Morriberón: “Los temas están adaptados a la malla curricular brindada por el Ministerio de Educación”.
Morriberón: “Los temas están adaptados a la malla curricular brindada por el Ministerio de Educación”.
/ CESAR CAMPOS
Claudia Guevara

Si Salman Khan no hubiese vivido lejos de sus sobrinos, Khan Academy no existiría. Fue por ellos que el fundador de la organización realizó un video enseñándoles matemáticas para que ellos pudieran repetirlo cuantas veces fuera necesario. El video se viralizó en 2006. Dos años después, la organización se formalizó; en 2010, recibió subsidios de Google (USD 2 millones) y de Bill and Melinda Gates Foundation (USD 1,5 millones). Entonces, Salman armó su equipo: un jefe de operaciones y dos encargados del software. Idearon una aplicación con la que el usuario puede aprender de forma autónoma con videos, artículos y ejercicios. Mónica Morriberón, responsable de la institución en el Perú, asegura que el estudiante puede aprender y reforzar por sí solo los temas del colegio y prepararse para un examen de ingreso o para sus cursos universitarios. Además, el algoritmo personaliza los ejercicios de acuerdo al nivel de cada alumno.

Es difícil que un niño desee estudiar por cuenta propia. ¿Cómo conectan con el público?

Brindamos una experiencia interactiva de aprendizaje: el estudiante gana medallas en función a su avance, puede ver sus puntos acumulados y su progreso. Al mismo tiempo, es una herramienta de trabajo para el profesor. El maestro, en vez de preparar clase, ve nuestro contenido y lo asigna.

¿En qué basan su material educativo?

El contenido proviene de Estados Unidos, pero se alinea con los requerimientos de cada país. En nuestro caso, los temas están adaptados a la malla curricular brindada por el Ministerio de Educación. Para los preuniversitarios, de acuerdo a la de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Ahora hemos lanzado un segmento de matemáticas avanzadas, que vendría a ser el nivel universitario. Y también ofrecemos preparación para los exámenes SAT [examen estándar de ingreso para las universidades de EE. UU.].

En el caso de que el estudiante no esté en una institución, ¿cómo sabe por qué nivel empezar?

Si está en edad escolar, es en función al grado. En el caso de las universidades, el estudiante debe ver su sílabo y buscar el contenido en la plataforma. Todo está organizado por materias, niveles y carpetas. Por ejemplo, el chico entra a Matemática, selecciona su grado o un tema en especial. En el temario, encontrará los videos y artículos explicativos. Y, al final, aparecerá una evaluación sobre lo aprendido.

¿Cómo miden el progreso de los estudiantes?

Hay cinco niveles. Desde principiante hasta dominado. La filosofía de la organización es que cualquier persona puede aprender lo que quiera siempre que lo practique. Mientras más se equivoquen y más lo sigan intentando, mejor.

¿Cuál es el papel de la data en su plataforma?

Nos ayuda a ahorrar tiempo. Los resultados son en tiempo real. El algoritmo identifica dónde se está equivocando el alumno para sugerirle pistas, videos u otros ejercicios. La aplicación se va personalizando de acuerdo a su aprendizaje. No todos los estudiantes reciben los mismos ejercicios. El profesor está en la libertad de dosificarlos para aquellos alumnos que tienen más problemas con la tarea.

Entonces, ¿el rol del profesor es básicamente de acompañamiento?

Sí. Al ver los avances en tiempo real, el profesor puede conversar con el alumno. Así, el maestro se da cuenta si el estudiante está interiorizando o no el conocimiento.

¿En qué otros países están presentes?

En Brasil, India, México, Estados Unidos y Perú de manera física, pero la plataforma está presente en 190 países y ha sido traducida a 42 idiomas.

¿Por qué esos países? ¿Por su nivel en educación?

Porque se identificó una buena cantidad de usuarios ya registrados y algunas organizaciones habían hecho el esfuerzo de traducir voluntariamente el contenido de Khan Academy a su propio idioma. Además, en el Perú, más allá de los puestos que tenemos, se ve un avance. Pero también existe una necesidad, en colegios y universidades, de utilizar herramientas con las que los chicos puedan complementar lo que aprenden. Y esto se refleja en la brecha educativa que muchos escolares enfrentan al postular a una universidad.

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