"Videofilia": experiencias en constante transformación
"Videofilia": experiencias en constante transformación

Durante años, Juan Daniel Molero postuló a distintos concursos nacionales para proyectos cinematográficos o de distribución sin éxito. Era como estrellarse contra una pared. Incluso vivió dos veces la amarga experiencia de presenciar que el veredicto del jurado se reducía a un ingrato “desierto”.

Resiliente e insistente como muchos directores, él se tragó la desazón y postuló “” al fondo Hubert Bals, de Holanda. No tenía aún la intención de presentar su propuesta a festivales. Pero resultó que el equipo de Hubert Bals está estrechamente vinculado con el Festival de Róterdam, un evento que no le teme a las visiones que se salen de los límites. Entonces alguien se comunicó con el cineasta y le dijo, para su sorpresa, que su película había sido seleccionada para el certamen. La recompensa a su terquedad sería coronada con la obtención de un premio a Mejor Película para “Videofilia”, que hoy se estrena en salas peruanas.

TODO SE MEZCLA
En una secuencia de “Videofilia”, un encargado de un puesto de videos porno contempla una imagen erótica y pixeleada junto a uno de los protagonistas. Luego filosofa: “Ya no es ni realidad ni virtualidad, hermano. Todo se ha confundido en este mundo. La realidad es como esta pantalla, toda pixeleada y fragmentada. Nunca le vas a encontrar un orden o un sentido. Pero tienes que vacilarte, nada más. Gozar la vida”.

Es un asunto que va más allá de Pokémon Go y de la dinámica de un juego. “Videofilia” se mueve entre pantallas, chateos, filias, síndromes y visiones alucinadas. Lo que para algunos es adicción para otros es, acaso, parte de una controvertida normalidad. De la patología al placer, y de la satisfacción a la transformación. Los avatares y los virales circulan en una dimensión mutante. Las drogas y el cosplay multiplican las experiencias. Las pantallas acompañan a los distintos niveles de la vigilia y la inconsciencia. Grabarse y exhibirse en YouTube es una afirmación o distorsión del yo. Posteo, linkeo y clickeo, luego existo. Conchudez, narcisismo y voyerismo se entrelazan con el sexo. El ‘selfie’ es un acto existencial.

Molero, un director al que le interesa la neurología y la psicología, afirma: “La realidad es tan válida como la alucinación. En ‘Videofilia’, Internet, el sueño y la realidad están en el mismo nivel”.

En esa fusión o transición de una dimensión a otra, el cine, el videoarte, la estética de la web 1.0 y la administración del error, desecho o efecto digital se ensamblan para cautivar o sacudir lo establecido. Y lo hace a la peruana: el píxel se codea con la jerga, la chispa, el humor y la usura. La tecnología en un mundo extraño y cachina.

MÁS INFORMACIÓN
“Videofilia” se exhibirá desde hoy en la sala Armando Robles Godoy del Ministerio de Cultura (Av. Javier Prado Este 2565, San Borja) y Cine Star Breña (Jr. Iquique 315), y del 23 al 25 de agosto en el Museo de Arte de Lima (Parque de la Exposición, Centro de Lima).

Juan Daniel Molero y Muki Sabogal, director y actriz de “Videofilia”. Su presupuesto franciscano tuvo un lado positivo: una falta de control que permitió arriesgar y experimentar.