Un incendio dejó a más de 300 personas en la calle. La emergencia ocurrió pasadas las 3:30 de la mañana, entre las calles Yurimaguas y Villa Rica, en el asentamiento humano San Juan Bosco, en el Callao.
“Escuché que gritaban ‘¡incendio, incendio!’ y, al salir, vi que detrás del colegio [la escuela inicial Virgen María] se alzaban unas llamaradas inmensas, tipo torbellino. Y se extendieron rápidamente por toda la cuadra”, contó Giannina Luján.
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La mayoría de viviendas era de material prefabricado, listones de madera, cartones y triplay. Es decir, productos altamente combustibles.
Desesperada, la mujer llamó a los bomberos. Los primeros en llegar fueron los de la compañía Unión Chalaca. “Mandaron cisternas con agua pero, lamentablemente, eran tantas casas... Lo perdimos todo”, dijo.
Varios vecinos intentaron entrar a sus casas para rescatar sus pertenencias. “Los bomberos nos dijeron que saliéramos, que primero eran nuestras vidas”, recordaron.
Lo más grave fue que los hidrantes de la zona no funcionaron. Según Sedapal, la válvula de uno de estos se había taponado con asfalto. “Esto es producto de obras en la calzada realizadas por terceros”, indicaron.
El siguiente hidrante más cercano se encontraba a cuatro cuadras. “Mientras extendíamos las mangueras para traer el agua desde allá, perdíamos tiempo. Y el agua, además de ser escasa, venía con poca presión”, explicaron los voluntarios.
Así que tuvieron que trabajar únicamente con las cisternas propias y las que envió la Municipalidad del Callao. En total, el Cuerpo General de Bomberos Voluntarios envió 25 unidades para combatir el fuego, incluidas cinco cisternas y dos ambulancias.
Sedapal también envió algunos camiones-cisterna que, según los testigos, llegaron varias horas después. El incendio se controló hacia las 9 a.m.
No hubo muertos. Los bomberos rescataron a siete personas (tres niños) que habían quedado atrapadas en la zona. Ninguna sufrió lesiones de gravedad, pero fueron atendidas por inhalación de humo.
Un bombero de la compañía Garibaldi, de apellido Maldonado, se fracturó un brazo, cuando apagaba las llamas, al caer del segundo piso de un inmueble. El hombre fue trasladado de inmediato al hospital Alberto Barton, ubicado en la Av. Argentina.
—Escombros—
Por la mañana toda la manzana se había convertido en un cementerio de fierros y electrodomésticos chamuscados. “No ha habido pérdidas humanas pero sí muchas pérdidas materiales. Alrededor de 1.500 metros cuadrados afectados”, informó el vicecomandante de los bomberos, Larry Lynch.
“Mi mamá tiene una enfermedad grave en los pulmones. Hace pocos días había tenido su consulta en el hospital y habíamos comprado sus pastillas para todo el mes. Perdimos todos sus medicamentos”, lamentó Giannina. Ella solo atinó a ayudar a sus padres a salir. “Mi papá tiene 74 años y quedó lisiado por un accidente. Tiene problemas en la columna”, contó.
En el primer piso de su casa, sus padres tenían una bodega. En el segundo piso, ella tenía sus máquinas de coser. “Todo se ha consumido”, dijo.
Varios ancianos se sentaron en silencio al lado del terreno donde alguna vez tuvieron una cama, mientras un buen número de damnificados estuvieron removiendo los escombros, en busca de algo de valor. “Quizás encontramos alguna moneda”, decían. Otros recolectaban los fierros quemados y objetos de metal para venderlos como chatarra. “Así al menos recuperamos algo”, comentaban.
De rato en rato volvía a encenderse una llama, por lo que cuatro cisternas de los bomberos continuaron en la zona hasta pasado el mediodía.
“Maldito demonio! ¡Mi casa!”, gritó un hombre echado sobre lo que quedaba de su vivienda en la calle Yurimaguas. Esta conservaba la fachada de madera, con el número 306 pintado en ella. El piso estaba empapado y al lado del hombre estaban los restos de un sillón. “¡Destrúyeme, pues!”, lloró el sujeto. Nadie atendió su llanto.
—Empadronamiento—
Toda la mañana se estuvo empadronando a los damnificados en el colegio Virgen María, que queda en la misma manzana afectada. Antes del mediodía ya se habían enlistado 345 personas: 135 niños y adolescentes, 158 mayores de edad y 52 adultos mayores.
El Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables y el Instituto Nacional de Defensa Civil instalaron carpas en el Parque para la Familia, frente a la comisaría Ciudadela Chalaca, a fin de atender a los perjudicados.
La Municipalidad Provincial del Callao instaló también puestos de salud, y repartió desayunos y almuerzos a todos los empadronados.