A sus 76 años, el músico se encuentra en medio de una larguísima gira mundial, que incluye Lima entre sus paradas.
A sus 76 años, el músico se encuentra en medio de una larguísima gira mundial, que incluye Lima entre sus paradas.

El jazz es un género musical, sí, pero también es compás, ritmo, lenguaje propio, improvisación y silencio. Es también velocidad y pausa, emoción y técnica, locura y serenidad, fiesta y reflexión, viaje intenso y calma. Su historia nos ha heredado a virtuosos músicos que han sido capaces de adaptarse a esos distintos momentos durante décadas. Sin embargo, si podemos lograr que un solo nombre y apellido reúna esas variantes en una misma noche y en un mismo concierto, avalado por una imponente y versátil discografía, ese es Chick Corea. Él es quizás también uno de los pocos músicos que ha tocado junto a una gran cantidad de leyendas –Cab Calloway, Stan Getz o Miles Davis, entre ellos– y que hoy, a sus 76 años, no solo puede contarlo, sino que sigue aprovechando las infinitas posibilidades de su talento.

—Chick to Chick—
“Solamente me interesa la música, no sé cómo lo hago”, respondió Chick Corea en una entrevista al programa español “Jazz entre amigos” en enero de 1990, interrogado por la facilidad que tenía para incursionar con la misma eficiencia y calidad en una amplia variedad de ritmos, haciendo parecer sencillo lo más difícil. “Cuando tengo la idea de hacer algo, me gusta realizarla, no importa en qué campo –señaló–. Pruebo siempre cosas distintas. Superar los problemas habituales es la recompensa que se tiene por intentar hacer algo. Si no fuera difícil, no habría estímulo y seguro tampoco recompensa”. Con la misma sencillez y apertura con la que respondió aquella pregunta es que sigue fluyendo en la música latina, el rock progresivo, el jazz vanguardia, el jazz rock, el neorromanticismo, la música contemporánea o, incluso, la música clásica, desde que se sentara por primera vez en su vida frente a las teclas blancas y negras, en algún momento de 1945, cuanto tenía apenas 4 años y acababa la Segunda Guerra Mundial. En este nuevo orden formaría Chick su talento, con pianistas como Horace Silver y Bud Powell entre sus primeras influencias. Su aprendizaje lo llevó pronto por el camino correcto: su primera presentación en vivo sería acompañando a Cab Calloway, y en 1962 integraría la banda del gran Mongo Santamaría, involucrándose con la corriente del latin jazz. El tema “Happy Now”, de ese año, sería la primera grabación en la que participaría. Poco después, en 1968, grabaría el disco “Now He Sings, Now He Sobs”. Chick tenía 26 años.

Poco después se integraría a la banda de Miles Davis y acompañaría a Sarah Vaughan, esa voz de fuego y terciopelo. “Chick Corea es uno de los últimos representantes de una era decisiva en la evolución del jazz moderno, cuando integró la banda de Miles Davis de finales de los años sesenta y exploró los nuevos caminos de la fusión –nos dice el escritor y jazzófilo Guillermo Niño de Guzmán–. Después, en la década siguiente, continuó sus propias exploraciones como líder, valiéndose del piano eléctrico. Más tarde, retornó al instrumento acústico y demostró que era un pianista todoterreno”.En la variedad ha estado el gusto de este gran músico que, por algo, le confesó hace unos años al diario argentino “Página 12”: “Por más rica que sea una comida, ¿quién quiere comer lo mismo todos los días?”.

Aquí vemos a Chick Corea compartiendo un show con Gary Burton. (Foto: AP)
Aquí vemos a Chick Corea compartiendo un show con Gary Burton. (Foto: AP)

—Rockero del jazz—
Para muchos entendidos, Chick Corea es, quizás, el responsable de que toda una generación de músicos y aficionados al rock progresivo, expresado en las experiencias musicales de Emerson, Lake & Palmer, Pink Floyd, King Crimson o Genesis, empezara a apreciar el jazz, a través de muchos de los discos y conciertos que realizó en los años 70. Al lado de músicos como el ya mencionado Miles Davis o bandas como Weather Report o la Mahavishnu Orchestra, se le puede considerar como uno de los puentes del acceso al jazz para el gran público, aunque este representa apenas uno de los grandes aportes al género de un genio caracterizado por la inquietud. “Esta versatilidad se explica por el hecho de que, a diferencia de otros jazzmen, Corea siempre ha tenido en cuenta a sus oyentes. Como gran improvisador, sus ejecuciones poseen un gran sentido melódico y rítmico que facilitan una rápida comunicación con el público”, nos dice Niño de Guzmán. Como prueba de ello, están algunos de sus discos más importantes: “In a Silent Way” o “Bitches Brew”, grabados por Miles Davis en 1969, en los que puede escucharse el hipnótico sonido del piano de Corea; también los de su etapa como líder de Return to Forever: el homónimo álbum inicial de 1972, además de “Hymn of the Seventh Galaxy” (1973) y “Romantic Warrior” (1976), entre otros.

—Se toca, se grita y se corea—
Chick no estará solo en su tocada en Lima. Junto a los músicos adecuados, su sonido es incomparablemente poderoso. “Cuando tengo la oportunidad de tocar con él, me lleva a otro nivel”, ha dicho el baterista Steve Gadd, quien lo acompañará. Él es considerado uno de los mejores bateristas del mundo por la revista “Rolling Stone”. The Corea/Gadd Band es el nombre oficial del combo. “Hacer esta gira es una idea que nos ha dado varias vueltas por la cabeza, porque Steve y yo hemos estado cerca amical y musicalmente por mucho tiempo”, dice Corea sobre este prometedor encuentro de grandes, que los llevará a Tokio, Saporo, Nueva York, Sao Paulo, Santiago de Chile y Buenos Aires, antes de su llegada a Lima, prueba de que la vitalidad de Corea es inquebrantable. El año pasado celebró en Nueva York sus 75 años, con una serie de 40 conciertos. Además, en Lima tenemos un público que lo alegra y lo motiva: en los últimos 7 años es la tercera ocasión en que será posible disfrutarlo aquí, justo el año en que se cumple el 50 aniversario de la publicación de su primer disco en solitario, “Tones for Joan’s Bones”. Como añade Niño de Guzmán: “Corea tiene la magia y, lo que es más importante, la mantiene viva e incandescente. Pese a su estatura de leyenda, no es un mero sobreviviente de una época clave en la historia del jazz, sino un pianista que sigue haciendo malabares con las 88 teclas con la misma pasión y entrega que irradió desde su primera juventud”.

MÁS INFORMACIÓN
Lugar: auditorio del Pentagonito (Av. Paseo del Bosque 740, San Borja). Fecha y hora: 27 de octubre, 9 p.m. Entradas en Teleticket. 25% de descuento con tarjeta Interbank. Oferta válida hasta el 31 de julio.

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