"El objetivo es optimista. Principalmente para el gobierno central y más todavía en un año electoral". (Ilustración: Giovanni Tazza)
"El objetivo es optimista. Principalmente para el gobierno central y más todavía en un año electoral". (Ilustración: Giovanni Tazza)
Alek Brcic Bello

Nunca he sido una persona muy deportista y, sin embargo, durante años, la llegada del verano me motivaba a ponerme en forma. Esta tarea comenzaba con buen ritmo y grandes proyecciones. Me organizaba, iba al gimnasio con mi hermano mayor y aprendía a usar las máquinas. La gracia no me duraba ni un mes.

De esto me he acordado al ver la meta de presentada por el la semana pasada. Como buena lista de propósitos para el año que recién empieza, el sector público apunta a ejecutar S/39.112 millones en obras este 2021. Es decir, quiere alcanzar un rendimiento histórico y un crecimiento de 35% con respecto al 2020.

MIRA: Gobierno apunta a que inversión pública crezca 35% este año: ¿Es factible y cómo puede concretarse?

Si se desagrega dicho monto, al gobierno central le toca el 57%. Esto significa ejecutar cerca de S/22,3 mil millones este año o 46% más de lo que logró en el 2020. Por su parte, los gobiernos regionales deberán gastar S/7.140 millones y los locales S/12.963 millones (20% y 14,8% más que el año pasado, respectivamente).

El objetivo es optimista. Principalmente para el gobierno central y más todavía en un año electoral. Y si bien el ministro ha señalado que este año “la inversión pública no tiene excusas para no crecer”, ¿qué tan realista es esperar que se incremente tanto?

Para empezar, la meta del gobierno supera las anteriores expectativas del MEF presentadas en el Marco Macroeconómico Multianual en agosto del año pasado (aunque eso haya ocurrido hace ya dos gobiernos). En ese documento, se creía que el 2020 iba a ser más dinámico y se afirmaba que este año el rebote permitiría ejecutar S/38 mil millones. Con el nuevo objetivo, ese número se queda un poco corto.

La cifra del MEF también supera las proyecciones del Banco Central. En su reporte de inflación de diciembre, la autoridad monetaria calculaba que el gasto en obras del Estado solo se incrementaría 14% en términos reales este año.

Por otro lado, la ejecución de la inversión pública nunca se ha acercado a los números propuestos ahora. Entre el 2012 y el 2020, el promedio anual de gasto en obras públicas fue de aproximadamente S/29,6 mil millones. El máximo monto se registró en el 2018 con S/32.276 millones y el mínimo en el 2012 con S/26.162 millones (aunque entonces los presupuestos eran bastante menores).

Además, no es que el gasto del Estado en obras esté en una racha de crecimiento constante. Su variación es bastante irregular y fluctúa en ambas direcciones por factores como el ingreso de nuevas autoridades al gobierno.

¿Cómo impulsar entonces una ejecución de casi S/10 mil millones más que el promedio de la última década? La estrategia del MEF pasa por establecer metas con los distintos niveles de gobierno y mantener un seguimiento continuo de estas. Esa misma fórmula demostró buenos resultados el año pasado, aunque se detuvieron cuando llegó la pandemia.

No obstante, es difícil pensar que el 2021 será distinto cuando hay proyectos que llevan años atorados en la cartera de ProInversión y no hay luces de que vayan a salir adelante. A eso se suma que enero ha traído oficialmente una segunda ola de contagios y que el presidente Francisco Sagasti ha afirmado recientemente que su gobierno ha “escogido un número muy pequeño de proyectos” del plan de infraestructura para intentar reactivar.

Con todo ello, la meta del gobierno será muy complicada de lograr. Aunque, la verdad, quién soy yo para opinar. A fin de cuentas, el mes pasado compramos una bicicleta estacionaria en casa pensando que quizá este 2021 será el año en que cumpla mis propósitos y me ponga en forma. Y, por qué no, también lo podría hacer el MEF.

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