El 7 de febrero se conmemora el 96 aniversario de la Ley 4916 promulgada por el presidente Augusto B. Leguía (enseguida, en el mismo año 1924, se promulgó la Ley 5119). El autor, gestor y actor de estas iniciativas fue el doctor José Manuel Ramírez-Gastón Jurado de los Reyes.
Estas leyes fueron consideradas como el evangelio fraterno de los trabajadores. Entre otros aspectos que se han valorado de estas medidas, figuran las vacaciones de 30 días al año, la indemnización de un sueldo por cada año de servicio, las gratificaciones dos veces por año y el pago del entierro del trabajador fallecido. Fue la primera vez que se daban semejantes medidas en el Perú y América, por lo que se sentó jurisprudencia en el continente.
En tal época, no existían sindicatos, lo que dificultaba la obtención de beneficios laborales. Empresarios, banqueros y ciertos parlamentarios, así como determinado sector del gobierno de turno, se oponían a que se promulgaran este tipo de leyes. Como anécdota, en aquel entonces, cuando fallecía un empleado y los familiares carecían de medios para enterrarlo, se estilaba pasar el sombrero. Mi padre se desempeñaba, entonces, como abogado de la empresa Cerro de Pasco Copper Corporation y de otras compañías importantes. Los directivos de tales empresas le habían advertido que, si continuaba con estas propuestas, prescindirían de sus servicios. Y así sucedió.
En Miraflores, una avenida lleva su nombre y, en la cuadra 21 de la av. Benavides, se halla un monumento en honor a las leyes 4916 y 5119. En su recuerdo, también, en el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo, en la sala donde se reúnen el ministro de turno con los empresarios, gobernadores regionales y/o sindicatos, está la foto de mi padre con una semblanza.