"Los colores de Lima" según Luis 'Cartucho' Miró Quesada G. - 1
"Los colores de Lima" según Luis 'Cartucho' Miró Quesada G. - 1
Redacción EC

LUIS MIRÓ QUESADA GARLAND (1914-1994)*

Arquitecto

Considero difícil, si no imposible, contestar específicamente señalando, si no recetando, tal o cual color, por dos razones: la primera, porque el color no es precisable verbalmente, son muchas las gamas de  rosado o de ocres o de verdes; segundo, porque creo que desde el punto de vista del paisaje urbano, es básicamente un problema de composición, en el que por lo tanto lo que importa no es señalar abstractamente tal o cual color, sino lo es el de armonizar tal color junto a cual color, en sus tonalidades precisas; y el de saber, según las características arquitectónicas de cada local, qué gama cromática precisa puede ser la más conveniente. Quizás algunos ejemplos aclaren lo que estoy tratando de expresar. 

EJEMPLOS
La casita que alberga el museo de pintura taurina, en la calle de Matavilela luce muy vibrantemente pintada con muros de un color arcilla muy profundamente rojo con balcones en verde, y creo que ello es acertado, pero por cierto no resultaría recomendable para pintar Torre Tagle, por ejemplo, o hacerlo proliferar por todas las calles de Lima: es y puede ser adecuado como acentos para casos muy precisos.   
La Casa Oquendo de un rosado pálido con balcones marrones y la recientemente restaurada casa de la calle Negreiros de un amarillo siena con balcones verdes-grisáceos son dos casos cromáticamente diferentes y, a mi parecer, ambos aceptables. 
Lo que vengo diciendo tiene la intención de explicar por qué creo que el problema de pintar las casas de Lima no es solucionable con recomendaciones de colores ni menos con ordenanzas precisas, de las que tenemos el triste ejemplo de casas todas grises, sino como un proceso controlado y dirigido de determinar el colorido de las calles como unidades plástico urbanas y en consideración a la realidad de las características arquitectónicas de los edificios que la conforman [...]
En consideración al hecho de la poca luminosidad del cielo limeño, un cielo gris y no azul, acentuado por el gris de los pavimentos, los paramentos verticales que conforman las calles y las plazas deberían ser cromáticamente cálidos y claros.
Hasta donde pueden ser mayor o menormente vibrante, depende del carácter pueblerino o citadino de cada calle [...]
El resultado debe ser de homogeneidad y armonía pero no de monótona unidad. Esto significa que sería equivocado consignar por ordenanza el uso de un solo color; pero al otro extremo quienes tengan la responsabilidad de ello, no deben caer en el extremo de proliferar diferencias.   
Cada unidad arquitectónica, aunque inmobiliariamente esté subdividida entre diferentes propietarios, debe ser unitariamente pintada; y más allá de ello podrían darse casos en que  convendría que dos unidades arquitectónicas pequeñas sin rasgos de separación sean unitariamente pintadas [...]
Cabría con el color realzar los casos arquitectónicos más valiosos y por lo contrario disminuir el estimulo visual en casos arquitectónicamente ofensivos. 

*El Comercio, 2 de mayo de 1971

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