Perú era una fiesta y todos los televisores miraban atentamente la ceremonia de los premios Oscar 2010, donde la película nacional “La teta asustada” competía por llevarse una de las famosas estatuillas que representan el máximo honor en el séptimo arte.
Casi un mes antes, un 2 de febrero, la nación entera había celebrado la nominación de la película escrita y dirigida por Claudia Llosa y protagonizada por Magaly Solier, que ya había cosechado éxitos internacionales como un prestigioso Oso de Oro del Festival Internacional de Cine de Berlín – convirtiéndose en la primera película peruana en lograr este honor- así como los más altos premios de certámenes cinematográficos similares en Guadalajara, Montreal, Quebec, Bogotá y La Habana.
► Oscar 2020 y la temporada de premios: mira como va quedando la tabla de galardones
Y aunque finalmente la cinta peruana fue derrotada por “El secreto de sus ojos”, otra excelente película latinoamericana del argentino Juan José Campanella, la algarabía de ver el nombre del Perú y de su cine en competencias de aquel nivel envolvió a los hogares peruanos.
A diez años de la nominación de “La teta asustada”, El Comercio conversó con la realizadora Claudia Llosa para hablar del impacto que tuvo su película, los cambios que ha experimentado la industria del cine en la última década y el rol del cine peruano (y latinoamericano) en el escenario internacional.
Visceral, pero tierna
-Han sido 10 años desde que “La teta asustada” compitió en el Oscar. Con tanto tiempo de distancia, ¿cuál crees que fueron las razones del enorme éxito de esta película?
El tiempo no necesariamente da objetividad, también puede causar nostalgia. Pero yo, personalmente, siempre he creído que el éxito de la película se debió a una coyuntura muy precisa y muy favorable en el que el Perú estaba refloreciendo y había ganas alrededor del globo de escuchar, lo que ayudó a que nos prestaran atención.
Yo, obviamente, le tengo una fascinación a la película y un recuerdo hermoso. Incluso tras haber dirigido dos películas más, encuentro que “La teta asustada” tiene algo muy visceral y muy único, aunque al mismo tiempo muy tierno. Y yo creo que en ese momento esa combinación se supo escuchar muy bien.
- Nuestro candidato al Oscar este año fue “Retablo” de Álvaro Delgado-Aparicio, otra película que bebe de la misma vena andina que “La teta asustada”. Desafortunadamente la cinta, ni ningún otro candidato latinoamericano, pudieron conseguir una nominación. ¿Puede ser que el momento del que hablabas ya pasó y que las voces latinas ya no tienen tanta recepción en Hollywood?
No, todo lo contrario. Si en 2018 ganó “Una mujer fantástica”, película del realizador chileno Sebastián Lelio. Creo que hay años que hay que escuchar otros lugares, otros mensajes, pero no significa que la atención haya bajado, sino todo lo contrario. Vivimos un buen momento y hay voces muy poderosas y genuinas que todavía tienen mucho que decir.
- “Roma” también triunfó en los Oscar.
Claro. En todo sentido creo que las ganas de escuchar, de descubrir esos mundos, son mayores. Y yo creo que el fenómeno de Netflix también combate la barrera del subtítulo y está haciendo que las películas internacionales viajen mucho más que antes. Ahora se disfrutan enormemente no solo de filmes, sino también de series suecas, alemanas, latinoamericanas, y todo de una manera muy fluida. Y en ese sentido también creo que el mundo de las plataformas nos permite descubrir cines que de repente no llegan a exhibidores tradicionales si no tienen un impulso como el de los Oscar o un festival prestigioso.
- Estamos en un momento de tensión entre los servicios de streaming y la industria tradicional del cine. ¿Crees que hay una manera en que puedan convivir juntos?
Yo creo que es un proceso de acostumbrase a los nuevos retos de la industria y de la manera del consumo del espectador, que hemos cambiado muchísimo. Y esos ajustes vienen porque hay muchos eslabones en el proceso y no siempre se desarrollan a la misma velocidad. Incluso, muchas veces el espectador va más rápido que el sistema. Yo creo que poco a poco todas las partes encontrarán un equilibrio. (...) Creo que es importante que se siga protegiendo muchísimo el cine de autor desde las propias instituciones de cada país y las propias plataformas.
Por otro lado, los servicios de streaming te dan muchas opciones y se están creando nuevas voces, está produciéndose mucho, y creo que es un momento excitante para el cine; novedoso.
El origen de todo
-Esta debe ser una pregunta extremadamente repetida, pero ¿cómo surgió la idea de la “La teta asustada”?
Recuerdo dos cosas, dos acontecimientos muy específicos. Uno, cayó en mis manos este libro de Kimberly Theidon “Entre prójimos” en que había una suma de casi cien testimonios de mujeres sufrieron de algún tipo de violencia durante el conflicto armado. Uno de ellos mencionaba de manera muy ligera, pero ante mis ojos contundente, el tema de ‘la teta asustada’. Y se me quedó, me atrapó, explotó en mi cabeza. Así que empecé a indagar alrededor de este fenómeno y me costó muchísimo encontrar investigación precisa, porque en el fondo está más anclado en el sentir popular. Esto lo uní con otro elemento que era muy importante para mí en ese momento: tras un trauma como el conflicto armado que sufrimos, ¿era posible una verdadera sanación después de tanta violencia y terror? Y a partir de ese pregunta empezaron a salir muchas imágenes que luego se cohesionaron con el universo de “La teta asustada”. Fue como cuando vas uniendo las piezas de un rompecabezas poco a poco, hasta que de pronto los personajes van teniendo vida propia y exigen sus propios caminos.
- Habiendo visto la película recientemente y ante la ola de feminicidios que vemos ahora en las noticias, me parece que la “La teta asustada” sigue tan relevante ahora como hace 10 años.
Yo la vi hace un año y medio en un festival italiano al que fue invitada. Proyectaron la película en la plaza de una ciudad y yo, después de tantos años, viví la cinta como una espectadora más y la disfruté. Es como atemporal, habla de un tema tan humano y a la misma vez tan relevante que si no ocurre acá, ocurre allá.
Siempre como que te revela o te toca por otro lugar, a pesar de que la ves de otra manera, te va a mover otro aspecto, esa es una de las cosas lindas de la película. No es solo trabajo mío sino también de un equipo enorme que se cohesionó y funcionó de manera muy armónica y muy a favor de obra para la película. Uno a veces parece como el único representante, y al final es un proceso de tanta colaboración y de tanta gente.
Durante la producción se capturó la memoria de muchas mujeres, y el equipo de “La teta asustada” era mayoritariamente femenino a todo nivel. Al final, cada una de las que trabaja en una película le regala un poco de la piel y de la memoria cargada, y al tratarse de un proyecto que es de piel y de memoria, eso la nutre a todo nivel.
- Las carreras en el cine de Magaly Solier y la tuya despegaron con “Madeinusa” para luego volver a colaborar en “La teta asustada”. ¿Escribiste el guion de esta película con ella en mente como protagonista? ¿Pensaste en otra actriz?
Empecé a escribir el guion de “La teta asustada” al recorrer los festivales con “Madeinusa”. Visualicé rápidamente a Magaly, cosa que era curiosa porque era un personaje llanamente opuesto a su anterior rol. Es una maravilla poder hacer eso, escribir con alguien ya en la cabeza, es una delicia. La parte del casting ya está hecha, entonces puedes utilizar mucho de lo que te ofrece la capacidad y talento de esa persona a favor de la propia obra.
El día D
-Volviendo 10 años en el tiempo, ¿Cómo fue el momento en que se enteró que fue nominada a los Oscar?
Sí, nunca me lo olvidaré. Fue muy emocionante. Habíamos ganado en el Festival de Berlín, que ya de por si eso ya ha sido una explosión de mi vida. Y yo, celebrando el Oso de Oro, me desmayo de una de esas fiestas. Me desmayo, con lo que me di cuenta que estaba embarazada.
Yo tuve a mi primer hijo un mes antes del anuncio de los Oscar y él tenía un mes de nacido en ese momento. Me acuerdo el momento cuando estando en mi cama yo, mi pareja y el bebe escuchamos de repente el anuncio “The Milk of Sorrow” (nombre en inglés de la cinta). Empezamos todos a saltar en la cama.
Mi hijo me acompañó en todo, el único lugar a donde no lo llevé en toda la campaña fue a la ceremonia. Y fue maravilloso, porque pude vivir la felicidad y el ‘subidón’ del proceso, pero con un ancla a tierra, un cordón umbilical que me aterrizaba de la manera más hermosa.
- En su opinión ¿Ha cambiado el cine peruano desde la nominación de “La teta asustada”?
Sin duda hay cambios maravillosos. El apoyo a la industria cuando yo gané el premio Conacine era para tres proyectos, ahora son para 50. Además ha salido la nueva Ley del Cine, que esperamos que incentive el mecenazgo, el apoyo a la cultura, y que favorezca a nuestro crecimiento aún más.
Definitivamente, en 10 años han ocurrido muchísimas cosas, el cine regional ha crecido muchísimo… Pero por otro lado 10 años es muy poco tiempo y los pasos han sido accidentados. Los avances no significan que no debamos aspirar a más y, comparativamente hablando, respecto a otros países latinoamericanos todavía estamos en una situación desmejorada. Pero yo soy muy positiva y hay muchos casos de películas maravillosas que viajan alrededor del mundo en festivales… y ya no una cada diez años.
Fuera de eso se puede fomentar muchas otras áreas, como la producción dentro del país, un país tan variado y tan distinto que sería hermoso tener incentivos fiscales que puedan traer producción. Hay tanto por hacer y yo sé que están todos luchando por ello, pero vamos avanzando sin duda.
-Este año ha vuelto el debate sobre la poca nominación de realizadoras. ¿Por qué la voz femenina no se ve representada en estos grandes certámenes?
Yo creo que lo que ocurre en el cine es lo que ocurre en el resto de la sociedad. No creo que esto sea un problema único a esta industria y si nos volteamos podemos ver lo mismo en otras industrias.
Obviamente acá hay un problema que tenemos que entender entre todos. Lo que hace muy visible es que cada vez más estamos entendiendo esto como un problema que requiere una solución rápida. Y que todos poco a poco estamos siendo más conscientes y que hay un cambio, que va resquebrajando poquito a poquito hacia una igualdad, hacia una sensación más orgánica que represente a todos.
-Creo que esta falta de diversidad es más visible en la industria del cine ya que usualmente son los promovedores de cambios progresistas, por lo cual los tenemos a más altos estándares…
A mí me parece importantísimo que se hable y que se señale, aunque parezca repetitivo, aunque duela decirlo. A veces uno se contiene, pensando en que no quiere caer en lo reiterativo del discurso opresor y quiere salirse de ahí, pero es que en el fondo es lo que necesitamos. Debemos reiterar y reiterarnos hasta que se nos oiga.
Hay un cambio grandísimo. El movimiento femenino feminista que se ha creado en Latinoamérica es hermoso. Hay un consciencia de grupo, hay una sensación de apoyo entre las mujeres. Hay cambios… lo que pasa es que se tienen que traducir de una manera clara y literal, no solo en la industria del cine, sino en general. Si es un reflejo, a eso me refería. En el fondo refleja nuestra humanidad.
- En todos tus proyectos cinematográficos la maternidad y la relación entre madres e hijos sirven como uno de los temas centrales. ¿Qué te fascina tanto de esta temática que has centrado tanto de tus trabajos en ello?
Que sería de nuestra creatividad sin las madres (risas). Yo creo que al final se dice que una artista se repite a sí misma y está buscando como constantemente ahondar sobre el mismo tema. No es intencional en ningún sentido y creo que al final si hay una evolución. En “Madeinusa” y en “La teta asustada” hay una figura materna desde el punto de vista de la hija, y, curiosamente, en “No llores, vuela” y “Distancia de rescate” se está más desde el punto de vista de la madre, y eso es interesante de cómo varía como evolución como mujer.
Al final yo creo que es una búsqueda, un reflejo, sobre lo íntimo, sobre lo humano, sobre repensarnos como personas, como sociedad. Y al final siempre termino llegando como que a lo más íntimo y es curioso que de alguna manera lo maternal tiene como un sabor muy fuerte en mi cine, aunque no es lo único. Y no puedo racionalizarlo. Te diré que básicamente es parte de mi proceso como artista, me interesa como temática, pero es más en mi propio trabajo más inconsciente y personal, donde me interesa trabajarlo, y creo que a través del cine se hace.
Creo que es maravilloso ver ese reflejo a lo largo de los proyectos, cómo va evolucionando. Pero no te podría decir que es un objetivo. La mirada de lo femenino es un elemento más que dibuja mi proceso creativo: está el género, está mi nacionalidad, está donde vivo ahora, están las preguntas que me hago hoy en día… hay tantos elementos que engloban. Lo que sí me interesa es que las preguntas vayan evolucionando.
También te puede interesar
► Antonio Banderas: “Voy a los Oscar relajado porque no soy favorito”
► Kobe Bryant, el Oscar y una despedida del deporte dos años antes de su muerte
► “Bombshell”: la crítica de Sebastián Pimentel a la cinta en la contienda para el Oscar 2020
►“Los Miserables”: conoce más sobre la cinta que busca llevarse un Oscar | FOTOS
► Tras “Roma”, mexicana Yalitza Aparicio recorre los caminos del activismo