FRANCISCO MELGAR WONG
El Teatro Apollo fue construido en 1914, en el cruce de las calles 253 y 125, en el centro del barrio neoyorquino de Harlem. Durante sus primeras décadas de funcionamiento sirvió como club nocturno y como escenario para distintos shows burlescos.
Pero no sería sino hasta los años 50 que el Apollo se convertiría en el centro de ebullición de la cultura musical afroamericana. Grandes cantantes de la era del jazz, como Ella Fitzgerald y Louis Armstrong, convirtieron al Apollo en una parada obligatoria cuando sus giras los llevaban a la ciudad de Nueva York.
En los años sesenta, siguiendo la tradición pauteada por los músicos de jazz de la década anterior, los cantantes más populares hicieron del Apollo su casa, llegando a realizar importantes grabaciones desde su escenario. La más famosa de ellas quizás sea la realizada por James Brown en 1962.

Durante muchos años el Apollo mantuvo el aura de una sala de conciertos que todo conocedor de la música debía visitar. Michael Jackson, Quincy Jones y Stevie Wonder se sumaron a los grandes artistas que pisaron su escenario. Comediantes como Bill Cosby y Richard Pryor también se volvieron indispensables en sus noches de comedia.
Hoy en día, después de una esperada renovación, el Apollo ha vuelto a abrir sus puertas y se planea un homenaje a Celia Cruz como parte de su programación para el mes de marzo. A pesar del tiempo y los cambios de estilo, el Apollo parece destinado a mantenerse en pie.