Tras participar en el homenaje a Juanes en la gala de los Latin Grammy del 2019 y anunciar el lanzamiento de su primer disco “Cachaca & Pisco” para este año, el 2020 parecía una etapa inmejorable para el percusionista peruano Óscar Quilca. Sin embargo, la pandemia y sus efectos sobre la industria musical lo han obligado a replantear sus planes. Si bien al comienzo le resultó difícil asimilar el contexto, no dejó que esto lo paralice. Por ello, inspirado en la complicada situación que atraviesa el mundo, acaba de estrenar el álbum “King’s Lockdown”.
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Esta producción vio la luz el domingo pasado, el mismo día en que Quilca cumplió 25 años. En una conversación con El Comercio, cuenta cómo logró sacar adelante el proyecto de manera remota gracias a la ayuda de sus colegas. Según explica, quiso volcar en una obra la preocupación que sentía por su tierra natal en medio de una dura crisis, ya que él vive actualmente en Estados Unidos debido a sus estudios en la Escuela de Música Berklee.
Anunciaste a inicios de año que lanzarías el álbum “Cachaca & Pisco” este 2020, ¿los planes se mantienen?
Cambiaron bastante por la pandemia. No pude grabar varios temas porque los estudios cerraron. Probablemente lo estrene a fines de año o ya en el primer trimestre del 2021.
¿En qué otros aspectos te ha afectado esta crisis?
Como en todo el mundo, no hay trabajo porque no hay eventos sociales. Tenía planificadas muchas presentaciones y todas se han cancelado o se han pospuesto. Lo único que se puede hacer es grabar desde casa o enseñar online. La mayoría de músicos estamos en esa situación. Ahora estoy componiendo bastante e investigo más sobre la percusión peruana.
Así como acabas de estrenar “King’s Lockdown”, un EP inspirado en la cuarentena, ¿sientes que esta situación cambiará la temática de tu producción en el futuro?
Quizás sí, no estoy tan seguro. Al menos, de manera inmediata creo que cambiará la temática de “Cachaca & Pisco”, pese a que esta es una producción en una fase avanzada. Es algo que nos ha afectado a todos y va a resonar en nosotros al menos por un tiempo.
Has estudiado en Souza Lima y en Berklee. Además de la parte académica, ¿qué otros aspectos resaltas de tu etapa formativa?
En realidad lo que más aprendí no fue lo académico. Diría que lo más valioso, primero, fue aprender de la cultura brasileña y de su música. Vivir allá te permite entender mejor la esencia de la música del país. Puede sonar a lugar común, pero comer lo mismo, hablar sobre los mismos temas o ver qué lugares suelen frecuentar me ayudó a entender su creación artística. Luego de eso, recién pude fusionarlo con los ritmos peruanos, siempre respetando la tradición de Brasil. En Estados Unidos ha sido diferente. Vine a Berklee a estudiar jazz y descubrí que la gente no se encasilla en un solo estilo. Hay personas de todo el mundo. Aprendí mucho de disciplina. De igual modo, he tenido la oportunidad de trabajar con profesores de Berklee y con grandes artistas por recomendación de mis maestros. Esa clase de contactos me servirán mucho para consolidar mi carrera.
¿Qué tan complicado es ganarse un espacio en la escena musical de Estados Unidos?
No es nada fácil, menos para un percusionista. Por lo general, hay más opciones para quienes se destacan como cantantes o guitarristas. No obstante, hay casos de éxito, como Tony Succar. Él tiene gran prestigio como timbalero. Ha sido difícil para mí, pero sigo progresando. Felizmente la participación en los Latin Grammy me ayudó bastante. El año pasado me llevaron a Las Vegas a tocar con Sofía Carson.
¿Cómo tomaste el anuncio de que serías parte de los Latin Grammy el año pasado?
Eso fue increíble. La directora de la fundación me preguntó si estaba en Boston y si estaba libre para viajar del 11 al 15 de noviembre. Me contó que me querían llevar a la ceremonia como embajador. Era un sueño hecho realidad. Lo primero que hice fue decirle a mi mamá. Después me dio ansiedad porque se tardaron en darme más detalles. Esperé unos días y me llegó una carta oficial, en la que especificaban que tocaríamos junto a Sofía Carson. Más adelante, ya en Las Vegas, nos anunciaron que entregaríamos los premios. Eso me puso más nervioso porque saldríamos en televisión. Tocar es algo que siempre hago, pero entregarle el galardón a un artista reconocido era muy distinto. Al final se lo di a Alejandro Sanz. Fue una semana entera de ensayos, grabaciones y de charlas con músicos experimentados. Ha sido, hasta ahora, lo mejor de mi carrera.
También has compartido el escenario con destacados intérpretes como Óscar Stagnaro, Russell Taylor, Jo Lawry y Dee Dee Bridgewater. ¿Qué lecciones te han dejado estas experiencias?
Lo que me impacta de esos profesionales es que son ganadores del Grammy, pero son muy humildes. También me han enseñado sobre disciplina y han incentivado mi amor por la música. A veces sucede que cuando uno empieza a rodearse de músicos así, se agranda y pierde la orientación. En cambio ellos están donde están por tener los pies en la tierra.
Actualmente hay una presencia importante de latinos en el mercado norteamericano. ¿Crees que la tendencia se mantenga después de que se supere esta crisis?
Sí, yo creo que sí. Va a seguir siendo tendencia después de la crisis porque hay varios ritmos latinos que son apreciados acá. Ahora lo que más pega es el trap y no va a dejar de hacerlo. A los anglosajones les gusta la fusión de estilos. Antes los latinos se apropiaban de lo que se hacía en Estados Unidos, pero ha cambiado la situación. La riqueza de nuestra música permite adaptarse a diferentes corrientes. Por otra parte, hay artistas como Bad Bunny y Rosalía que dan mucho de qué hablar. Por más que sean comerciales, su trabajo permite que se abran oportunidades para los hispanohablantes. La música latina es muy llamativa. Te transmite felicidad y te contagia las ganas de bailar.
¿Realmente existe una barrera del idioma?
En Brasil fue complicado, me costó muchísimo. No sabía nada de portugués cuando llegué. Fue complicado adaptarme a varios factores. El primer año dudaba acerca de quedarme o no. Pero decidí concentrarme solo en la música y ahí se me fue el tiempo. En Estados Unidos ha sido más fácil porque aquí hay mucha gente latinoamericana. En verdad hablo más español que inglés desde que llegué.
Dejando de lado el contexto de la pandemia, ¿cuáles han sido desde el inicio tus principales objetivos profesionales?
Lo más importantes es continuar produciendo discos que reúnan mis grandes pasiones, como lo son la música peruana y la brasileña. Aquí hay cuatro destinos donde la industria musical es muy amplia: Nueva York, Nashville, Atlanta y Los Ángeles. Luego de estudiar en Berklee, la mayoría viaja a una de esas ciudades y a mí me gustaría estar en Los Ángeles. Hay una competencia tremenda pero las oportunidades surgen así. Otra meta es irme de gira con un artista de renombre, sin importar tanto a qué género pertenezca. En Boston he aprendido a apreciar cada estilo y a disfrutar la música en sí misma. Pronto quisiera volver al Perú para contribuir de alguna manera.