Perú aceleraría su crecimiento a 4.1% en 2020 por la solidez de la demanda interna, el alza de precios de las materias primas y las políticas fiscales y monetarias anticíclicas. (Foto: GEC)
Perú aceleraría su crecimiento a 4.1% en 2020 por la solidez de la demanda interna, el alza de precios de las materias primas y las políticas fiscales y monetarias anticíclicas. (Foto: GEC)
Redacción EC

(Por Katherine Maza Mercado y Franco Balza Tassara Cánepa) El presentó ayer el Informe de Actualización de Proyecciones Macroeconómicas (IAPM) 2019-2022, en el que reafirma que la crecerá 4,2% este año.

Al respecto, el titular de la cartera, Carlos Oliva, explicó que dicha aceleración está asociada a la consolidación de la inversión privada –como uno de los principales motores de la economía–, que crecerá 7,6%, la tasa más alta desde el 2012, debido al mayor impulso de la inversión minera. A ello se sumaría la inversión pública (4,5%), ante la continuidad de grandes proyectos y medidas implementadas para fortalecer el gasto de los nuevos gobiernos subnacionales.



Los ex ministros de Economía y Finanzas Alfredo Thorne y Alonso Segura señalaron a El Comercio que la proyección del MEF es “un poco optimista”. Ambos consideran que la economía crecerá más cerca del 3,5% que del 4,2%.

Para Thorne, la inversión privada avanzará 5%, mientras que la pública solo 1%. Desde su punto de vista, el principal inconveniente para lograr una cifra como la prevista por el Ejecutivo es el mercado internacional.

“La economía global se está desacelerando y ahí hay grandes incertidumbres. Hemos visto señales sobre todo en las exportaciones. Creo que decidir 4,2% o 3,5% depende mucho de ese entorno internacional”, agregó.

Asimismo, mencionó que se deben tener en cuenta otros factores que generan incertidumbre, sobre todo los relacionados a la minería y a las órdenes de inventarios que tienen mucha correlación con la inversión privada y vienen rezagados en lo que va del año. Advirtió, además, que si bien Las Bambas aún no ha impactado en el crecimiento, podría hacerlo si los problemas persisten.

Un tercer indicador es la inversión pública, la que “depende mucho del MEF. Es un factor que podrían controlar si ejecutasen más. Claramente, eso no se ha visto en el primer trimestre”, sostuvo.

Desde la óptica de Alonso Segura, es improbable alcanzar un crecimiento de 4,2%, teniendo en cuenta que las cifras registradas en los primeros meses del año han estado por debajo del 3%.

“Quizás el crecimiento sea en torno a 3,5% y, en el mejor de los casos, a 3,8%, pero eso va a depender de si el debilitamiento es temporal o continúa”, aseveró.

Además del resultado de los primeros meses, Segura coincide con Thorne en que el mercado mundial no viene bien. No obstante, detalla que los indicadores financieros han mejorado, a raíz de una menor incertidumbre sobre las tensiones comerciales entre EE.UU. y China.

Por su parte, para el economista jefe del BBVA Research, Francisco Grippa, la actividad económica crecerá 3,9% este año con un sesgo a la baja explicado principalmente por el resultado del primer trimestre.

Precisamente, entre enero y marzo, la economía habría crecido entre 2,5% y 3%, por debajo de 3,2% de similar período del 2018. El retroceso de la inversión pública y de la producción minera, así como la alta base de comparación en la extracción de anchoveta, serían los principales motivos de dicha pérdida de dinamismo.

En cuanto a la proyección anual, explicó que el desempeño de la economía se verá impulsado, de manera positiva, por menores tasas de interés a nivel global, mayores precios de los metales y mayor crecimiento de las actividades primarias, con excepción de la actividad minera.

A esto se suman los riesgos del menor crecimiento mundial, menor gasto público –en particular por reconstrucción– y la normalización más moderada de la producción minera.

“Prevemos que el PBI avanzará 3,9% en el 2019 [...]. En el interior, tenemos ahora un crecimiento mundial más bajo y, localmente, menor gasto público”, sostuvo al respecto.

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