Si cada vez que acerca diciembre empiezan a aparecer las listas con lo mejor del año, cada vez que se aproxima el fin de una década irrumpen también las listas con lo mejor de los últimos diez años. Y sí, nos encantan las listas tanto como terminamos odiándolas si es que no se ajustan a nuestros gustos personales. Son el material perfecto para la polémica, la discusión, el resentimiento. La golosina que nunca deja contento a todos por igual.
Acaba de ocurrir con Taylor Swift, una artista que por sí misma genera pasiones encontradas. En los American Music Awards (AMA) entregados el último domingo, la estadounidense de 29 años fue nombrada Artista de la Década. Es una condecoración entregada por el voto del público, ciertamente. Un premio a la popularidad. Y aun así la pregunta es inevitable: ¿es Swift realmente la artista más relevante y representativa de estos diez años?
Designaciones como la del AMA suelen sostenerse en una extraña y misteriosa conjugación entre calidad musical (con toda su subjetividad), éxito de ventas (la tiranía de los números), trascendencia e innovación, y fama y reconocimiento. Han sido muy pocos los artistas que han logrado reunir todas las cualidades. Los Beatles fueron casi indiscutiblemente los artistas de la década del 60, y Michael Jackson reinó durante los 80. E incluso ellos fueron blanco de algunos cuestionamientos.
LAS RAZONES
Con eso en cuenta, lo de Taylor Swift es más que discutible. Porque, para empezar, no se ha ganado la venia unánime de la crítica especializada. Y porque, además, difícilmente su música ha generado una influencia tan fuerte como la de los mencionados Beatles o Jackson. Cuesta imaginar artistas que en el futuro tengan a Swift como inspiración y referente, aunque esto el tiempo y las nuevas generaciones lo confirmarán.
Las cifras sí parecen a su favor, con desbordantes ventas, megaconciertos y un total de 29 trofeos AMA, que la han convertido en la más premiada de la historia, superando los 24 de, justamente, Michael Jackson.
Y si bien es un logro inédito que una mujer haya sido condecorada como artista de la década, no han sido pocas las voces que han mencionado a otras figuras acaso más relevantes. ¿No ha sido Beyoncé más revolucionaria en su música y recibido mayores elogios, sin escatimar fama y éxitos? ¿Pudieron ser consideradas Adele gracias a sus 15 premios Grammy (cinco más que Swift) o Rihanna con sus 250 millones de discos vendidos? Talento femenino sobra.
Números más o números menos, o gustos más refinados que otros, también hay un asunto de fondo que subyace a esta discusión: ¿cuánto perdurará la música y figura de Taylor Swift dentro de 10, 20 o 30 años? En tiempos del auge de lo efímero, hasta una estrella pop parece frágil y terriblemente fugaz.