A Astrid Jahnsen le gusta comprar documentos y fotografías viejos. En 2013 compró un paquete de negativos de los años 50 en un sitio de ventas online y, a partir de las imágenes que positivó, empezó a reconstruir la historia de un barrio obrero del Rímac.
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Siguiendo la misma lógica, un tiempo después compró una caja con lo que quedaba de las pertenencias del ajedrecista peruano Felipe Pinzón Sánchez (1917-2015). En ella había una colección de 82 libritos hechos artesanalmente. Eran relatos eróticos tipeados a máquina y engrapados, ilustrados aquí y allá con fotografías porno salidas de quién sabe dónde. No sabemos si Pinzón los escribió, pero es claro que los atesoraba.
Poco antes de este hallazgo, Astrid había comenzado a fotografiar con un lente macro las fotografías de una enciclopedia, en busca de las mujeres que aparecían inadvertidamente en ellas. Ese lente le permitía a Astrid amplificar los detalles y revelar la matriz de puntos de la que estaban hechas las imágenes impresas. Y eso funcionaba como una metáfora del modo en Astrid revelaba la trama ideológica de las imágenes al llamar la atención sobre los sesgos de género de esos repositorios del saber universal.
El mismo método le sirvió para acercarse a esos libritos eróticos y sus fotografías. Así surgió De rodillas (el título cita de uno de los textos). “Detrás de los discursos siempre hay una voz, una situación, una edad, un género y un tiempo que tienen el poder de influir en la vida de la sociedad” dice Astrid acerca de la mirada masculina que hay en esas fotos. “Pero el pasado siempre se puede reinventar si lo vemos de una manera diferente”, continúa. Y agrega: “Quiero cambiar la historia”. Así, refotografiar esas imágenes, desenfocando partes y señalando ciertos detalles, es como restituir la dignidad de esas mujeres usadas por la pornografía.
En Alemania
Franziska Kunze, la curadora de fotografía de la Pinakothek der Moderne (el museo de arte, arquitectura y diseño de Baviera, Alemania) conoció a Astrid en un visionado de portafolios y quedó impresionada. Al poco tiempo de su primera reunión le informó que el museo le proponía comprarle el proyecto De rodillas para exhibirlo e incorporarlo a su colección permanente. Y el pasado jueves 19 de mayo, la muestra “On Your Knees” (la versión en inglés de “De rodillas”) se inauguró en una de las salas de la Pinakothek.
A Franziska le interesa el modo en que Astrid reelabora las imágenes que encuentra. “Es tan interesante el modo en que ella toma ese material y “solo” (lo digo como si fuera poco, pero no lo es) con cambiar el enfoque y el encuadre nos plantea todas estas preguntas… ¿quién está detrás de la cámara? ¿qué implica su mirada? ¿la cámara es un dispositivo que confiere poder? ¿qué pasa si cambiamos el enfoque? ¿cambiamos esas relaciones de poder? Es un dispositivo aparentemente muy sencillo, pero revela muchas de las complejidades inherentes a la fotografía”, explica.
Resulta casi inevitable preguntarle cómo así se interesó el museo en comprar no solo las fotografías de Astrid, sino también los libritos que Astrid fotografió, sobre todo tratándose de material pornográfico.
“En realidad solo me puse a pensar en eso cuando hicimos la primera visita guiada a la muestra de Astrid aquí en la Pinkothek (ríe). Quizá sea porque trabajo tanto con fotografía que estoy acostumbrada a que las imágenes eróticas son una constante a lo largo de toda la historia del medio. Cuando miras hacia atrás en la historia del arte, el cuerpo desnudo ha estados siempre presente. Es una constante. Por eso no creo que debiéramos cerrar los ojos cuando nos encontramos con imágenes pornográficas, solo porque son demasiado explícitas.”
Cautivas
Como parte de la exhibición, el museo ha publicado un fotolibro que recoge las imágenes de Astrid, reproduce algunas de las portadas de los libritos y una entrevista entre Franziska y Astrid sobre el proyecto. Y, como pieza destacada, un texto de Georges Didi Huberman, sin lugar a dudas el más importante historiador del arte vivo en la actualidad, sobre las imágenes de Astrid.
Para Didi Huberman, las imágenes de Astrid son cautivantes en dos sentidos. Primero porque nos muestran a estas mujeres atrapadas en la trama del deseo masculino y su representación en imágenes y textos. Y segundo porque las imágenes de Astrid son cautivadoras, “fascinan a la mirada” y nos abren una perspectiva crítica desde la cual entenderlas y, al hacerlo, liberar simbólicamente a las mujeres que las protagonizan.
Una de las imágenes llamó particularmente la atención del estudioso francés. En ella vemos a una mujer con una mirada particular. “Lo que me impacta inmediatamente de esos ojos extrañamente lánguidos, es el hecho de que el abandono físico al deseo de otro le confiere una tristeza infinita. Su mirada, a la vez sombría y ensoñadora, nos hace pensar en el modo en que esta mujer, en el tumulto voyerista y sexual en el que se vio atrapada, se mantiene mentalmente aparte, para proyectarse lejos de ahí”, explica.
En línea con la lectura del trabajo de Astrid que hace Didi Huberman, la curadora de fotografía de la Pinakothek de Moderne, considera que, además de ser una reflexión acerca de la fotografía, el trabajo de Astrid Jahnsen es importante por su toma de posición. “Todas las veces que le han preguntado a Astrid si es una feminista ella ha dicho que no. Ahora es muy habitual que a muchas mujeres no les guste ese término y no lo asocien con ellas mismas. Pero no debemos olvidar que, si no fuera por todas esas mujeres tan fuertes que comenzaron las luchas por los derechos de las mujeres a fines del siglo XIX y principios del XX, no estaríamos aquí. Ni Astrid con su trabajo ni yo con el mío. Por eso creo es una excelente empresa conjunta, entre su trabajo y el que yo hago en esta colección, para sumarnos a esa historia de ascenso de la mujer”, concluye.
La muestra estará en exhibición en Múnich hasta el 25 de septiembre y luego se espera que pueda presentarse en otros museos europeos.
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