MDN
Alejandro Susti
Czar Gutiérrez

La memoria es una fotografía color sepia. Un lienzo que se pinta con colores que han viajado por la piel del tiempo. Un verano antiguo que persiste en tejer sus costuras sobre el agua. El ir y venir de un oleaje que se contrae y se dilata en sus orillas. Un rutilante Oldsmobile estacionado en 1963. El diamante de una aguja que insiste sobre el rotor y el vinilo. Y perfilándose con nitidez en la cámara oscura del recuerdo, el singular relieve de una casita de clase media con falso techo de dos aguas construida en una ciudad donde nunca llueve.

Dicen que la nostalgia es la única distracción posible para quien no cree en el futuro. ¿Qué es la nostalgia para ti? "Más que la nostalgia, creo que el tema fundamental de todo lo que escribo se relaciona con el paso del tiempo: la casa que se habitó en la infancia, los olores, colores, sonidos y texturas; las palabras dichas y no dichas; las decisiones y los errores. Un enorme tejido de experiencias que llamamos 'vida' y sus nudos que nunca cesan de conectarse. Si la nostalgia expresa un imposible –el regreso al lugar y el tiempo en el que viviste–, la escritura hará que todo sea simbólicamente posible".

HOLA SOLEDAD
Quien así habla es (Lima, 1959), ganador del X Concurso Nacional de Cuento Premio José Watanabe Varas 2018 con "La otra orilla", un conjunto de relatos cubiertos, precisamente, por esa amalgama de tiempos cuya inmortalidad autoriza la ficción. Graduado en Literatura y Humanidades por la Pontificia Universidad Católica, con una maestría en Comunicación de Masas en la Universidad de Towson y un doctorado en Literaturas Hispánicas en la Johns Hop-kins de Maryland, empezó publicando media docena de poemarios antes de tensar sus prosas que, por cierto, están coloreadas con una sutil pátina de poesía.

En un tránsito que comienza cuando Susti, el melómano, escribe letras de canciones que por métrica, ritmo y silencio terminarán internándolo por gravedad en los predios de la poesía. "Luego me interesó la forma del poema en prosa y descubrí que su discurso era totalmente distinto al del verso, no solo en ritmo y sonoridad sino en la coherencia interna del texto: el texto en prosa te obliga a desarrollar una cierta lógica, hilar tus ideas para alcanzar un objetivo final, que es narrar. El cuarto paso consistió en crear historias mínimas en microcuentos. Eso fue lo que hice en mis dos libros anteriores, 'Staccatos' y 'Aspavientos'".

Así las cosas, estos últimos años lo encontramos enhebrando los cuentos que, ahora lo sabemos, terminaron dando forma a "La otra orilla", solvente serie protagonizada por sus abuelos italianos paternos migrantes en Chile, sus ancestros peruanos entregando la vida en los reductos de Miraflores, su propio devenir como estudiante universitario en Estados Unidos, sus viajes al interior del país, el descubrimiento de espacios históricos sagrados en la ciudad capital y alguna incursión en su hospital psiquiátrico. Desarraigo, soliloquio, desamor. Un bloque compacto de recuerdos tan poblados de extrañamiento y soledad que, a la manera de Flaubert, solo terminarán profundizándola.

POÉTICA DEL TIEMPO
"Durante todo ese largo proceso fui aprendiendo a escribir. Siempre se piensa en la literatura como un resultado final y en el texto literario como algo perfectamente acabado y no sujeto a modificación. Para mí, lo que hace al escritor es el proceso que se esconde detrás de cada texto que escribe, las raíces que subyacen al árbol, lo que no ve el lector pero que ha hecho posible el texto", dice. Entonces también se entiende por qué las figuras de Eva Perón y Sebastián Salazar Bondy le motivaron sendos ensayos. Como el cuento peruano moderno, el poema en prosa en el Perú contemporáneo, la narrativa fantástica peruana y el microrrelato peruano moderno.

Preocupaciones tan atendibles como nuestro actual panorama literario, pletórico en grandes editoriales, autores 'mainstream' y lo peligroso que resulta vender literatura estandarizada. "La uniformización de lo diferente hace que una obra pierda su valor creativo. Es cierto que en un texto siempre se filtran los gustos, las preocupaciones y las convenciones de una época. Pero todo eso solo confirma la precariedad de nuestro lugar en el mundo: simplemente algún día este será ocupado por alguien más. Hay un poema de José Emilio Pacheco, 'D. H. Lawrence y los poetas muertos', que expresa magistralmente esta idea en dos versos breves: 'No somos ni mejores ni distintos: tan solo nombres y escenarios cambian'".

Dedicado a los maestros recientemente desaparecidos Abelardo Oquendo y Luis Loayza, el libro de 100 páginas será editado el próximo año. Como para que la distancia entre el hiperrealismo urbano de Ribeyro y la sublime poética de Adán se adelgace en el territorio de lo amado.

DESPUÉS DE LA BATALLA
(Extractos)

"Cuando llegamos, el campo estaba regado de cadáveres. Amontonados o dispersos, semienterrados, ennegrecidos y curtidos por el sol violento del verano después de yacer a la intemperie por dos días. Ya pudriéndose manaba un olor fétido que podía percibirse a la distancia. Yo lo había sentido al cruzar la Alameda de Miraflores. Entonces me acostumbré a él como había hecho con el polvo de la carretera que conducía hacia Chorrillos".

"(...)Habíamos caminado los diez kilómetros que nos separaban de la ciudad. Llevábamos la sed acumulada y endurecida en la garganta. A unos metros de distancia nos seguía nuestra perra. En ella, las marcas del cansancio y el miedo se hacían más evidentes: llevaba la lengua afuera y la cola entre las patas y husmeaba incansablemente entre los cadáveres. Mi padre la había criado desde que había llegado a la casa a los pocos días de nacida. Había venido sin que la llamáramos. Ahora sabíamos que ella reconocería su cadáver".

[Relato basado en las inéditas memorias de César Gonzales Navarrete (1869-1933), abuelo del autor].

DATO
La Asociación Peruano Japonesa (APJ) alterna año a año su premio en poesía y cuento, rubro este en el que han sido anteriormente premiados autores capitales como Pilar Dughi ("Ave de la noche") y Augusto Higa Oshiro ("Okinawa existe"). Alejandro Susti, actual docente de la Universidad de Lima y de la Pontificia Universidad Católica del Perú, es premiado con US$2 mil y la edición del libro.

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