Radiohead. (Foto: Agencias)
Juan Carlos Fangacio

o "el Coldplay de los pobres". La definición no es nuestra, . Para ser más exactos, del conductor Greg Gutfeld, quien hace unas semanas, señaló en su programa que la banda que llegará a Lima en el 2018 "es un buen grupo, pero le robó todo a Coldplay".

De hecho, unos días antes, otra periodista del mismo programa, Kat Timpf, ya había afirmado que la agrupación de Thom Yorke solo destacaba por "gemidos elaborados y lloriqueos en sonidos de ring tone", y que sus fans eran "extraños, malnutridos y tristes".
Los comentarios, obviamente, incendiaron la pradera.

Pero más allá de indignaciones y memes, la comparación parece injusta por varias razones. Para comenzar, porque Radiohead le lleva varios años de ventaja en cuestión de trayectoria a la banda de Chris Martin. Con solo ese factor cronológico, habría que preguntarse quién podría haber copiado a quién.

Otro aspecto es la curva de recorrido de cada una de estas bandas. En el caso de Coldplay, salieron a la luz con dos muy buenos discos como son "Parachutes" (2000) y "A Rush of Blood to the Head" (2002), pero las producciones que los siguieron fueron notoriamente inferiores, aunque sus fanáticos incondicionales insistan en creer lo contrario.

Radiohead, en cambio, cuenta con el "Pablo Honey" (1993) como disco debut, un álbum sólido, con un fenómeno comercial como el tema "Creep", pero que está lejos de ser su mejor trabajo. El camino de Radiohead, contrariamente al de Coldplay, fue madurando con los años y alcanzando puntos altísimo con discos como "OK Computer" (1997), "Kid A" (2000) o "In Rainbows" (2007).

Declive por un lado, ascenso por el otro.

Más allá de todo lo dicho, es cierto que las comparaciones son odiosas. El propio líder de Coldplay, Chris Martin, bromeó en Twitter sobre lo expresado en Fox News ("por fin alguien tuvo las agallas de decirlo", escribió con ironía). Y si el concierto que Coldplay ofreció el año pasado en Lima un lleno total y un espectáculo fastuoso, lo de Radiohead en abril próximo promete ser –al menos en lo musical, que es lo que importa– un despliegue incomparable de talento.

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