Redacción EC

La gastronomía y los recursos naturales son los motivos más recordados por los peruanos al momento de demostrar su felicidad por nuestra patria.

Según la reciente encuesta nacional realizada por Ipsos Perú para El Comercio, las razones que más nos hacen sentirnos orgullosos son -además de la gastronomía (47%) y la biodiversidad (46%)- la historia (45%), la cultura (43%), los paisajes naturales (36%) y Machu Picchu (35%), entre otros.

En contraste, la corrupción, delincuencia y falta de justicia son los temas que más nos avergüenzan como país, con un 67%, 64% y 44%, respectivamente.

Al respecto, la antropóloga María Eugenia Ulfe tiene la siguiente reflexión:

Una pregunta necesaria
Parece que cada 28 de julio necesitamos volver a preguntarnos sobre qué nos genera orgullo.

¿De qué sentimos orgullo los peruanos? ¿Qué nos trae esta pregunta? Asociada con la idea del emprendedor exitoso y optimista, nos dibuja un panorama en el cual se ensalza la gastronomía sobre la biodiversidad y la historia. No digo diversidad cultural porque esta ni aparece. Pero ¿qué nos trae esto, además de orgullo por comer rico?

Parece que no nos trae mucho en lo que como trasfondo parece ser el sentido de la pregunta, que sería la pregunta por la identidad que cual bien esquivo huye en su respuesta. Ya que al mismo tiempo, una mayoría responde que somos un país fracturado. ¿Qué significa esa fractura? ¿Se trata acaso de la fractura colonial o de remontar todo hacia el pasado para dejar de percibir la discriminación y el racismo imperantes hoy? La frase de Basadre adquiere actualidad: “El Perú emerge como un gran problema y parece una gran posibilidad”.

Y esta fractura yace en la base de la misma encuesta que da cuenta de la opinión de un sector poblacional urbano que mira el país con esperanza y optimismo y alegría. Estas respuestas y la de vernos como democráticos me dejan una sensación de no saber si vivo en el mismo país o si podemos ser tan esquizofrénicos como para percibirnos así y al mismo tiempo sentir vergüenza de la corrupción, la falta de justicia, la discriminación, la pobreza y, claro está, el fútbol.

Como antropóloga, la pregunta sobre si los peruanos somos cultos o incultos como sinónimo de instrucción y educación me sorprende. Visto así pareciera que no se aprecia la complejidad de lo cultural y la forma cómo es desde ahí que el país viene transformándose y se ha cuestionado el manto de conservadurismo, del cual habla la encuesta, y que cubre nuestra historia contemporánea tan violenta.

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