Bailarina de danza contemporánea Tati Valle Riestra presenta su primera individual en Lima en el Centro Cultura Inca Garcilaso, (Jirón Ucayali 391, Lima). (FOTO: ROLLY REYNA)
Bailarina de danza contemporánea Tati Valle Riestra presenta su primera individual en Lima en el Centro Cultura Inca Garcilaso, (Jirón Ucayali 391, Lima). (FOTO: ROLLY REYNA)
/ ROLLY REYNA
Enrique Planas

De niña, pensaba que era pésima para el arte. Aunque le encantaba pintar, sus profesoras le criticaban por salirse de la línea, le cuestionaban su inexacta caligrafía, sentenciaban que no tenía psicomotricidad fina. Mientras tanto, aplaudían su capacidad para dar saltos y volantines. Así, María del Carmen “Tati” Valle-Riestra (Lima, 1962) fue creyendo que su cuerpo solo servía para amplio despliegue. Otra razón para criticar los colegios de monjas.

"Emergiendo del rojo", acuarela en la muestra.
"Emergiendo del rojo", acuarela en la muestra.

La muestra “Cuerpos” inaugurada en la galería el Centro Cultural Inca Garcilaso da cuenta de un cambio gremial, ni dramático, ni doloroso, pero cambio al fin. En “Cuerpos”, Valle Riestra presenta acuarelas realizadas a partir del 2007, cuando aún participaba muy activamente en espectáculos de danza, hasta el año pasado, cuando volvió a Lima para establecerse en el distrito de Barranco. ¿Por qué entonces el retiro?

“La danza es mi pasión”, nos dice. En todos estos años en escena, ella siempre ha pensado que interpretar significa convertirse en una pieza dentro de un gran engranaje, siguiendo cada uno las indicaciones del director artístico. “Una es solo una pieza chiquita”, señala, una mente que trata de entrar en la de los otros para sintonizar al hacer una obra. Radicada en Alexandria, ciudad a 10 minutos al sur de Washington D.C., para lidiar con la soledad decidió aprender a dibujar. Ganas que vienen, aparentemente, de la nada. Una necesidad de descubrir un nuevo lenguaje. Estudió dibujo y pintura el 2001 en el Arlington Community Center, The World Bank Art Program y siguió cursos libres en la Georgetown University. Luego fue miembro de La Liga de Arte de Alexandria y del Capitol Hill Art League, en Washington DC, durante más de diez años, y ha expuesto sus individuales en Virginia, Washington y Maryland.

"Desi", acuarela en la muestra.
"Desi", acuarela en la muestra.

A diferencia de tu hermana Pachi, quien además destacó como coreógrafa, tú decidiste mantenerte siempre como bailarina, optaste por un perfil bajo...

Puede ser por diferencia de carácter o por diferentes opciones de vida. Yo hice danza desde que era niña, pero mi carrera es la Biología (es bióloga licenciada por la Universidad Cayetano Heredia y bachiller en Biología Marina por la Universidad de Guelph, en Canadá). Por muchos años, el baile estaba de lado, era mi refugio después del colegio o el trabajo. Un espacio de mucho goce, al que ubicaba en un segundo lugar, pero siempre importante. Cuando tomé la decisión de irme a Ecuador para dedicarme profesionalmente a la danza, sacrifiqué la biología, pues no podía mantener dos trabajos de igual intensidad. En ese momento de mi vida pensé hacer solo danza, y lo hice, pues mi pasión era ser bailarina. Pero nunca tuve la intención de ser una coreógrafa profesional. Ese no era mi camino. Creo que esa es una diferencia: yo parto de otro lado.

¿Por qué dar el salto de la danza a la pintura?

La pintura es una actividad solitaria. Tengo libertad total de decidir lo que hago. No tengo que rendirle cuentas a nadie. Todo es según mis términos y mi tiempo. Eso no lo tenía en la danza. En la danza hay mucha presión, mucha exigencia. Cuando viene el día de la función, no puedes equivocarte. Si lo haces, friegas a todo el mundo.

"Al borde", acuarela en la muestra.
"Al borde", acuarela en la muestra.

Un actor tiene más formas de disimular…

En la danza también debes tener esa capacidad, pero es cierto: aunque me encantaba, me resultaba muy estresante. Y así hasta el final. En la pintura, en cambio, me gusta ser totalmente dueña de mis decisiones.

El tema de tu muestra tiene que ver con una preocupación central en la danza: el cuerpo. ¿Qué conexión hay entre tus obsesiones por el baile y la acuarela?

Son preguntas que yo todavía me hago. Está lo obvio: la danza trabaja con el cuerpo, una está fascinada por el cuerpo y eso es lo que te gusta pintar. Sin embargo, no solo pinto cuerpos. Amo la naturaleza y hago muchos paisajes marinos, me fascina el encuentro del mar con las rocas. Pero el cuerpo fue una motivación desde el comienzo: cuando empecé a tomar clases, iba a talleres de artistas donde cada semana había un modelo. Y asistí a estos talleres por 15 años, de manera sistemática. Era como ir a la iglesia. Era algo espontáneo y directo, nada conceptual, no tenías que sentarte a pensar: era algo que simplemente sucedía, estaba allí el modelo y lo observabas en sus poses en diferentes formatos: de calentamiento, de 20 minutos y luego poses larga de tres a cuatro horas. Pase años haciéndolo. Esta muestra es una selección de cientos de trabajos realizada por la curadora, Gredna Landolt.

"Ellen apoyada en su rodilla", acuarela en la muestra.
"Ellen apoyada en su rodilla", acuarela en la muestra.

Y la diversidad de cuerpos que posaron para ti fue enorme…

Eso es lo maravilloso de un estudio de artista, se intenta que haya modelos de todos los tipos: grandes, pequeños, obesos, jóvenes, viejos. Esa es la maravilla. ¡Que aburrido sería si solo hubiera modelitos de pasarela! Conocí modelos que eran militares retirados ¡muchos! como si al final de sus vidas lo que más desean es sacarse la ropa. Muchos actores de teatro, muchos artistas plásticos, incluso empresarios. Recuerdo un modelo dueño de una empresa de bio-pesticidas. Todas personas distintas, pero que sabían bien mantenerse en una pose estática, algo que a mí me resulta dificilísimo.

Y cada cual es un mundo...

Cada cual es un mundo y cada uno entregándote una energía diferente. El cuerpo del modelo me da una sensación, una mirada, un movimiento que trato de enfatizar.

"Nath", acuarela en la muestra.
"Nath", acuarela en la muestra.

“Cuerpos” es una muestra de acuarelas, pero también se aprecia tu amor por el dibujo...

Me encanta la línea, pero al enfrentarme al modelo tomo una decisión en el momento. Generalmente, si era una pose de 20 minutos, trabajaba directo con la acuarela. Si eran poses más largas, trabajaba el dibujo previamente a lápiz. No me gusta encasillarme. Los dibujos de Matisse y Picasso, que son pura línea, me inspiran mucho. Un día iba al taller con ganas de hacer línea y utilizo poca acuarela o al revés, no había un orden específico. Al final, muchas de estas acuarelas podrían estar en la categoría de dibujos. Es un terreno ambiguo.

¿Crees que la acuarela aún se considera un género marginal en las artes plásticas?

Sí. Y nunca he entendido por qué. La razón por la que hago acuarela y no óleos tiene que ver por mi amor por el mar. No hay un medio mejor para representar el agua que la acuarela, tan fluido, tan transparente. En la acuarela todo está en movimiento: los pigmentos se corren, no tienes mucho control.

Bailarina de danza contemporánea Tati Valle Riestra presenta su primera individual en Lima en el Centro Cultura Inca Garcilaso, (Jirón Ucayali 391, Lima). (FOTO: ROLLY REYNA)
Bailarina de danza contemporánea Tati Valle Riestra presenta su primera individual en Lima en el Centro Cultura Inca Garcilaso, (Jirón Ucayali 391, Lima). (FOTO: ROLLY REYNA)
/ ROLLY REYNA

Contenido sugerido

Contenido GEC