Un hombre iraní, Amou Haji, quien actualmente tiene 80 años, sufrió de varios problemas emocionales a los 20, lo que lo llevó a alejarse de la ciudad. Desde entonces vive solo, a las afueras de Dezhgah, un pueblo persa en Irán.
Haji no padece de enfermedades graves, a pesar de tener una exótica costumbre nutritiva y más aún si lleva sin bañarse hace 60 años, todo un desafío para la naturaleza.
La casa del iraní es una caseta abierta, construida por gente que no se quedó indiferente a su historia.
Haji ha aprendido a ser feliz con lo poco que obtiene, cuando hace frío, se pone un casco militar antiguo, regalo de alguna persona caritativa. Un hoyo en la tierra es su abrigo, comer animales muertos es parte de su dieta y si quiere fumar, rellena una pipa con estiércol.