La recaudación tributaria tocó su nivel más bajo de los últimos 15 años. (Foto: El Comercio)
La recaudación tributaria tocó su nivel más bajo de los últimos 15 años. (Foto: El Comercio)
Luis Fernando Alegría

Los bajos ingresos del Gobierno Peruano se han convertido en un problema cada vez más importante. Hoy la está en su punto más bajo de los últimos 15 años (alcanzó 12,6% del PBI a octubre) y, con un Estado que apuesta por empujar la economía a través de inversión pública e implementar reformas de largo aliento, se necesita tener más recursos.

Reformar integralmente un régimen tributario que data de los 90 es una necesidad a gritos. Avanzar en temas de educación, salud, infraestructura, protección social, entre otros, requiere elevar los ingresos del fisco. Esta reforma tiene muchos ejes por abordar simultáneamente y el diagnóstico es claro. Expertos consultados por El Comercio concluyeron que uno de los principales problemas del sistema impositivo actual es la diversidad de regímenes existentes, pues alientan la evasión y la atomización de empresas, con el fin de pagar menos tributos.

Hoy el país tiene cuatro regímenes tributarios distintos: el Nuevo Régimen Único Simplificado (NRUS), el Régimen Especial de Impuesto a la Renta (RER), el Régimen Mype Tributario (RMT) y el Régimen General (RG). Las empresas se pueden acoger a estos en función a su tamaño, el cual se determina por el monto de ventas que alcancen, y está acorde con la normativa laboral.

“La aglomeración de empresas alrededor de umbrales de tributación siempre ocurre, también en otros países. Mientras existan umbrales, va a haber esa aglomeración”, sostuvo Luis Alberto Arias Minaya, ex jefe de la Sunat. El experto propone, en primer lugar, crear un régimen general único, con una sola tasa de IGV y de Impuesto a la Renta para todas las empresas, pero con una excepción.

“Debería haber un régimen simplificado para las empresas muy chiquititas, acotado tanto por ventas como por número de trabajadores, que no debe coincidir con la clasificación de micro, pequeña o mediana empresa. Esos rangos son para otros fines, no para fines tributarios”, dijo.

(Infografía: El Comercio)
(Infografía: El Comercio)

En esa línea coincidió Walker Villanueva, socio del Estudio Philippi, Prietocarrizosa, Ferrero DU & Uría, quien consideró que los cuatro esquemas diferenciados generan un enorme desorden que incluso crea dificultades para los contribuyentes, que no siempre saben a qué régimen aplican.

Con respecto al RUS, el tributarista apuntó que obliga a las microempresas a emitir solo boletas, lo que les impide contratar con firmas grandes y propicia la informalidad.

Para César Fuentes, catedrático de ESAN, un sistema único y simplificado sería el escenario ideal, pero con excepciones acotadas y temporales.

“El sistema actual genera incentivos perversos. En lugar de tener empresas grandes, se tienen pequeñas. No hay incentivos a crecer porque castiga tributariamente”, comentó.

EXONERACIONES
Este año, las exoneraciones tributarias han estado bajo la lupa de la opinión pública. El MEF estima que este tipo de medidas lanzadas en el Congreso implicarían dejar de recaudar entre S/9.000 y S/15.000 millones. Para frenar este forado, Arias Minaya propone hacer un análisis costo-beneficio más fino, pues dejar las exoneraciones trae más recursos para prestar mejores servicios públicos.

“Si se plantea sustituir las exoneraciones para obtener más recursos y destinarlos a mejorar sustantivamente la prestación de servicios de salud o de educación, el debate cambia. Es difícil detener nuevas exoneraciones del Congreso, pero el MEF no está haciendo el trabajo de proponer eliminaciones siguiendo esta estrategia”, apuntó.

En esa línea, Fuentes indicó que lo importante con las exoneraciones es revisarlas con mucho cuidado y buscar armonizarlas y reducirlas, pues hay temas políticos que complican su eliminación.

DIGITALIZACIÓN
La ha buscado impulsar la digitalización y el tema electrónico alrededor de sus procesos y los de sus contribuyentes, bajo la idea de que esto permitirá conocer y rastrear todas las transacciones de la cadena de comercialización en el país.

Si bien estas iniciativas contribuirán a reducir los costos de facturación de las empresas, Arias Minaya observó que no hay una estrategia para utilizar toda esa información para reducir efectivamente la evasión, y no hay casos en la región en que haya sucedido.

“Sunat comenzó con lo electrónico en los recibos de cuarta categoría. Hoy todos se emiten electrónicamente. Eso empezó hace 3 o 4 años. ¿Ha disminuido la evasión en cuarta? En absoluto. No es verdad que lo electrónico va a ayudar a reducir la evasión”, señaló, y resaltó la necesidad de diseñar una estrategia sobre cómo utilizar esos datos.

Efectivamente, apostar por lo electrónico le da información en tiempo real a la Sunat y ayuda a la fiscalización, pero eso al final no influye en comportamientos de evasión, dijo Villanueva. Tener todo digitalizado –consideró– no hará que los profesionales, por ejemplo, emitan recibos por honorarios para clientes que son personas naturales.

Finalmente, hay temas institucionales que se deben corregir, según los expertos. Para Fuentes, es importante atraer a más personas y micro y pequeñas empresas a tributar. Para ello, considera un punto de partida la bancarización de los salarios.

Arias Minaya, por su parte, subraya la necesidad de modernizar y agilizar completamente el Tribunal Fiscal (TF), que hoy tiene expedientes de hasta hace 10 años de antigüedad sin resolver.

“Si los contribuyentes perciben que el TF se demora años en resolver una contingencia tributaria, es un incentivo a que cualquier fiscalización nueva de la Sunat termine en un reclamo o apelación. Se requiere cambios en estrategias y velocidad para resolver, pero no se le presta la importancia debida”, concluyó.

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