Ana Briceño

El ministro del Interior, José Luis Pérez Guadalupe, anunció el 28 de julio que la policía haría , con el propósito de luchar contra la delincuencia. Sin embargo, anoche sorprendió al encabezar una megaoperación piloto –como la calificó– en San Juan de Lurigancho. La elección del distrito, sin duda, responde a los casos de extorsión y atracos en que bandas criminales en el sector se han visto envueltas en semanas recientes.

Estas acciones buscan “combatir el crimen en zonas de alta incidencia delictiva, delincuencia común, ‘raqueteo’, microcomercialización de droga, con el apoyo de los municipios para la clausura de bares y cantinas”, informó la Dirección General de la Policía Nacional a El Comercio.

Además, recalcó que se hará un trabajo de inteligencia previamente a cada acción, el cual será más intenso los fines de semana. Sin embargo, no se precisaron cuáles serán los niveles de coordinación con otros ministerios para prevenir nuevos brotes de delincuencia en las zonas ‘picantes’ que sean intervenidas.

No es el primer ministro de este gobierno que propone una medida similar. Su antecesor, Daniel Urresti, ejecutó estas acciones; sin embargo, sus resultados no se han evidenciado con el paso del tiempo.

Urresti resaltó a El Comercio que una megaoperación no solo consiste en ingresar a una zona que es la guarida de delincuentes y vendedores de droga: se requiere una planificación multisectorial previa. “Para entrar con más de mil policías a la zona sur del Callao [Barracones], lo primero que hicimos fue conversar con los vecinos. Tras ello, capturamos delincuentes, se incautaron armas y droga. Intensificamos el patrullaje. Luego, nos instalamos en la zona de la mano del Ministerio de la Mujer”, sostuvo Urresti.

Para Federico Tong, asesor en temas de seguridad de la Organización de las Naciones Unidas, las megaoperaciones tendrán éxito si están acompañadas por una visión de largo plazo y si se articulan con políticas de recuperación o de desarrollo urbanos, promoción del trabajo y aumento de oportunidades educativas para jóvenes y adolescentes . A ello, se requiere sumar seguimiento a los cabecillas de bandas que operan desde la prisión, incluso luego de recuperar su libertad.

Tong agregó que los gobiernos locales deben encargarse de la prevención de los delitos menores de las pandillas, que pueden devenir en bandas delictivas. “El serenazgo tiene que tener estrategias contundentes en las calles. Tiene que haber un trabajo constante con la policía para que esto tenga sentido”, dijo.

Las megaoperaciones continuarán sobre la base de un mapa del delito de Lima y Callao que será actualizado semanalmente por la policía. Estas acciones, según lo anunciado en Fiestas Patrias, se repetirán en otras ciudades.

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