Innovación tecnológica mira hacia Lisboa a causa del Brexit
Innovación tecnológica mira hacia Lisboa a causa del Brexit

(Bloomberg). En 2012, Jaime Jorge hizo algo que pocos de sus compatriotas portugueses habrían hecho: rechazó un trabajo en Google en Londres. Jorge, entonces un desarrollador de software de 24 años, decidió en su lugar crear su propia empresa. Cinco años después, Codacy, la compañía que fundó con João Caxaria, emplea algoritmos para corregir automáticamente errores en el código de software para decenas de negocios en todo el mundo, entre ellos PayPal y Adobe.

Nunca han mirado atrás. “En lugar de trabajar 18 horas al día para otro, creamos este fantástico proyecto para nosotros”, explica Jorge en un café de la Baixa, en el centro histórico de Lisboa. “Teníamos una alternativa”.

Eso es algo nuevo en un país pequeño, durante mucho tiempo acosado por una economía estancada y una industria bancaria bajo presión. Durante años, los mejor formados de Portugal salían corriendo hacia jugosos trabajos en empresas de consultoría global como Accenture o gigantes tecnológicos como Google.

Los que eran lo bastante valientes como para empezar sus propias empresas tecnológicas siempre se marchaban a Londres, donde una mezcla de creatividad británica, apoyo gubernamental y capital riesgo había fomentado una vibrante escena de empresas innovadoras. La mitad de las inversiones en las nuevas empresas tecnológicas del sector financiero en Europa entre 2011 y 2016 fueron a parar a compañías británicas, según CB Insights, una empresa de investigación neoyorquina.

Ahora, una confluencia de fuerzas está llevando a los emprendedores a levantar sus empresas en su propio país. Gracias a la computación en la nube y al software de código abierto, es más fácil y más barato que nunca montar plataformas digitales en cualquier lugar. Y universidades como el Instituto Superior Técnico de Lisboa están enseñando a los estudiantes el arte del emprendimiento, en lugar de prepararlos para carreras en corporaciones multinacionales. Además, Londres es una de las ciudades más caras en el mundo para llevar un negocio; un desarrollador de software de base gana allí tres veces lo que un codificador ingresa en Portugal, según un informe de Balderton Capital en Londres.

Como resultado, están apareciendo centros tecnológicos en lugares inesperados de Europa: en Barcelona, Múnich, Viena e incluso Brno, la segunda ciudad en tamaño de la República Checa. En Lisboa, han aumentado los emprendimientos, que van desde Hole19, una red social internacional para golfistas, hasta Uniplaces, que permite a los estudiantes universitarios reservar alojamiento por toda Europa. Un estudio de 2016 apoyado por Allianz Kulturstiftung, la fundación de la compañía aseguradora alemana, situó a Lisboa como la quinta comunidad de empresas de innovación con mejor rendimiento de Europa, por delante de clásicos como Estocolmo o Dublín.

Ahora ha llegado el . Si bien la decisión de Reino Unido de abandonar la UE probablemente no provocará un éxodo desde Londres, sí podría acelerar la creación de empresas innovadoras en otros sitios. La pérdida de acceso al mercado único europeo ensombrecería los planes de crecimiento estratégico de creadores que pretendían utilizar Reino Unido como trampolín de su expansión en Europa. La pérdida de los derechos de libre circulación de personas que permiten a los ciudadanos de la UE establecerse en Reino Unido con las mínimas molestias podrían resultar dañinas, también. Más del 40 por ciento de los creadores de empresas innovadoras británicas obtuvieron sus títulos universitarios fuera del país, según Balderton.

La incertidumbre en torno al Brexit ya está haciendo daño. En 2016, la inversión riesgo en empresas de tecnología británicas cayó un 15 por ciento, hasta £3.600 millones (US$4.400 millones), la primera caída en siete años, según Preqin.

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