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A 30 años de la fiebre por el cometa Halley - 2

Hace treinta años los peruanos vivíamos una ilusión que estaba a punto de terminar. Una ola de consumo había activado la atormentada economía peruana y se vivía un aparente bienestar financiero.
 
Además, los pagos de la deuda se habían suspendido, creando una falsa realidad de liquidez. La violencia, sin embargo, no había cesado. Los atentados y asesinatos selectivos crecían progresivamente en la capital. La sensación de vulnerabilidad era intensa. En Lima, las familias se habían retraído a sus hogares, cobijándose en la seguridad de sus cuatro paredes.
 
Los viajes y paseos se habían convertido en un desafío a la propia sobrevivencia. Los jóvenes no eran ajenos a esa paranoia: pensaban mucho antes de salir de la capital, y aún más si el periplo era a otro departamento.
 
Desde principios de 1986 los medios alertaron de la aproximación de un “asiduo” visitante celeste, el cometa Halley, que solía pasar cerca de nuestro planeta cada 76 años.
 
Ver al Halley se convirtió en una obsesión, no tanto por razones científicas, sino por la magia que significaba observar algo que probablemente nunca más se podría volver a apreciar (como un concierto de los Rolling Stones).
 
Se empezaron a organizar viajes, campamentos, excursiones; la mayoría hacia las playas del sur. La primera foto tomada al famoso astro celeste desde territorio nacional se consiguió el 10 de marzo, hace 30 años, desde Punta Pejerrey, en Paracas. Fue como el anuncio de su llegada.


Un canal de televisión tomó la batuta en la promoción de múltiples caravanas hacia la zona meridional de Lima, conformándose grandes grupos de patas, colleras interminables, “manchas” de amigos que se juntaban para poder ver al cometa Halley.
 
Los cielos despejados del sur de la capital eran la mejor alternativa para lograr identificar al famoso visitante entre miles de estrellas y astros luminosos.
 
Los expertos sugirieron que en algunos casos era indispensable utilizar telescopios de cierto alcance para ubicar al Halley. Muchos viajeros confiaron en su “buen ojo” o en aquellos que aseguraron que el fenómeno astronómico era identificable a simple vista.
 
Los que fueron premunidos de bebidas espirituosas aseguraron haber visto hasta dos cometas pasando sobre los cielos de Lima. Por algunos días la atención y la emoción de los peruanos se concentró en este fenómeno científico, que convocó a los amigos, entusiasmó a las familias y hasta se convirtió en pretexto romántico para las parejas, que aprovecharon la ocasión para intercambiar promesas de amor eterno.
 
Cuando los rastros del cometa Halley se empezaron a desvanecer los peruanos supimos que la violencia terrorista estaba aún allí, que la estabilidad económica empezaba a tambalearse y que la vida seguía igual aquí, en el planeta Tierra.
 
Cómo se informó del suceso
 
El 12 de abril El Comercio tituló: El Halley “descolado” provocó en el Perú una ola de fervor colectivo, refiriéndose a que la comentada gigantesca cola del astro no se había lucido como 76 años antes.
 
“Miles de curiosos, para tener qué contarles a sus nietos, invadieron prácticamente los campos y las playas donde, en la oscuridad de la noche observaron, a simple vista, o con prismáticos y telescopios, el astro luminoso en su mayor acercamiento”, cuenta la nota.

Foto: Archivo

Además se indica que “desde Lima, a partir de las siete de la noche, huyendo del toque de queda, salieron varias caravanas festivas, con cientos de carros y miles de ojos, dispuestos a solazarse con la vista, ‘por una vez en la vida’, del Halley”.
 
Los destinos preferidos fueron Cañete, Lunahuaná, Canta, Punta Pejerrey, Huarochirí, Manchay, Santa Rosa de Quives, Matucana y San Mateo, refiere la información.
 
Datos de la prensa de la época
 
El 8 de marzo, en su camino hacia la Tierra, el Halley golpeó hasta en dos ocasiones a la sonda japonesa Suisei, que se acercó hasta los 151.000 kilómetros del núcleo del cometa.
 
El 13 de marzo, se publica una de las primeras fotos del núcleo del cometa, enviadas por el satélite europeo Giotto, que se acercó a 750.000 kilómetros de distancia.
 
El 15 de marzo, un científico que operaba la sonda espacial Giotto aseguró que el cometa Halley era mucho más grande y oscuro de lo esperado, incluso más negro que el propio carbón.
 
El 23 de marzo, se informa que una potente máquina fotográfica, que realiza tomas de hasta una millonésima de segundo, sería puesta en funcionamiento en Arequipa.
 
El 4 de abril, se informa que el profesor estadounidense Steven Darling, de 85 años, sería uno de los afortunados en contemplar dos veces el paso del cometa Halley. La primera vez sucedió cuando tenía 9 años, en 1910.
 
El 11 de abril de 1986, viernes, el cometa Halley alcanza su distancia más próxima a la Tierra: 63 millones de kilómetros.
 
El Comercio te indicaba como ubicar al Halley
 
“Ver el cometa Halley desde nuestra ciudad no es cosa fácil. Pero, unos cien kilómetros al sur de Lima, la situación mejora”, señala una nota publicada en El Comercio el miércoles 9 de abril de 1986.
 
Luego agrega: “Los días más propicios fluctúan entre el viernes 11 y el 15 de este mes. Con el fin de orientar a nuestros lectores como ubicarlo, publicamos hoy la Carta Celeste Móvil del Halley, diseñada por el astrónomo Julio Rivera Castillo”. Al final la nota señala que “con este instrumento, que usted mismo podrá confeccionar, conocerá la posición y las horas en las que se observará el astro en el cielo”. Se trataba de recortar y pegar láminas siguiendo ciertas instrucciones.
 
Así se vivió en el Perú el paso del cometa descubierto por Edmund Halley. Suerte para los que en el 2062 puedan verlo otra vez.

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