Una vida llena de adversidades forjó en María Magdalena (Magda) Julia Portal Moreno un carácter indestructible. Nació en Barranco, un 27 de mayo de 1900, y fue la segunda de los ocho hijos que tuvieron Pablo del Portal y Rosa Amelia Moreno. Pasó su infancia en el Callao y el mar se convirtió en su primer recuerdo, compañero y parte sustancial de su poesía.
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Una reseña biográfica publicada para la exposición Trazos cortados. Poesía y rebeldía de Magda Portal, de la Casa de la Literatura, señala que Magda perdió a su padre cuando tenía siete años, dando su vida un giro de 180 grados y convirtiendo su niñez en precaria e inestable. A muy temprana edad tomó conciencia de la injusticia, cuando acreedores la desalojaron de su casa. Su madre no se encontraba en esos momentos en la vivienda.
La pequeña Magda decidió desafiar al juez que llevaba la orden de desalojo y reingresar a su hogar y con la ayuda de sus vecinos rompió el candado y una vez adentro esperó a su mamá. Con el pasar de los años, los acreedores aumentaron y doña Rosa trabajó de sol a sol para mantener a su familia. Años más tarde, volvió a casarse, mejorando la situación económica de la familia; sin embargo, la señora enviudó poco antes de que Magda cumpliera la mayoría de edad.
Magda dividía su tiempo entre el trabajo y sus clases como alumna libre de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, donde conoció a importantes intelectuales del siglo XX. Así lo contó en una entrevista con la escritora Sara Beatriz Guardia. Por ejemplo, señaló que frecuentaba a poetas como César Vallejo, Alfonso de Silva, Sandoval, Zulueta, Orrego, Spelucin, César Moro, los hermanos Peralta y otros.
En 1923, ganó los Juegos Florales de San Marcos, pero le negaron el premio por ser mujer. Luego del escándalo, Augusto B. Leguía accedió a entregárselo. Sin embargo, ella se negó a aceptarlo.
“Magda es esencialmente lírica y humana. Su piedad se emparenta –dentro de la autónoma personalidad de uno y otro– con la piedad de Vallejo [...] En sus primeros versos Magda Portal es, casi siempre, la poetisa de la ternura. Y en algunos se reconoce precisamente su lirismo en su humanidad. Exenta de egolatría megalómana, de narcisismo romántico, Magda Portal nos dice: ‘Pequeña soy. . . !’ [...] Pero, ni piedad, ni ternura solamente, en su poesía se encuentra todos los acentos de una mujer que vive apasionada y vehementemente, encendida de amor y de anhelo y atormentada de verdad y de esperanza[...]Su poesía es su verdad. Magda no trabaja por ofrecernos una imagen aliñada de su alma en toilette de gala”, escribió años después José Carlos Mariátegui en sus Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana.
Magda sostuvo una breve relación con el también poeta Federico Bolaños, con quien tuvo en 1923 a Gloria, su única hija. Luego de su separación, inició un largo romance con Reynaldo Bolaños (hermano menor de Federico y conocido por su seudónimo Serafín Delmar), quien sería la figura paterna de su hija.
El texto elaborado por la Casa de la Literatura señala que Gloria presenció los años más agitados y felices de la vida de Magda “en el exilio mexicano, la clandestinidad peruana y el destierro argentino y chileno, pasando muchas temporadas en casa de su abuela materna y algunas en casas de amigos de su madre, a veces poetas y casi siempre perseguidos políticos”.
En 1923, Magda vio por primera vez a Víctor Raúl Haya de la Torre, durante una manifestación política de protesta por la pretendida consagración del Perú al Corazón de Jesús. “Era un hombre con carisma, que tenía un gran magnetismo y era un magnífico orador. En esa manifestación murió un obrero y un estudiante. Mientras Haya hablaba en el entierro, la policía rodeó el cementerio y él se fugó saltando al río. Como consecuencia de esto le dio neumonía y ahí fue que lo conocí, porque unos amigos me llevaron a visitarlo”, expresó la escritora.
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“En México fue la segunda vez que vi a Haya de la Torre, pero esta vez conversamos largamente. Fundamos la célula del movimiento antiimperialista y antioligárquico que después se convertiría en el Partido Aprista… Haya, en realidad, llegó al Perú en 1931, cuando ya se había realizado el Primer Congreso del APRA, fundado en 1930. Los planteamientos del Primer Congreso no le gustaron porque eran muy progresistas y después él se encargó de ir cambiando el curso ideológico lentamente”, dijo Magda.
En 1925, Magda Portal, su pareja y su hija viajaron a Bolivia, cansados del ambiente represivo de aquellos años en el Perú. Allá se dedicaron a dictar conferencias sobre literatura y arte y fundaron el diario “Bandera Roja”, vinculándose con intelectuales de la izquierda boliviana. En 1926 publicaron “El derecho de matar”. Poco después, fueron deportados.
“Acababa de regresar de Bolivia donde frecuenté a estudiantes y obreros dentro de la tónica de la época, éramos protestatarios y rebeldes. Publiqué entonces un libro llamado ‘El derecho de matar’ en colaboración con otro poeta con el que fundamos la revista ‘Bandera Roja’, donde expresábamos nuestras inquietudes y desacuerdos con regímenes dictatoriales y militaristas. Gobernaba Bolivia el señor Hernán Siles, quien, inconforme con nuestra participación, nos deportó de vuelta al Perú”, narró Magda sobre aquellos tiempos.
En junio de 1927, el segundo gobierno de Augusto B. Leguía (1919 – 1930) promovió la intervención y clausura de instituciones que criticaban a su régimen como la revista “Amauta”, la Imprenta Editorial Obrera Claridad. En este marco fueron detenidas más de cien personas, entre ellas José Carlos Mariátegui, Magda Portal y Blanca Luz Brum, Jorge Basadre, Carlos Manuel Cox. Luego de ello, Magda Portal y su compañero Serafín Delmar y otras personas, fueron desterrados a Cuba y México, donde entran en contacto con el movimiento intelectual de vanguardia, al mismo tiempo que trabajan en apoyar la construcción de las bases apristas en ese país.
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El 26 de noviembre de 1934, el APRA organizó una rebelión en contra del gobierno de Oscar R. Benavides. Por tal motivo, más de mil personas fueron metidas a prisión, entre ellas Magda Portal, quien cumplió una condena de 500 días. En prisión escribió gran parte de los poemas de “Costa Sur”, en los que reflexiona sobre el encierro, la libertad y la injusticia.
“Mi experiencia carcelaria dejó su huella por cuanto debí aprender lo que son las cárceles para las mujeres, muchas de ellas en el mayor abandono. Mi ingreso a Santo Tomás fue a fines de noviembre de 1934 y mi liberación el 28 de febrero de 1936”.
Otra experiencia que marcó la vida de Magda fue el suicidio de Gloria, en 1947. Este suceso dejó una profunda herida en su corazón. Nunca habló ni escribió directamente sobre el tema.
Un año después, Magda se alejó completamente del partido aprista. Durante el Segundo Congreso Nacional del Partido, en el cual se discutió sobre la militancia femenina en el partido, se solicitaba que la mujer fuera considerada un miembro activo y no solo una acompañante. La dirigencia del partido integrada por hombres rechazó la demanda.
“Las conclusiones del Congreso sostenían este enunciado: ‘Las mujeres no son miembros activos del Partido Aprista porque no son ciudadanas en ejercicio’. Me levanté y pedí la palabra. Haya dio un golpe en la mesa y dijo: ‘No hay nada en cuestión’. Insistí con energía que quería hablar y él repitió lo mismo. Ante eso, me levanté con un grupo de mujeres y dije en voz alta: ‘¡Esto es fascismo!’. Después me eligieron Segunda Secretaria General del Partido, pero me quitaron la dirección del Comando de Mujeres. No volví nunca más al partido. Fueron veinte años de intensa actividad política. Veinte años que me enseñaron mucho y de los cuales no me arrepiento”.
En 1957, publicó la novela “La trampa”, basada en el asesinato de Antonio Miró Quesada, director de El Comercio, y su esposa.
Magda pasó sus últimos años con su hermana menor Graciela y su sobrina Rocío. “[Magda] era muy divertida, también muy firme. Nunca me pegó ni nada parecido, solamente me miraba como diciendo ‘no está bien lo que estás haciendo’, entonces había que huir (ríe). Su mirada era muy fuerte cuando quería llamarme la atención. Después éramos compinches. Fue como otra madre. Me sentaba con ella los sábados en la tarde y hacíamos el ‘Geniograma’. Pasábamos el tiempo juntas. Me iba diciendo qué libros leer”, contó Rocío en una entrevista publicada por la Casa de la Literatura.
Rocío calificó a su tía de indestructible y narró que durante el primer gobierno de Alan García (1985 – 1990) fueron apristas a visitarla personalmente, y ella le entregó al Congreso de esa época una ley que había preparado sobre los escritores y artistas. “No sé en qué quedó”, declaró Rocío.
Magda Portal falleció el 11 de julio de 1989 y sus cenizas fueron esparcidas en el mar de Barranco.
Entrevista a Magda Portal por la Universidad de California en el año 1981.
OBRAS
- Magda Portal dedicó varios poemas a su madre (”Vidrios de amor”) y a su hija (“Coloquio de las madres”, “Balada triste”).
MÁS INFORMACIÓN
- Magda Portal forma parte de la exposición “21 intelectuales peruanos del siglo XX”, organizada por el Proyecto Especial Bicentenario. Puedes visitarla de forma virtual aquí.
- Conoce los perfiles de los peruanos ilustres que se publican cada miércoles en El Comercio, en la sección especial Las mujeres y hombres que construyeron la historia del siglo XX. La próxima entrega será el miércoles 9 de junio.
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