“La media vuelta de Lima”, por Angus Laurie
“La media vuelta de Lima”, por Angus Laurie
Angus Laurie

Hasta hace poco, la Municipalidad de Lima estaba, deliberadamente o no, evitando el tema de los Juegos Panamericanos. Sin embargo, durante la última semana esta adoptó una posición diferente, apoyando los Juegos y solicitando US$1.000 millones para preparar a la ciudad hacia el megaevento. Según la comuna, invertirían en obras para facilitar el movimiento de los turistas y atletas entre las sedes o desde el aeropuerto hacia los hoteles, dejando un legado para la ciudad.

Los proyectos que ejecutarán incluyen obras viales, la extensión del Metropolitano hacia la Panamericana Sur, una nueva rama de este a lo largo de la avenida Tomás Valle, que iría desde la Av. Túpac Amaru hacia el aeropuerto, y la ampliación del Sistema Integrado del Transporte.

El impacto del legado que podría tener para la ciudad dependerá de cómo se gasten los fondos y en qué. De hecho, existe una gran brecha de infraestructura en Lima. Cualquier gasto deberá ser dirigido hacia lo que tendrá mayor impacto en la ciudad a largo plazo, y que ya está considerado dentro del plan para la ciudad.

Por ejemplo, una inyección de capital en el sistema del Metropolitano hacia la Panamericana Sur y la expansión del Sistema Integrado de Transporte representarían un ‘fast-track’ de planes existentes.

Además, como el Estado tiene que asumir la responsabilidad por los gastos en salud pública, la inversión en el ordenamiento del transporte público sería compensada, en gran medida, por la reducción en costos al fisco por las enfermedades y muertes causadas por la contaminación del aire. En este sentido, el Gobierno Central tiene una fuerte justificación económica para reformar el transporte en Lima.

Por otro lado, obras viales como viaductos y pasos a desnivel serían una contrarreforma del transporte. En general, dentro de zonas urbanas no son buenas inversiones por el hecho de que inducen a una mayor demanda de tráfico, con lo cual se llenan las nuevas vías poco tiempo después de su construcción.

Más que todo, la justificación por un gasto de US$1.000 millones no puede estar en la facilitación del movimiento para los turistas en un evento que dura solamente dos semanas. Por ejemplo, la ciudad de Toronto terminó la construcción de su tren hacia el aeropuerto en junio del 2015, un mes antes de la apertura de los Juegos Panamericanos, para facilitar el transporte de los turistas y los atletas.

Después de gastar US$456 millones, este tren corre cada 15 minutos entre el aeropuerto y la ciudad con el 90% de sus sillas vacías. Como legado, dejó un elefante blanco que sigue costando a la ciudad US$30 millones anuales para operarlo. En Lima, la creación de una rama auxiliar del Metropolitano hacia el aeropuerto es cuestionable considerando que la línea de metro hacia el Jorge Chávez ya está en construcción.

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