MICHAEL DONHAUSER
Dpa
Nunca fue una supermodelo al uso. Con fama de rebelde, a Kate Moss se le atribuyen excesos con las drogas y el alcohol, aunque quizá sea gracias a ese historial poco común en el mundo de la moda que a pesar del paso del tiempo siga siendo un icono del estilo. El jueves, la top model británica cumple 40 años.
El sector celebra el redondo cumpleaños de una de sus figuras más queridas y polémicas con exposiciones, mientras la propia Moss sigue fiel a su reputación de "enfant terrible". El pasado diciembre, fue la protagonista de la edición de "Playboy" posando desnuda con una máscara de conejita. Según la prensa británica, su fiesta de cumpleaños también se inspira en el mismo animal.
Kate Moss pertenece a la generación de supermodelos de los 90. Para hacerse un hueco en las pasarelas y portadas de las principales revistas tuvo que "pelearse" con top models como Cindy Crawford, Claudia Schiffer o Eva Herzigova. Pero la británica no era una belleza mansa que se plegara al sector. Así, junto a la casa Calvin Klein creó el concepto de "heroinómana chic": aspecto andrógino, extrema delgadez, rostro pálido y ojeras.
En 2008, Marc Quinn la inmortalizó en una escultura de 50 kilos de oro. Moss encarna "el ideal de belleza del instante", dijo el artista.
Lo cierto es que la británica logró el éxito sobre las pasarelas convertida en una especie de antimodelo. Con sus 1,70 metros de altura era un tanto bajita y no tan perfecta como sus rivales. Pero con tan sólo 14 años -uno después de la separación de sus padres-, su particular rostro llamó la atención de una agente en el aeropuerto JFK de Nueva York.
La joven chica de Croyden, cerca de Londres, comenzó de inmediato a trabajar como modelo. A comienzos de los 90 se desnudó para la campaña de ropa interior de Calvin Klein. A los 20 años tenía ya 2,2 millones de dólares (a día de hoy 1,6 millones de euros) en su cuenta, y en 2007 según la lista de superricos del "Sunday Times" su patrimonio ascendía a 45 millones de libras (hoy 54 millones de euros).
Su rápido éxito también le pasó factura en lo personal. En 1998, su relación de cuatro años con el actor Johnny Depp hizo aguas. Aún en 2012, cuando ya llevaba tiempo casada con Jamie Hince, reconocía en una entrevista con "Vanity Fair" que lloró "durante años".
Imagen de marcas como Calvin Klein, Dolce & Gabbana, Chanel o Gucci, Moss huyó de la imagen de alcohol y drogas que le achacaban los medios, pero nunca lo reconoció oficialmente. Su relación con el cantante Pete Doherty fue también una cuestión de imagen. En 2005 salió a la luz una fotografía en la que aparecía tomando cocaína. La firma sueca H&M rescindió su contrato, y otras marcas como Burberry no prolongaron los suyos.
Su boda campestre con Jamie Hince, el 1 de julio de 2011, trajo más estabilidad a la vida de esta mujer, que entre tanto tuvo una hija de ahora 12 años. Aquel año volvió a causar sensación cuando se fumó un cigarrillo sobre la pasarela de París y dejó ver las primeras huellas de celulitis.
Además, con una sesión fotográfica conjunta para "Vogue" ayudó a su viejo amigo John Galliano a regresar a primera línea tras el escándalo de sus insultos nazis en París.