de ley [de trayectoria fiscal], no es cierto [que sea un candado], es respetar el marco normativo. El MEF debe por ley, formular el marco macroeconómico multianual y sus proyecciones a inicios de año. Cuando sacamos la modificación para tener un presupuesto más expansivo, lo hicimos por decreto de urgencia, porque el Congreso aprobó en primera votación la modificación de la trayectoria fiscal como manda la regla, pero no llegaron a hacer la segunda votación y nos llegó el límite legal. Por transparencia, en ese decreto de urgencia, dijimos que poníamos el número del 2016 para armar el presupuesto, pero que los del 2017 y 2018 eran indicativos y tenían que validarse con un proyecto de ley que enviaríamos al Congreso en seis meses. 
Eso es lo que hemos hecho. Y refleja el cambio de condiciones entre agosto del 2015 y hoy: medio punto [del PBI] menos de déficit fiscal, ya no tienes un El Niño extraordinario, y el cambio metodológico para el cálculo que pasó por la opinión del Consejo Fiscal. Lo otro que dice la ley es que, cuando ingresa un nuevo gobierno, debe presentar en 90 días su trayectoria fiscal para los siguientes cinco años y puede hacer lo que crea conveniente.  

En los primeros meses de su gestión, cuando describía el shock externo, muchos lo tildaron de pesimista y cuestionaron que ese fuera el rol del ministro de Economía. 
El tiempo permite analizar las cosas con más calma que cuando estás en el medio de la tormenta. No solo como ministro, sino como jefe de gabinete con Miguel [Castilla], vi cómo el Perú fue el primer país de toda América Latina en reaccionar con políticas contraciclicas, cuando ni siquiera era tan claro el choque externo. Nuestra función como MEF es tratar de anticipar eventos, asignar probabilidades y actuar no solo en función de lo que ocurrió, sino de lo que creemos que puede ocurrir. Por eso, comenzamos a actuar a comienzos del 2014. La política fiscal reaccionó incluso antes que la política monetaria, cosa que no es usual, aunque con las deficiencias que puedes tener en implementación y ejecución porque el sector público es un monstruo de mil cabezas. Nuestra función, mi función, no es ser optimista, es ser realista y decir las cosas como las vemos para que se entienda que el gobierno está actuando y tiene claridad sobre la situación. 

El impacto fiscal del año pasado, según el Reporte de Inflación del BCR, fue recesivo. 
No lo fue. Hay dos partes: el gasto y los ingresos. En los ingresos, dejamos que los estabilizadores automáticos operen. Para que quede claro, entre las dos terceras partes y las tres cuartas partes de la reducción de ingresos, es por el efecto de estos estabilizadores. La otra parte es el impulso del gasto: éramos conscientes de que había restricciones de ejecución, sobre todo en un año de nuevas autoridades subnacionales. ¿Qué debíamos hacer: pretender lanzar todo un impulso de gasto que no se iba a poder ejecutar o hacer una cosa mixta? Entonces, tomamos medidas de política de ingresos, no con carácter temporal sino permanente, pero con un efecto en el corto plazo. 
Lo que se presentó en el Congreso en ese momento era un paquete integral, con normas de agilización de proyecto, de política tributaria y medidas para mercados laborales. Al final, desarticularon el conjunto de medidas y el impulso fue menor al que se hubiera querido. 
En balance: el gasto creció más que el PBI, eso es expansivo. No en la medida deseada, pero quienes ‘subejecutaron’ fueron los gobiernos subnacionales. Se les dio apoyo y capacitación, se hicieron campañas itinerantes, pero ¿qué puedes hacer si ni siquiera nombran a su personal? ¿O si cambian de prioridades, detienen proyectos y quieren lanzar otros que no tienen financiamiento? Pero la política del gobierno nacional fue fuertemente expansiva. Lo que dice el BCR es porque impone elasticidades en su cálculo. Y se cumplió el número de crecimiento que dijimos.

La famosa apuesta con Lagarde. 
¡La famosa apuesta! La formulación de la política pública para el 2016 parte de esa premisa: ya tenemos que ir retirando [el estímulo] y recomponiendo las capacidades de respuesta. Si bien hay riesgos en el mundo, no necesariamente son inminentes. De hecho, en cuanto a la FED, hay algo que ha cambiado en los últimos tres meses y es bueno: EE.UU. tiene un crecimiento más laxo y, por ello, va a la FED va a tomar una posición más pausada en su subida de tasas de referencia. Eso te da un oxígeno importante porque reduce las presiones sobre el tipo de cambio y les da un piso a las materias primas, ya has visto los rebotes que han tenido. Por eso nuestra previsión [de crecimiento del PBI] se va pegando más al 4% para el 2016. Con esas cifra,  se va haciendo menos necesario que tengas un estímulo público. 

El ministro Alonso Segura llegando a su reunión con el MSCI en Nueva York.

DENTRO DEL EJECUTIVO

Comentaba la falta de apoyo político del Congreso. ¿Cómo fue la situación dentro del propio Ejecutivo?

Ha sido un apoyo pleno. Creo que pocas veces se ha visto un Ejecutivo que se mueve tan monolíticamente. Los ministros hemos estado alineados, muy cercanos al Presidente, que ha estado muy comprometido con nosotros y viceversa. El liderazgo viene claramente de él.

¿De qué manera?
El Presidente tiene objetivos, pero también escucha y eso es fundamental. A veces el instrumento no es el correcto para lograr el objetivo, y ahí es donde vienen los insumos de los ministros. Cuando se le presentan argumentos, el Presidente entiende y empodera a su gabinete. Nos dice: “actúen, hagan”. También es rápido: en estos años de impacto externo ha habido plena comprensión y apoyo de su parte. Eso es liderazgo: decirles a sus ministros por dónde tienen que ir, darles margen de maniobra y escuchar cuando se le dice que una opción es mejor que otra. 

Suena al Presidente que vimos en CADE el año pasado, donde sorprendió a una audiencia escéptica con él. 
Ese es tu Presidente. Ese es el Presidente que nosotros vemos en el Ejecutivo día a día. 

Hay una empatía inédita entre algunos ministros, grupo de Whatsapp incluido: usted, Ghezzi, Saavedra, Gallardo. ¿Se podrá mantener esa clase de interacción en el gabinete cuando ya no haya amistad entre los ministros?
Ayuda mucho cuando los ministros se conocen, han trabajado muchísimos años y tiene un perfil profesional similar, hablan el mismo idioma, y también son amigos. Con los que mencionas, somos amigos hace 20 o 25 años. [Duda un momento] No 25, tan viejo no estoy, 20 o 22 años sí (risas). Pero también importa el liderazgo del  Presidente para saber escoger a los ministros y generar esa química en su gabinete. El Presidente bien pudo poner otras personas, y liderazgo es saber con qué gente trabajas. En ese contexto, este MEF ha sabido escuchar y entender la necesidad de reformas de mediano plazo a las que un ministerio del pasado habría dicho que no. 

¿Qué perfil debería tener el próximo ministro de Economía?
Aunque suene a autobombo, creo que el próximo gobierno debería buscar ministros con el perfil que han tenido los de este gobierno. Son ministros que tienen experiencia internacional, pero también en la gestión pública y es fundamental que quienes entren sepa cómo funciona el Estado, sino demoras mucho en aprender. Por eso este gobierno solo ha tenido dos ministros de Economía, no cinco como el anterior o como el previo. Tienes que tener un ministro que sepa, no que le cuenten.

¿A este grupo de ministros le habría gustado empezar antes sus gestiones?
Es una cuestión personal. Yo creo que es un honor servir al país en los roles que te toquen, cuando te toquen. Nadie nació predestinado.

Por su nivel de aprobación, a veces pareciera que Jaime Saavedra sí.
Jaime tampoco. Fue el Presidente nuevamente quien tuvo la visión para convencerlo de que venga del Banco Mundial y tome el riesgo enorme de venir a hacer lo que hace. Todo depende de las circunstancias, en muchos casos hasta del azar. Estar en el lugar correcto en el momento correcto. Siempre, cuando uno quiere reformar, es más fácil hacerlo desde el comienzo y eso es claro. Los ministros de entrada del siguiente gobierno van a tener muchas oportunidades para decidir qué continúan, qué cierran y qué nuevas apuestas van a tener. Tiene más impacto ser un ministro de inicio que de final de gobierno, pero, bueno, uno sirve al país cuando puede hacerlo. 

¿Qué le va a dejar este paso por el MEF?
Sentirme honrado de servir al país. Lo he hecho con lo mejor de mis capacidades y con las mejores intenciones. 

Deben quedar aprendizajes de vida. 
Había estado en el sector público antes, cercano a más de un ministro, pero es distinto vivirlo que verlo desde la silla del frente. Es una experiencia muy enriquecedora, pero también es bastante difícil y bastante ingrata. Te deja más canas, más gordo, ya no haces deporte ni tienes vida personal. Pero es un honor. 

¿Lo volvería a hacer?
Creo que el ciclo no termina. El activo y el pasivo de tu gestión se ve después, incluidas todas las investigaciones y persecuciones a los funcionarios públicos. No tengo ninguna acusación en marcha hoy, pero nadie sabe después. Cuando es funcionario público, recién puede contar la historia y decir si quiere repetir bastante después. Lo que espero por el bien del país es que mi sucesor tenga mucha claridad y que sepa que al MEF siempre le van a tocar la puerta, por múltiples intereses, y que un ministro de Economía debe saber separar el polvo de la paja y decir que no. 

A pesar de las canas y de las arrugas que saca el cargo…
¡No dije arrugas, eso lo has agregado tú! Esa es de tu cosecha (risas). 

Es cierto. Mi punto es que, a pesar de las canas, es uno de los ministros de Economía más jóvenes que ha tenido el Perú. Para un economista con su perfil, es una suerte de pico profesional. ¿Qué viene después?
Mira, no lo sé. No es que una persona con mi formación y mi trayectoria, de macroeconomista que ha estado en el sector público, se prepara para ser ministro de Economía, porque uno no se puede preparar para algo que probablemente nunca llegue. Pero sí es en cierta manera el ideal de tu carrera, es lo que respondes cuando estás en la universidad y te preguntan qué quisieras ser. “Ministro de Economía de mi país”. Y ya lo fui…¿Qué queda después? No te digo que es todo cuesta abajo, porque todavía me quedan 25 años de carrera profesional, pero aprendes a ver las cosas con perspectiva. Sé que haré otras cosas importantes en mi vida y también sé ahora que es importante balancear mejor la parte personal con la profesional. En el corto plazo, lo que sé es que me tomaré una buenas vacaciones. No tomo vacaciones desde antes de ser ministro. 

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