Parte del encanto de Japón radica en su misterio, un hermetismo que parece persistir desde el primer contacto con extranjeros hasta su formalización con la expulsión de todos los gaijin en 1639, bajo un decreto destinado a aislarlos del mundo. Actualmente, es imposible aislarse, prueba de ello son los incontables extranjeros que encuentran un espacio en la cultura nipona, llegando incluso a influenciar en los mangas, donde ni siquiera sus más grandes exponentes estuvieron libres del influjo de historias fuera de la isla.
“El mismo Akira Toriyama estuvo influenciado por el estilo de los cómics americanos, algo que trajo a Japón. Incluso Katsuhiro Ōtomo (creador de ‘Akira’) recibió inspiración de diseños franceses de Moebius y sus ilustraciones. A veces somos muy cerrados, y traer obras del extranjero tal cual no resulta viable”, comenta el antropólogo y mangaka Tsuru Daisaky en entrevista con El Comercio. A lo que su colega, la mangaka Ryo Sumiyoshi (quien prefiere mantener su rostro oculto), agrega: “No cerramos la puerta a nadie, pero la valla en Japón es alta”.
―Es inevitable hablar del manga y no pensar en Akira Toriyama, quien recientemente falleció. ¿Qué representa él para los mangakas?
Tsuru Daisaku: Akira es como un ídolo para todos los mangakas en Japón. Las imágenes y los diseños de Toriyama eran excepcionales. Siempre nos preguntábamos cómo podía crear esas cosas. No es que sea Leonardo Da Vinci, pero sus obras son invaluables. Todos quieren imitarlo, pero nadie puede.
Ryo Sumiyoshi: Mi editor me dijo que no debíamos tomarlo como un modelo a seguir porque los modelos y trazos que hacía eran perfectos. Intentar alcanzar la perfección solo nos haría ver como segundones. Por eso es mejor seguir un camino propio. Fue tal la influencia de Toriyama que incluso gente que no pertenece al mundo del manga lo conoce. Él y su trabajo prácticamente son una corriente aparte.
―El manga pasó de ser una herramienta del entretenimiento a un fenómeno cultural que abarca cada día más aspectos de la sociedad. ¿Cuál es el rol actual del manga?
Tsuru: Cada día se hace más difícil responder a esa pregunta. Pensar que es algo que solo se da a los niños es un concepto del pasado. Ahora esos niños crecieron y se formaron con mangas, algo que fueron transmitiendo de generación en generación. Para estas alturas, el manga es una forma de expresar ideas y plasmar emociones. Tal y como la gente escribe un poema en casa o dibuja cosas en sus cuadernos, con esa misma naturalidad se hacen los mangas hoy.
Ryo: Los diseños y enfoques también variaron. Ahora hay mangas para todas las edades y géneros. Todos pueden hacer manga, pero para vivir de ello debes perfeccionar lo que plasmas. Entrar a ese pequeño grupo de personas que hacen manga es difícil, pero el internet hizo que sea más fácil trabajar haciendo mangas, pero también más fácil “romperte” emocionalmente al leer los comentarios sobre tu trabajo.
―¿Qué tan dispuesto está el público que consume mangas a explorar otros estilos y géneros además de los populares Shonen?
Ryo: Muchas personas en el exterior empezaron a pedir más y más esta nueva tendencia del BL [historias eróticas o sexuales entre dos o más hombres]. Yo también tuve que hacer ese tipo de dibujos para el mercado extranjero en idiomas como chino, inglés y portugués. Esto también lo consumen los hombres, quienes representan una gran parte del público que consume este tipo de contenido.
Tsuru: La Shonen Jump es quien lidera en el extranjero, con un amplio catálogo, pero esta nueva tendencia que está siendo liderada por mujeres es gigante, también va de la mano con la pérdida del sentimiento del amor. Al ver estas historias, se sienten atraídas por un romance ideal que, como no lo experimentan en primera persona, no les puede doler.
―También hay una tendencia de ver cada día más personajes zoomórficos en los mangas.
Ryo: Esto se debe a que estamos viviendo en una sobrepoblación. Estamos cansados de pensar en personas. Además, se pierde el interés en ver historias de personas viviendo aventuras. Usar personajes zoomórficos ofrece una mayor conexión con nuestro público. Ellos aceptan más fácilmente el mensaje que se busca transmitir.
Tsuru: Estos personajes que aparecieron en los 90 ahora cobraron más impulso. Hablamos de personajes que no existen en la vida real, lo que permite a los mangakas abordar las historias de una manera distinta y expandir nuestra imaginación a otros horizontes.
―¿Cuándo hablamos de manga también hablamos de Japón? ¿Qué tan entrelazadas están?
Ryo: Es lo cotidiano. Niños, adultos, ancianos, todos se ven envueltos en los mangas. No es algo que se prohíba leer como se hacía antes. Ya nadie mira a otro con cara rara si lee mangas. Vive a la par de los periódicos informativos y otros medios. Otra cosa es que no es una etapa de la vida, sino algo que te acompaña por siempre, solo cambia el manga que estás dispuesto a leer.
Tsuru: Otro error que se puede pensar que todos aman el manga por ser el lugar de donde salen grandes títulos, pero no a todos les gusta el manga y tampoco se les mira mal porque hay una infinidad de alternativas y el manga es solo una de ellas.
―Es más común escuchar que ilustradores de todas partes del mundo viajan a Japón a trabajar en la industria del manga. ¿Esta llegada de extranjeros afectó la forma en que se hace manga?
Tsuru: El mismo Akira Toriyama estuvo influenciado por el estilo de los cómics americanos, algo que trajo a Japón. Incluso Katsuhiro Ōtomo [Akira] recibió inspiración de diseños franceses de Moebius y sus ilustraciones. A veces somos muy cerrados, y traer obras del extranjero tal cual no resulta viable, por eso necesitamos mangakas intérpretes que adapten estas historias aquí.
Ryo: Es bueno que vengan extranjeros porque nos encontramos saturados con los mismos estilos y la llegada de visiones extranjeras hace que los jóvenes mangakas japoneses vuelvan a tener esa pasión por crear más historias. Un ejemplo es el creador del manga “Dr. Stone”, Boichi, quien es coreano y llegó a publicar incluso en la Shonen Jump. No cerramos la puerta a nadie, pero la valla en Japónes alta.
Tsuru: Muchos vienen pensando en lanzarse en la Shonen Jump, y es natural, porque es lo más popular, pero olvidan que se piden requisitos muy específicos y difíciles de superar. Lo que hace atractivo a Japón para que vengan ilustradores extranjeros es que aquí es eso, las editoras de manga te hacen madurar, de una forma difícil, pero eso hace que se genere una gran evolución en tu arte.
―¿Y cuántos latinoamericanos lo han intentado?
Tsuru: Pocos son los que vienen de América Latina. Mayormente son brasileños los que llegan con historias inmensamente ricas y está bien que quieran venir a ser un mangaka más del montón que se encuentran en Japón, pero sería más interesante tener un tipo de Jump en cada país.
Ryo A pesar de que no se entienda el idioma, el manga ofrece la posibilidad de transmitir historias a través de imágenes, lo que tiene un gran poder de conexión. Las editoras locales deberían formar mangakas en sus propias regiones, así no se pierden grandes historias por simples interpretaciones.