La brasileña Christiane Jatahy viajó durante diez años a distintos lugares del mundo para hacer una particular aproximación, mitad cine, mitad teatro, a la “Odisea” de Homero, un trabajo sobre todas las fronteras y sobre los refugiados que pueblan el planeta aunque el mundo haya decidido “ignorarlos”.
Jatahy es no solo la creadora y directora de "O agora que demora" -The lingering now-, presentado en el festival español de teatro de Gerona Temporada Alta, sino la artífice de la realización y coordinación en escena de la producción, en la que los actores y músicos ocupan, las dos horas que dura, butacas entre los espectadores.
"Se que es una utopía pensar que se puede construir un tercer espacio que quizá pueda cambiar el futuro, un futuro que, sin que nos demos cuenta, ya ha empezado", explica la directora, actriz, dramaturga y cineasta brasileña al público en su propuesta, recibida con una gran ovación.
En la obra, que cuenta con el apoyo de la embajada de Brasil en Francia, Líbano y Grecia, entre otras, el espectador puede ver a cuarenta "intérpretes" de distintas nacionalidades desarrollar la "Odisea" y las aventuras de Ulises por el mundo mientras los músicos y actores -algunos de ellos también en la película- tocan instrumentos, cantan, bailan o recitan parlamentos.
"O agora que demora" es la segunda parte del díptico "Our Odyssey", basado en los textos épicos de Homero, y se ha grabado en Jenin (Palestina), en campos de refugiados de Libia y Grecia, en Johannesburgo, en una comunidad indígena del Amazonas y en Río de Janeiro.
Las personas, como los actores palestinos y sirios que están exiliados en el Libano, explican su realidad a través de los versos de Homero, es decir, el "presente" que persiste del título de la obra y Jatahy socava así las fronteras que separan norte y sur, cine y teatro, pasado y presente y ficción de realidad.
La cuestión palestina es importante, según Jatahy, porque aunque la “Odisea” está asociada al movimiento, al viaje, hay “una fuerte tendencia al hogar”: “los palestinos tienen la condición de refugiados mientras están al lado de su casa, inaccesible para ellos”.
"El exilio es también -dice- ser exiliado de tus derechos. Como los refugiados que llegaban en agosto del año pasado desde Venezuela a Brasil".
"Estamos viviendo un momento catastrófico en Brasil, con la Amazonía como epicentro de la codicia que devora todo. Filmamos allí en marzo de 2019 y la situación se ha vuelto aún más dramática. Estamos ante la inminencia de un desastre que nos podrá costar el futuro a todos", advierte.
Jatahy no conoció a su padre, "desaparecido" durante la dictadura brasileña "que duró 20 años, aunque el actual presidente diga que no la hubo nunca", y su abuelo también "se evaporó" tras el accidente que sufrió el avión en el que viajaba junto a otras cincuenta personas mientras sobrevolaba la Amazonía.
Su cadáver fue el único cuerpo que nunca fue encontrado y ella quiso estar con los indios de aquella zona, los Kaipo, para saber si alguna vez habían oído hablar de él, con resultado negativo.
El público participa en su planteamiento bailando, cantando, traduciendo lo que dice un actor o haciendo el sonido de la lluvia con dos dedos golpeándose rítmicamente el antebrazo.