Niños de diversas comunidades originarias visitaron la redacción de El Comercio en el marco de sus actividades por el III Encuentro de niñas y niños de pueblos originarios y afroperuanos.
Durante su travesía conocimos a Daniel, un niño quechua que demoró ocho días en llegar a Lima desde la lejana comunidad de Angoteros, ubicada en las orillas del río Napo, cerca de la frontera con el Ecuador.
A pesar del largo viaje, el menor ayudó a su maestra a preparar la exposición que presentó ayer ante los más de 100 escolares que llegaron a la capital para formar parte del Tinkuy –palabra quechua que significa ‘encuentro’–, donde los alumnos de sexto grado de primaria de 31 comunidades del país intercambiaron sus conocimientos.
Para la mayoría de las delegaciones era su primera vez en la capital. Su primer encuentro con el mar, con el cine, con el teatro y con Palacio de Gobierno. “Es más pequeño de lo que me imaginaba”, comentó con tristeza Diana, una pequeña aymara.
Durante una semana todas las delegaciones se prepararon para enseñar lo que su cultura les legó para comunicarse. En esta tercera edición del Tinkuy, organizado por el Ministerio de Educación, los escolares, maestros y padres fueron capacitados para revalorar sus conocimientos ancestrales y conservar todo aquello que los identifica como indígenas.