(Foto: Facebook)
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Sus manos curtidas por el tiempo son el reflejo de una labor de más de medio milenio. Desde muy joven se relacionó con el campo, con aquella tierra fértil de la que brota uno de los cultivos alimenticios más diversos del Perú: la

El huanuqueño Victoriano Fernández, quien ocupa el cargo de presidente de la Asociación Nacional de Productores de Papa del Perú (Appapa), es ante todo un agricultor que busca revalorar el cultivo de la papa nativa, y de esa manera, contribuir con la seguridad alimentaria, uno de los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU. 

"Un productor da alimentos a 15 personas, si no fuéramos productores ¿cómo alimentaríamos a la comunidad?", se pregunta, tras mencionar que el 50% de lo que producen los pequeños productores llega a Lima.

Victoriano Fernández , quien disfruta de la papa cajamarquina, una variedad de papa peculiar por el sabor a yuca que posee, se rehúsa a depender de productos químicos. "Sé que es muy fuerte su uso en la costa, pero preferimos usar productos naturales, respetar los tiempos", anota.

Su voz decae cuando señala que las cosechas se han visto afectadas por las lluvias. "El barro afecta al tubérculo", señala. Bajo su mirada, los factores climatologías son solo un peldaño de la escalera de retos que deben enfrentar los agricultores.

"También somos parte del problema", afirma. No sin antes indicar que los pequeños productores sufren del maltrato del sector financiero ¿por qué? Muchos agricultores no poseen títulos de propiedad, lo que les impide contar con el aval que se requiere para acceder a financiamiento. "Cuando uno tiene título paga, muchos de nuestros socios no quieren y de tal manera son usufructuarios", comenta. 

En el país existen cerca de 7 mil pequeños productores, Fernández indica que solo el 40% se quiere titular, el porcentaje restante se niega a hacerlo. Esto no ha impedido que sigan comercializando, ya no solo con el mercado local, sino también con supermercados.

"Los supermercados son muy exigentes, muchas veces nos rebotaron los productos", señala, y continúa, "te pagan en 20, 25 días, otros no quieren vender a supermercados porque quieren su dinero al momento".  Al productor también le preocupa que no siempre se cuente con un suficiente stock de semillas, lo que dificulta su producción.

Con todo esto él tiene un sueño, que es compartido por los más de 2 mil socios que conforman la asociación: "Nuestro sueño es, en algún momento, exportar la papa nativa. Tenemos que hacer mucho, la política del Estado tiene que ser a favor de la producción, porque sabemos que los prestamos son muy reducidos para el sector agrario", declara, quien para muchos se ha convertido en el guardián del tesoro de los andes.

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