Shakira cierra una etapa de su vida con el estreno de su nuevo álbum "Las mujeres ya no lloran". (Foto: Instagram)
Shakira cierra una etapa de su vida con el estreno de su nuevo álbum "Las mujeres ya no lloran". (Foto: Instagram)
Francisco Melgar Wong

“Las mujeres ya no lloran, las mujeres facturan”. Es difícil que al escribir esta frase supiera que estaba acuñando uno de los más famosos versos de la música pop de nuestra era. Un año después de su aparición, lo encontramos en todas partes: en conversaciones de amigas, en diálogos televisivos, garabateado en los muros de la ciudad e incluso anotado en un papel pegado sobre la escultura de un escritor peruano que encontré caminando por Miraflores. El lema resume, además, la forma en que Shakira volvió a adquirir el estatus de superestrella de pop: transformando la traición de su esposo –el futbolista – en el ingrediente fundamental de sus canciones.

Los singles grabados por Shakira desde inicios de 2022 –”Te Felicito”, “Monotonía”, “Shakira: Bzrp Music Sessions, Vol. 53″, “TQG”, “Acróstico”, “Copa Vacía” y “El Jefe”– reflejan el periodo más turbulento de su vida. Unas pocas semanas antes del lanzamiento del primero, la barranquillera descubrió que Piqué le era infiel con una joven de 22 años que trabajaba en una de sus empresas. Desde entonces, a través de sus canciones, la cantante compartió el proceso emocional que supuso su separación. Gracias a la notoriedad que la traición de Piqué alcanzó en los medios de comunicación, millones de personas alrededor del mundo comenzaron a escuchar estos lanzamientos como reportes de la vida íntima de la colombiana, devolviéndole una popularidad que no gozaba desde inicios de la década pasada. De pronto, al convertir su dolor en una inmejorable fórmula de éxito, Shakira volvió a reinar como una de las mayores estrellas de pop del mundo.

Demostrando una extraordinaria habilidad para disolver los límites entre su perfil público y su vida privada, Shakira logró sintonizar con una época en que la popularidad de las celebridades depende en gran parte de la exposición de su cotidianidad frente a sus admiradores, regalándole a sus fans una ventana para ingresar a su vida diaria. Esta catártica y sincera forma de hacer música no sólo hizo que sus seguidores empatizaran con ella, sino que millones de mujeres se identificaran e hicieran suyas las historias de deslealtad y resiliencia que se narraban en sus letras. La prensa especializada, por su parte, no tardó en calificar positivamente a estas canciones como “reveladoras” y “auténticas”, otorgándoles el beneplácito de los más exigentes críticos musicales.

A diferencia de sus anteriores producciones, los nuevos singles de Shakira lucen un sonido representativo de las tendencias más recientes del pop contemporáneo: una fusión de electropop, reggaetón y música electrónica de baile que la ubican codo a codo con las más famosas estrellas del momento, algunas de las cuales –Rauw Alejandro, Karol G, Bizarrap– participaron activamente en su creación y grabación. Gracias a esta renovación y modernización de su sonido, Shakira ha conectado con una nueva generación de oyentes y ha vuelto a ser relevante dentro de la siempre cambiante industria de la música.

Hace algunos años, el cantante de los Pet Shop Boys Neil Tennant acuñó la frase “Fase imperial” para referirse al periodo de mayor éxito creativo y comercial que llega a alcanzar un artista. Gracias a los récords de ventas que viene rompiendo desde hace más de un año y al unánime reconocimiento de la crítica –a pocos días de su lanzamiento, su álbum más reciente, Las mujeres ya no lloran, ha llegado a los más alto de las listas y cuenta con el elogio de medios tan prestigiosos como The New York Times y Rolling Stone– Shakira viene pasando por una; en este caso, por la segunda de su carrera luego del periodo triunfal que vivió entre 2001 y 2006. Cuánto tiempo durará esta fase, no lo sabemos. Mientras tanto, sus cuentas bancarias siguen creciendo. Y su llanto va cesando.

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