A partir de 2020, la Estación Espacial Internacional recibirá visitantes que puedan pagar el costoso capricho.
A partir de 2020, la Estación Espacial Internacional recibirá visitantes que puedan pagar el costoso capricho.

-Nasa tours-
En estos tiempos, cualquier ingreso extra sirve, incluso en el mundo de la exploración espacial. Para muestra, esta misma semana la NASA anunció que para lograr el encargo del Gobierno de su país de volver a enviar misiones tripuladas a la Luna en 2024 va a requerir una inversión aproximada de 20.000 a 30.000 millones de dólares, según informó este Diario. Como complementa un informe de The Verge, esta inversión estaría repartida en incrementos de cinco a seis mil millones anuales durante un lustro. Recién, a fines de este año, se sabrá si el Congreso de ese país aprueba el aumento de presupuesto, pero la agencia ya asumió la fecha de entrega como inamovible.

Y como es altamente probable que la misma NASA tenga que reasignar recursos propios de otros proyectos para poder llevar a cabo esta misión, también está orientando esfuerzos a generar ingresos propios de manera sostenible. Así, el pasado viernes 14, anunció que, a partir de 2020, la Estación Espacial Internacional podrá recibir astronautas del sector privado. En lo que podría considerarse una asociación público-privada de altísimo vuelo, la NASA explica que han acondicionado un espacio en la estación para recibir hasta dos misiones tripuladas al año. Los tripulantes podrán quedarse hasta por 30 días a un costo de 35.000 dólares por noche.

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El propósito y organización de la misión de turistas espaciales, así como el traslado de los mismos y su preparación previa correspondiente, correrán por cuenta de un privado que deberá adaptarse a los estrictos parámetros que establece la agencia estadounidense para autorizar el uso de la Estación Espacial. Empresas como Boeing y SpaceX (propiedad de Elon Musk) ya están involucradas en la construcción de aeronaves para este fin según reporta Time. En el plano literario, el subgénero ‘emprendimientos de ciencia ficción’ se perfila como futura tendencia.

El alto costo del bitcóin en emisiones de CO2 .
El alto costo del bitcóin en emisiones de CO2 .

-Criptopolución-
A todas las objeciones que se les pueden poner a las criptodivisas, podemos agregar el factor ambiental. Investigadores de la Universidad Técnica de Múnich y el MIT han estimado la magnitud de la huella de carbono que genera anualmente el uso de bitcóin. De acuerdo con los cálculos, los 22 megatones en emisiones de CO2 que se generan anualmente con las transacciones acumuladas en esta criptomoneda equivalen a las emisiones anuales totales de ciudades como Las Vegas o Hamburgo. Pero ¿cómo una moneda que no se imprime contamina tanto? La respuesta está en toda la energía que consumen las computadoras necesarias para que se puedan realizar estas transacciones virtuales. En el cálculo se tomó en cuenta, además del consumo de electricidad para el funcionamiento de la red, la fabricación del hardware necesario para satisfacer la demanda de ‘mineros’ de bitcóin, como se les conoce a quienes reciben una recompensa (también en bitcóin) cada vez que facilitan movimientos en esta divisa. Se trata del más completo estudio de este tipo y abre una nueva arista en la discusión para fiscalizar y regular de alguna manera esta criptomoneda. Lo justo.

Evidencias de consumo ritual de cannabis en una tumba de más de 2.500 años.
Evidencias de consumo ritual de cannabis en una tumba de más de 2.500 años.

-Toques ancestrales-
Si bien los registros en la literatura médica sobre el uso del cannabis para el tratamiento de diversos males se remontan hasta 2.700 años a. C., las evidencias sobre su consumo ritual o recreativo (por qué no) son más difíciles de hallar.

Sin embargo, un grupo de arqueólogos parece haber encontrado los restos de un fumadero milenario en un cementerio en las montañas del Pamir, en China. Las excavaciones revelaron diez recipientes de
madera y varias piedras que contienen restos de cannabis quemado de hace 2.500 años aproximadamente.

Un reporte de AP señala que lo más probable es que los que participaron de este simpático ritual hayan calentado las piedras para encender la planta y luego inhalar el humo de esta. Dadas las
altas concentraciones de THC en los restos, hay razones para pensar que quienes la cultivaban sabían perfectamente lo que buscaban.

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