La puerta metálica de ingreso a la Compañía de Bomberos Roma 2, entreabierta, da paso a un estacionamiento con vehículos rojos, y este, a la vez, conduce a una sala que tiene un televisor en volumen bajo. Unos 20 bomberos lloran, inmóviles y afónicos, mientras miran las imágenes de sus compañeros que nunca pensaron ver: los cuerpos de Alonso Salas, Raúl Sánchez y Eduardo Jiménez, cubiertos por banderas blanquirrojas, siendo retirados del almacén que se quemó anoche en .

Son las doce del mediodía, y hace apenas una hora y media el jefe de Seguridad del Estado, general PNP Carlos Tuse, acudió a la zona del incendio para confirmar que ya se habían encontrado los tres cadáveres. 

Como una paradoja irracional, tres postulantes a bombero habían llegado a la estación para conocer su futura segunda casa. Acababan de concluir su proceso de ingreso a esta familia de 150 voluntarios. También lloran frente al televisor, con una mezcla de admiración y encogimiento, y por momentos aplauden involuntariamente por el ejemplo y el valor que estos héroes les enseñan desde otra vida, incluso antes de que comiencen a ejercer este valeroso oficio.

"Hace solo doce horas, Alonso, Raúl y Eduardo, estaban en esa misma estación, riendo, comiendo carapulcra, preparando sus equipos para una emergencia, y hoy han dejado sus casilleros vacíos y un hueco en el pecho de todos nosotros", dice un técnico que mueve la cabeza de lado a lado como negándolo.

El comandante de la estación, Eduardo Vidal, exclama ante todos, frente a las imágenes que repite el noticiero y con esa falta de aire que produce una pérdida tan cercana, que "sin plata y con plata seguiremos trabajando". 

Carencias

El Comercio comprobó que la Compañía de Bomberos Roma 2 tiene uniformes solo para la tercera parte de los voluntarios que trabajan aquí, y muchos de ellos están en pésimas condiciones. Varios de los bomberos que laboran en este establecimiento no pudieron ir a colaborar en el incendio porque el protocolo les impide hacerlo sin equipos.

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