Miguel Pita [Foto: Jorge Paredes Laos]
Miguel Pita [Foto: Jorge Paredes Laos]
Jorge Paredes Laos



Desde chico sabía que no iba a heredar de su padre el gusto por la arquitectura ni el arte. A él le interesaba más mirar el comportamiento animal y descubrir por qué algunas especies actuaban de una forma y no de otra. Esta curiosidad lo llevó a estudiar genética. Sin embargo, en sus propios genes tenía algo de artista que no pudo eludir y, después de graduado, se dedicó también a escribir guiones para el cine y algunos cuentos.

Con El ADN dictador, el español Miguel Pita ha unido estas dos aficiones: “Es un libro de divulgación científica con alma de novela”, dice. Y es verdad: se trata de un relato en el que un personaje, Ale, nos cuenta los azares de su vida en los que la genética tiene algo y mucho que decir.

El ADN dictador no es solo un libro de divulgación científica, sino que hay una historia y un personaje detrás. ¿Por qué decidiste escribirlo así?
La relación entre la divulgación y la literatura es muy distante. Los científicos suelen contar sus hallazgos en ensayos que, a veces, tienen una forma muy árida y poco atractiva para la gente. Así que en El ADN dictador traté de hacer un ejercicio que para mí era muy entretenido porque me gusta escribir. Lo que hice fue un libro de divulgación con alma de novela, y he notado que le interesa a mucha gente. Son preguntas cotidianas que nos hacemos todos: ¿por qué nos gustan unas comidas y no otras? ¿Cuánto de lo que soy se lo debo a mi educación y cuánto a mi carga genética? ¿Puedo tocar música como Mozart? ¿Nacemos o nos hacemos?

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El ADN dictador
Miguel Pita
Editorial: Ariel
Páginas: 350
Precio: S/ 76,00

En el libro mencionas que existen rasgos como la personalidad o el carácter que antes no se pensaba que tenían que ver con el ADN. ¿Cómo se descubrió eso?
Es algo difícil de explicar. En primer lugar, porque la genética, a pesar de que es una ciencia que avanza muy rápido, es todavía muy joven y se ha ido descubriendo a sí misma en las últimas décadas. Hasta hace muy poco tiempo, se creía que no tenía nada que decir sobre la personalidad. Pero lo que se ha venido descubriendo es que, efectivamente, en muchos rasgos de nuestro carácter la genética tiene algo y a veces mucho que decir.

Por ejemplo, ¿qué tiene que decir sobre nuestro carácter? ¿Somos agresivos debido a nuestros genes?
Se ha descubierto que hay una base genética en la inteligencia, en la agresividad, en la depresión; sin embargo, todas estas cosas terminan siendo moduladas por el ambiente. En el caso de la agresividad se sabe que hay una variable en un gen que hace que algunas personas sean más agresivas que otras pero, insisto, no es determinante. La genética lo que hace es fabricar proteínas y regular procesos fisiológicos, pero no te mueve los brazos para golpear a alguien. Tal vez a algunas personas les cueste más que a otras controlarse, pero, si este individuo crece en un ambiente que no es hostil, lo más probable es que no desarrolle una conducta violenta. Nadie puede usar la genética como excusa para un comportamiento agresivo.

¿En una de tus presentaciones en el Hay Festival decías que incluso la infidelidad tiene bases genéticas?
Es un tema que todavía está en estudio. Con respecto a las bases genéticas del comportamiento monógamo o promiscuo, se ha identificado una variable que provoca este tipo de conducta en unos ratoncillos de acuerdo a investigaciones realizadas por unos colegas de la Universidad de Atlanta. Ellos analizaron dos especies de topillos, una monógama y otra promiscua, y se descubrió que efectivamente había una variable que era distinta en ambas especies. Entonces, se cogió esa variable del gen del promiscuo y se la traspasó al monógamo y se descubrió que, de pronto, este último cambiaba su conducta, es decir, se volvía infiel. Los científicos se preguntaron si esto podía suceder también en humanos. Y, efectivamente, descubrieron que teníamos esa variable pero de una manera mucho más compleja que los topillos. No hay una respuesta firme todavía porque, obviamente, no se puede experimentar con humanos como se hace con ratones, pero todo esto nos dice algo de nuestra esencia.

Miguel Pita colabora semanalmente con el programa radiofónico deportivo “Tiempo de Juego”. [Foto: Jorge Paredes Laos]
Miguel Pita colabora semanalmente con el programa radiofónico deportivo “Tiempo de Juego”. [Foto: Jorge Paredes Laos]

¿Al respecto también se puede afirmar que la homosexualidad está determinada por el código genético?
Con respecto a la homosexualidad cada día está más claro que tiene bases genéticas. Se nace homosexual. Hay genes que se encuentran con determinadas variantes en individuos homosexuales y no en heterosexuales, pero, a diferencia de los topillos, no se trata solo de una variable, sino de miles que se combinan entre sí. La genética es muy complicada en sus interrelaciones y todavía hay descubrimientos por hacer. Y otra vez se trata de un rasgo que los eventos sociales pueden modular en un sentido o en otro. Antes, desgraciadamente, los homosexuales no eran libres de expresarse y ocultaban su condición, lo que demuestra que los comportamientos, por más fuertes y sexuales que sean, siempre van a tener un componente social.

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