De acuerdo con diversos estimados de efecto multiplicador, por cada sol que se destina a inversión pública se generan S/1,43 de PBI. (Foto: El Comercio)
De acuerdo con diversos estimados de efecto multiplicador, por cada sol que se destina a inversión pública se generan S/1,43 de PBI. (Foto: El Comercio)
Luis Fernando Alegría

(Unidad de Análisis Económico)

Este año la está encaminada a sumar su sexto año consecutivo de crecimiento débil. Para contrarrestar esta debilidad, existen dos herramientas de política económica de estabilización: la monetaria y la fiscal. Sin embargo, en lugar de jalar en la misma dirección, ambas políticas están, por ahora, yendo en direcciones opuestas.

En primer lugar, el Banco Central de Reserva () decidió, en la tarde del jueves, reducir su tasa de interés de referencia por segunda vez en el año. La autoridad monetaria está tan preocupada por la debilidad de la demanda interna que este mensaje se volvió protagonista de su último comunicado.

Pero no solo eso: la última decisión implica que ahora el BCR ha adoptado su postura más expansiva de los últimos nueve años. Esto se constata viendo la tasa de interés de referencia en términos reales, es decir, ajustada por inflación. El costo real del crédito se redujo a 0,02% para noviembre, su lectura más baja desde el –0,02% registrado en agosto del 2010. En aquel año el BCR desmontaba el estímulo que había dado para hacer frente a la crisis financiera internacional.

—EL IMPULSO ESPERADO—

La otra cara de la moneda está representada por la política fiscal, donde la variable clave es la inversión pública. De acuerdo con diversos estimados de efecto multiplicador, por cada sol que se destina a inversión pública se generan S/1,43 de PBI.

El problema es que las cifras de ejecución no muestran el dinamismo esperado. Las cifras del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) revelan que, al 31 de octubre, la inversión pública en términos reales cae 0,28% respecto a los primeros 10 meses del 2018.

Sin embargo, este resultado se explica por la debilidad de la inversión a nivel subnacional. Como se recuerda, este es el primer año de gestión de todas las autoridades regionales y municipales, y ello ha incidido en su capacidad para ejecutar el gasto de capital.

En el caso de los gobiernos regionales, al final de octubre habían invertido 0,77% menos que entre enero y octubre del 2018. En tanto, las municipalidades registran una ejecución 15% inferior.

Es importante resaltar dos acciones que han buscado acelerar la inversión pública. Por un lado, el MEF señala que se ha trabajado con las autoridades subnacionales para evitar un gran bache en la ejecución. El entonces ministro de Economía, Carlos Oliva, anticipaba que esta política sería exitosa si se evitaba una contracción en la inversión.

Las cifras a octubre dan cuenta de que la inversión subnacional, en términos reales, está cayendo 10,8%. Como referencia, en el 2015 –primer año de gobierno de autoridades subnacionales– el retroceso era de casi 30% en los primeros 10 meses.

Más aún, la actual titular de la cartera, María Antonieta Alva, indicó que se espera ejecutar unos S/12.967 millones entre noviembre y diciembre para lograr que la inversión pública crezca 2,5%.

Esta meta luce ambiciosa, pues representa el 57% de los recursos que se han ejecutado entre enero y octubre. Al respecto, el BCR duda de que se logre la proyección del MEF, pero sí anticipa un crecimiento.

El gerente central de Estudios Económicos de la autoridad monetaria, Adrián Armas, resaltó que las medidas del Gobierno sí tendrán efecto tanto este año como el próximo. De hecho, sus pronósticos son positivos, aunque más conservadores (0,5% de crecimiento este año y 5% en el 2020).

No obstante todo ello, las perspectivas sobre la demanda interna aún son grises y persiste el riesgo de crecer menos de 2,7%, como anticipa el BCR.

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